7. Familia Original

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CAPÍTULO SIETE
FAMILIA ORIGINAL
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   La bienvenida por parte de la mujer que había tenido un rol importante en los hermanos Markovic, fue de esperarse: emotiva pero bajo una capa engañosa; al igual que sus palabras segundos antes, «He estado esperando este momento con ansias, una ...

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   La bienvenida por parte de la mujer que había tenido un rol importante en los hermanos Markovic, fue de esperarse: emotiva pero bajo una capa engañosa; al igual que sus palabras segundos antes, «He estado esperando este momento con ansias, una vez más estamos reunidos como la familia que solíamos ser» palabras que todos en aquella habitación creyeron sin sentimiento alguno, a excepción de Finn, quien, según Anya, sabía los verdaderos planes de su querida madre.

—Agradecemos la invitación, Esther —habló con respeto Atanael —. Sin embargo, el que volvamos a estar juntos, no es lo más indicado para cada uno de nosotros.

—Se lo que ha hecho, Niklaus, Atanael. Morí en sus propias manos —les recordó. Provocando miradas incómodas y dolorosas —. Aún así lo perdone, lo hice porque eso es lo que hacemos como familia —enfatizó en todos —. Nos perdonamos las atrocidades y tormentos que nos hacemos entre nosotros mismos, no importa que tan dolorosas y hirientes sean. Eso fue lo que les enseñe a cada uno de mis hijos —poco a poco su voz se apagó cuando su vista paso por Atanael, Alexei y Anya —. Así fue como Nadia los crío a los tres.

El nombre de Nadia Markovic paralizó a todos los presentes, en especial a Anya, quien apretó su quijada con molestia. Kol, quien se encontraba a su lado, agarró su mano.

—Estuve con ella al morir —admitió después de un incómodo silencio, ocasionando miradas confusas —. Ella me manifestó que deseaba que los ocho perduraran juntos hasta que algún día pudieran encontrar la paz —se detuvo, rehusándose a hablar más allá de la verdad ante la mirada inquietante de los hijos de la mujer que una vez fue su mejor amiga —. Al igual que lo hizo ella.

—¿Encontró la paz? —habló por primera vez Alexei, el cual logró afligirse por sus palabras.

—¿Después de todo lo que hizo?

Soltó Anya irónica sin estar dispuesta a creer las palabras de Esther. No quería caer ante la mención y la memoria de su madre, aún cuando en el fondo de su alma, se removían los recuerdos y el dolor que había causado su pérdida.

—Veo demasiado dolor en ti, Anya. No dejes que eso te consuma —señalo la rubia, de vuelta con su característico tono de voz.

—No lo haría si no tuviera mis razones, Esther.

Un leve apretón en su mano le recordó que Kol estaba a su lado, fue así como logró calmarse en tanto se hallaba con sus oscuros ojos.

—Esther —interrumpió Atanael mientras se levantaba de su asiento y fingía una sonrisa cortes —. Tendremos en cuenta tu propuesta, ahora, por favor disfrutemos la velada.

La mayor soltó un sonoro suspiro y asintió de acuerdo en tanto sus ojos se dirigían a su hijo Elijah, quien entendió las intenciones de su madre y salió de la habitación. Anya siguió sus pasos junto a Kol y los otros presentes continuar detrás de ellos.

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