16. Antes Del Atardecer

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CAPÍTULO DIECISÉIS
ANTES DEL ATARDECER
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   El leve toque de los nudillos contra la madera dieron aviso a la llegada de Anya, quien sin necesitar una respuesta entro a la habitación con sumo cuidado

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El leve toque de los nudillos contra la madera dieron aviso a la llegada de Anya, quien sin necesitar una respuesta entro a la habitación con sumo cuidado. A un costado de la ventana se encontraba Rebekah, sumida en sus pensamientos mientras miraba cómo el sol daba paso a un nuevo día.

Su mirada estaba perdida. La pelinegra lo sabía, sabía cómo su mejor amiga estaba cansada de tener que vivir así; la tristeza se podía reflejar en sus azules ojos, además de la decepción que su alma aún sentía cuando su madre fingió disculparse con mentiras para utilizar su cuerpo y así engañar a Klaus. Pero pese al daño que aquello le causaba, no pudo evitar sentir un respiro al saber que al final de la noche Esther había muerto y, sus planes de hacer a Alaric una arma contra ellos había fracasado.

Sin mencionar que había otra cosa que martirizaba sus pensamientos.

—Alexei llamó —habló la rubia —. Por un momento creí que él y Atanael volverían, pero no lo harán —giró su vista de la ventana mientras Anya se quedaba en silencio al entender que de aquella conversación había pasado algo más de lo que Rebekah no quería hablar —. Tú también te irás, ¿no es así?

La ojiazul negó.

—No me alejare de nuevo si a eso te refieres, Bekah —aseguró en tanto se acercaba a ella.

—Estaremos bien. No podrán atacarnos si no saben de qué linaje vienen e incluso, no lo harán si saben que son de Nik.

Anya volvió a negar ante lo dicho. Aún cuando sabían que los papeles habían cambiado y que ningún vampiro estaría en contra de ellos para permanecer vivos e ilesos, los Salvatore y sus amigos no se quedarían de brazos cruzados; no con Klaus merodeando en Mystic Falls y su persistente propósito de formar una manada de híbridos con la sangre de Elena.

—Ese no es el punto —Rebekah bajó la mirada sin querer escuchar lo que ella tantas veces se repetía a diario —. Se que te quieres quedar. Entiendo que sientas que cómo familia no hemos logrado el objetivo de dicha palabra. El habernos separado y el que hayas tenido que convivir tu sola con los ataques de Niklaus, no te han permitido encontrar la felicidad que te mereces —sus manos fueron directos a la suyas, permitiendo que la mirara a los ojos —. Mereces ser feliz. Y decidas lo que quieras hacer con tu vida, ahí estaré para apoyarte.

La rubia sonrió nostálgica antes de estrecharla en sus brazos. Sus palabras habían logrado confortarla un poco, pues la idea de tener el apoyo de su hermano mayor se habían vuelto simples ilusiones después de la fuerte discusión que habían tenidos días antes, donde le había dicho lo "patética" que era si decidida quedarse y no estar junto a él como siempre lo hacia. Lo que Klaus no entendía, era que su hermana solo quería una vida sin tener la pesada carga que era aquel voto eterno que se habían jurado hacer, o simplemente dejar de ser aquello que sus padres la habían obligado convertirse.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2020 ⏰

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