10. Protegida

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CAPÍTULO DIEZ
PROTEGIDA
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   La ira que sintió aquel instante no se comparaba con la angustia que fluía por su cuerpo

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La ira que sintió aquel instante no se comparaba con la angustia que fluía por su cuerpo. Estaba consciente de que debía mantener la mente clara para pensar, pero por más que quería no se lo permitía. Estaba cegada por el enojo y como no, la situación la ameritaba.

Enterarse de que Esther quería matar a sus hijos junto a sus hermanos y ella, fue algo que la molestó como nunca. Aún cuando siempre sospecho que sus intenciones eran erróneas. Conocía muy bien la vida de las brujas, sabía que los ancestros no hubieran permitido que ella volviera sin un fin. No cuando ella y su madre habían quebrado el equilibrio de la naturaleza.

Y pese a que aquello la molestaba cada segundo. Su verdadero enojo iba más hacia ella misma.

—Anya...

La aludida miro de reojo a Kol y continuó caminando de un lado a otro mientras fijaba de nuevo su vista en su celular y marcaba por tercera vez a su hermano menor.

Kol alargo un suspiro. Al igual que la pelinegra se encontraba enojado y sobretodo dolido, pero por más que quería ir hacer uno de sus alborotos no podía cuando su vida, la de sus hermanos y los Markovic, estaban en peligro. Sin mencionar que debía esperar a que Elijah hablara con los Salvatore para que ellos mismos resolvieran el problema.

Un plan que creyó del todo incompetente.

—Basta...

—Se burlo de nosotros —bramó Anya. El castaño la miró en silencio —. Estuvo con nosotros por una hora y fingió ayudarnos.

—No sabíamos lo que ella y Esther estaban planeando.

Bonnie Bennett había salido ilesa una vez quebró la barrera. No había sido fácil, pero con el hechizo correcto que la orginal le había dado en unas hojas de un antiguo grimorio, lo había conseguido. Fue minutos después de que los mayores estuvieran conformes con su ayuda, que tomo la oportunidad perfecta para irse; y pese a que no se quedó para averiguar qué era aquella piedra, sabía que dentro de ella había un poder inigualable.

—Aun así, Kol —replico la menor inconforme, quiso seguir discutiendo pero una vez mas, el buzón de mensajes perforo sus oídos —. Voy a matarlo yo misma —murmuró, posando sus ojos en el castaño quien noto un brillo de preocupación, aun cuando su voz había sido fría.

—Iré a buscarlo —determinó el mayor.

—Iré contigo.

Kol negó.

—Quiero que vayas con Rebekah —le pidió. Anya soltó un risa irónica.

—Estás consciente de que si ella no mata a Elena, lo haré yo, ¿cierto?

El castaño sonrió de lado mientras se acercaba a ella y con delicadeza, colocó en su cuello el collar que llevaba consigo escondido el ágata negra.

BLOOD TIES ━The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora