Capítulo 30 - Quieren a María

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Se acercó a mí haciéndome sentir tan pequeña como una hormiga y cuando creí que estaba molesto porque ahora no solo tenía que cuidar a 5 jóvenes sino también a una chica durante la etapa latinoamericana de la gira, hizo algo que me dejó perpleja, nada pero absolutamente nada me preparó para su reacción… Paul alargó una gran y tranquilizadora sonrisa mientras se volvía a presentar conmigo y me decía lo contento que estaba de que los acompañe en la gira, creí que los agentes de seguridad no reían pero él sí.

(…)

Decir que estos dos días de relajación les había sentado bien, era poco. Liam y Harry se veían espectacularmente guapos y radiantes y yo no podía ocultar mi cara de idiota al saludar al rizado. Pasé varios minutos tratando de convencer a Liam de que no iría a pasearme con ellos sino que ayudaría con algo de la gira, en otras palabras, me puse a su disposición y del staff. Luego de hablar por varios minutos y pedirle encarecidamente a Harry que interceda por mí mientras éste solo se encogía de hombros y soltaba esas sonrisas embriagadoras, Liam terminó aceptando que los ayude pero con la condición de que me quede a su lado y no hable con nadie más que no sea él o los chicos. ¡Vaya manera de cuidarme que tiene! Pero acepté sin chistar puesto que discutir con Liam era un caso perdido y era eso o no hacer nada y yo no viajaría con todos los gastos pagados por Latinoamérica sin ayudar en algo por lo menos. A pesar de la hora yo estaba con mucha energía pero al parecer los chicos no, por lo que después de conversar unos minutos más, pude deleitarme con la hermosa y gloriosa escena de Harry durmiendo, sus largas y castañas pestañas casi tocaban sus mejillas y sus rosados y deseables labios se encontraban juntos formando un puchero que me derretía hasta los huesos, su cabello caía por su frente y tenía los brazos cruzados sobre su tonificado y bien formado pecho. Una digna obra de arte con la cual me gustaría despertar todos los días.

Sacudo mi cabeza para quitarme todos esos estúpidos y cursis pensamientos y trato de recordar porqué no volveré a caer en los brazos de ningún otro hombre. Asqueada de los recuerdos me remuevo sobre el cómodo asiento en el que me encuentro y dándole un último vistazo al dios que tengo al frente cierro mis ojos con la esperanza de poder dormir algo ya que con la preocupación de conseguir un departamento a mi regreso no pude pegar el ojo.

 (…)

Escucho murmullos que me hacen removerme en mi sitio, no he podido dormir ni 30 minutos seguidos en estas casi 4 horas de viaje y estoy bastante cansada! No entiendo porqué después de todos estos años viajando, sigo sintiéndome incómoda en los aviones y buses sin poder dormir. Intento acomodarme para tratar de dormir un poco más pero un dolor punzante me hace gemir fuertemente de dolor

 - ¿Qué sucede? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Una ronca voz me hace abrir mis ojos, intentando reconocer donde estoy miro a aquel rizado con el ceño fruncido que mira atentamente todos mis movimientos

 - Maria, he preguntado si estás bien – mira mi brazo – ¿has tomado las pastillas?

 - Yo… pastillas – digo aún dormida

 - Tus pastillas, las pastillas – dice riendo

 - Sí, las tomé ayer y hoy no me toca hasta las…

No pude terminar porque el sonido de mi alarma nos interrumpió, la leyenda “pastillas para Maria” apareció en la pantalla y ambos sonreímos por la interrupción. Cuando termino de apagar la alarma y busco mis pastillas en el bolso, Harry me sostiene una botella con agua mientras lanza una sonrisa furtiva que me derrite. Liam atraviesa una pequeña puerta y suelta una gran sonrisa

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