Octavo mes: 32 a 35 semanas

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Sowon fue la primera en despertar incluso antes que la alarma comenzará a sonar. Tenía su cara metida entre los cabellos de Eunbi que aún seguía profundamente dormida, posiblemente porque Yunho estaba cómodo ya que, por lo general, solía despertar a su madre durante la noche para cambiar de postura a su gusto.

Sonrió y dejó un beso en la cuello de la menor con sutileza con intenciones de que esta continuara descansando, era poco común que estuviera durmiendo tan plácidamente y prefería que lo aprovechara al máximo.

Sigilosamente salió de la cama y se preparó para ir a trabajar tomándose su tiempo porque realmente le sobraba de este, incluso le dejo el desayuno listo a su novia antes de partir.

Salió del apartamento y ni bien puso un pie fuera de la edificación respiró el frío aire de la mañana, esa típica brisa de las 6:30 a.m que le provocaba abotonar el saco de su traje.

Subió a su carro dispuesta a dirigirse a la empresa. Ese día llegarían unos pasantes y sabía que debía dar una buena impresión, además estaba esforzándose para alcanzar su ascenso tan anhelado y por fin ser una verdadera ejecutiva. Había escalado en esa empresa mucho más que cualquier otro reafirmando constantemente que cumplía con todo lo necesario para merecer el puesto de vicepresidente comercial; dicho puesto que estaba ocupado pero quedaría vacante en pocas semanas con la jubilación, ya anunciada, del vicepresidente comercial actual.

Entró al estacionamiento del edificio, saludó al guardia de seguridad y se estacionó en su lugar de siempre.

Abrazó sus carpetas con un brazo y con el otro colgó su bolso en su hombro para encaminarse a su oficina. Por su paso desde la recepción hasta el tercer piso saludó a algunos de sus compañeros y finalmente llegó a destino donde dejó las cosas sobre su escritorio.

A simple vista parecía que iba a ser un día tranquilo ya que los demás estarían ocupados con los novatos y eso le gustaba, podría relajarse y acabar con el trabajo pendiente del día anterior sin demasiadas interrupciones.

-Buenos días, buenos días. -saludó Minji entrando a la oficina. -Me alegra que hayas llegado temprano porque ahora puedo pedirte un favor sin tomarte por sorpresa.

-No iré a batirte café, hazlo tú o ve a la cafetería por un café común. -respondió mirando unas planillas con gran cantidad de cifras en ella.

-No era ese favor pero de todas formas me ofende que te niegues de antemano ¡Tú ya tienes la mano amaestrada! Es un desperdicio que no aproveches esa velocidad en buenos actos para con tu amiga.

Tomó asiento frente a Kim quien dejó de lado los números que estaba mirando para observarla con fastidio.

-No seas idiota ¿Si? Ahora dime que necesitabas.

-En media hora deberían llegar los pasantes y necesito que te hagas cargo de uno de ellos -suspiró como si la situación la tuviera estresada. -Le habían designado esta chica a Sungyeon pero esta mañana me dijeron que se accidentó de camino aquí y aún no se sabe que tan grave es la situación.

-Lo siento mucho por ella, espero que se encuentre bien.

-Yo también lo siento pero para salir del paso y sortear este imprevisto te suplico que te hagas cargo, al menos por hoy. -juntó sus manos sobre el escritorio implorando por dentro escuchar un si -Te mantendre al tanto de Dayeon y que pasará con ¿cuál era su nombre? Yoobin, si, creo que era ese.

Sojung lo dudo un momento, podría tocarle la persona más ineficiente del planeta o alguien a quien realmente valiera la pena enseñarle como debía desempeñarse en el área comercial. Entre un cincuenta por ciento de posibilidades buenas y el otro cincuenta porciento de posibilidades malas acabó asintiendo recibiendo una expresión de alivio de Minji.

9 Meses《Wonha》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora