Wrong ways (Catradora)

4_We don't stop

El plan rebelde había comenzado bastante bien, desplegando de manera disimulada tres escuadrones, uno dirigido por Bow, otro por Glimmer y el último por Adora. Con rostros cubiertos y movimientos tranquilos se iban acercando entre la muchedumbre acalorada hasta la que sería la central de policía de la ciudad, allí tenían a sus amigas y demás colegas, además de criminales claro. Pero la situación había dado un giro mounstruoso, en apenas minutos lo que parecía un plan perfectamente orquestado comenzaba a tambalear. Ahora Adora se encontraba batallando contra Catra sobre un enorme camión blindado, a 160 km/h en la carretera. Como si fuese una película de acción, golpes iban y venían, pero había algo extraño. Las pupilas de Catra eran dos pequeñas líneas en el par de orbes heterocromos, sus colmillos se veían más largos, y estaba actuando fuera de sus cabales. La rubia se mantenía a la defensiva, utilizando un bat como un escudo resistente, pero la más joven era feroz a la hora de lanzar algún golpe.

"Detente Catra! No quiero lastimarte!" Suplicó la mayor en vista de que sus opciones eran cada vez más limitadas.

La hordiana le había tendido una trampa, había dejado que los escuadrones avanzaran, haciéndoles creer que iban bien, cuando menos se lo esperaban los escuadrones de Bow y Glimmer fueron emboscados por varios robots centinelas y dos escuadrones de policías dirigidos por la capitana Scorpia. Frosta logró ingresar a la institución junto a Adora, ajenas a lo que sucedía con sus amigos, tan solo para ver a la joven de melena castaña burlarse de ellas sobre del camión blindado. Había confiado en Frosta para detener a un par de robots que protegían al camión, y al parecer podía con ellos, más Catra estaba siendo todo un problema.

"Ya es un poco tarde para eso ¿No crees princesa? Deberías saber que yo no me detengo hasta el final" Respondió la joven con una voz ronca limpiando la sangre de su labio roto.

La más joven estaba analizando a su oponente, sus movimientos y toda posibilidad de ataque, pero de manera casi mecánica. Parecía ser que Catra no comandaba su cuerpo esta vez. Un zarpazo llegó al brazo de Adora sacándole un pedazo de piel y rompiendo su chaqueta, por reflejo lanzó un golpe con su bat al rostro de la contraria. La rubia tampoco perdía oportunidad para analizar a Catra, quien actuaba de manera extraña, pudo notar que en sus manos había un par de guantes negros de cuero, de los que sobresalían unas garras afiladas, al parecer de metal, sus manos eran un arma. La rubia haría lo posible por acabar aquella pelea con la menor cantidad de daño posible, para ambas partes.

"Lo-lo siento Catra! Exclamó la ojiceleste observando a su ex mejor amiga de rodillas con una mano sobre su ojo derecho, al parecer el batazo le había abierto una herida. Aprovechó la distracción para correr hasta la cabina del conductor, pero grande fue su sorpresa al ver que estaba vacía.

Catra ingresó al vehículo y tomó el control, haciendo que este se saliera de la carretera y se estrellara contra un cartel a las afueras de la ciudad. La rubia estaba por demás preocupada, con dificultad logró ponerse de pie y correr hasta la parte de atrás para revisar a sus amigas y colegas. Más una sorpresa doble, el vehículo estaba completamente vacío.

"Q-que es esto?" Pregunto la mayor desconcertada viendo como la latina salía con dificultad del vehículo sosteniendo su abdomen. Sostenía una sonrisa arrogante, esto no indicaba nada bueno.

"Oh no... Te equivocaste de transporte.. Mala mía, debí indicartelo antes preciosa" Respondió dirigiendo su mirada heterocroma a la rubia herida, quien negaba con la cabeza incrédula, había sido engañada otra vez por la joven.

La castaña cayó de rodillas y escupió sangre, pues se había golpeado bastante. Adora estaba a punto de acudir a ayudarla cuando el audífono en su oído comenzó a emitir ruido.

"ADORA TENEMOS A LAS CHICAS, SE LLEVARON AL RESTO" La voz era de Frosta, quien a tal altura ya se había dado cuenta de que la rubia había sido engañada. El sensible oído de Catra logró captar el mensaje, y de inmediato comenzaron unas divertidas carcajadas. Los ojos celestes se vieron inyectados en furia, su cuerpo se vio guiado por la ira y la impotencia, tomando a la menor por el cuello de su desarreglado uniforme y golpeándola contra el acoplado del vehículo caído.