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Los días avanzaban y Aristóteles aún continuaba con los retos para pasar el divorcio, pero los hacia a consciencia y los retos anteriores los aplicaba en los siguientes días.

Era su día de descanso y se fue a la sala para ver una película, pero vio las cosas de Temo ahí, se le hizo muy raro así que fue a la habitación del castaño, entró y lo vio acobijado con un paquete de clínex a lado.

- ¿Temo, estas bien? - pregunto preocupado y se acerco a la cama para poder verlo mejor.

- Si...

- ¿No irás al trabajo?

- No...

- Estas enfermo, ¿es gripe?

- Ya te dije que estaré bien, no te preocupes.

Aristóteles no dijo nada, así que desanimado se acerco a la puerta de la habitación y salió cerrando la puerta tras de el. En cuestión de minutos regreso con una taza de té y unas pastillas. Temo se recostó boca arriba para verlo, Aris dejó las cosas en la mesita que había a lado de la cama.

- Te traje esto, tomate las pastillas y el té, debes terminártelo - dijo mientras le daba ambas cosas y el menor tomaba las pastillas para poder pasárselas.

- ¿Por qué haces esto? - preguntó el menor confundido.

- Aprendí que jamás se debe dejar a la pareja. Jamás.

- Tu no eres así...

- Diego habló conmigo hace un par de semanas y me preguntó si había algo en mi que quiere salvar mi matrimonio, la respuesta fue que si - miró al castaño - y me dio algo... Si quieres te lo enseño - en ese momento, el menor saco de debajo de su almohada el libro de los retos.

- ¿Es esto?

- ¿Cómo?.. - le miró confundido.

- Lo encontré ayer... ¿en qué día estas? - preguntó mientras abría el libro.

- En el 36.

Frunció el ceño mirando al rizado.

- Pero si solo tiene 30 días.

- ¿Quién dijo que debo parar? - el menor lo miró sorprendido por un momento.

- Aris y-yo... no se como tomar esto.

- Al principio no quería hacerlo, para ser sinceros. Pero a la mitad me di cuenta de tantas cosas que lo quise hacer de corazón.

- No se si puedo confiar en ti.

- Entiendo eso... Pero quiero que entiendas algo...- tomó la mano del menor y acaricio su pulgar - perdóname...- los ojos del mayor se nublaron - fui un idiota, un egoísta. Te pisotee durante 6 años con mis palabras y mis acciones, no tienes idea de cuando ha crecido mi amor por ti - ambos se miraban con lágrimas en los ojos - y ojala puedas perdonarme también... Tahi, no quiero vivir el resto de mi vida sin ti.

Temo tomó aire y se limpio las lágrimas.

- Dame tiempo para pensar las cosas.

- Tendrás el tiempo que necesites - dijo mientras le besaba la frente con ternura.

[*]

Durante la tardé, Diego los visito y se había ido al jardín junto con su mejor amigo mientras tomaban unas cervezas.

- ¿Cómo han ido las cosas esta vez? - preguntó el chico.

- Pues... - suspiro dándole un trago a la cerveza - Tranquilas, si se puede decir. Tengo una semana para buscar otro lugar para vivir y dejar que Temo siga con su vida.

Temo se había mejorado un poco y decidió bajar a la cocina por algo de agua, pero había escuchado su nombre salir por los labios de Aristóteles y eso llamó su atención, se dirigió a la puerta que daba al jardín y se escondió un poco para que no lo vieran y poder escuchar.

- Aún lo amas, ¿verdad? - pregunto el chico con cierto tono de decepción, pues odiaba ver a su mejor amigo afligido como ahora.

- Si, aún lo amo Diego, sigo loco por el. Desde la preparatoria he estado muy enamorado de el, pero la cague en el matrimonio portándome de esa manera...- suspiro - discutíamos a todas horas, su carácter me desesperaba cuando se enojaba porque era lo que el niño quería, pero nunca dejé de amarlo... - sonrió un poco al recordar los buenos momentos - siempre lo preferí a el. Carajo, sus labios, su cabello, sus ojos, su voz, su sonrisa, me vuelve loco.

Temo sonrió al escuchar hablar a su esposo de esa manera de el.

30 Días [Aristemo] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora