LA TREGUA

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Después de la charla con su padre Niels escoltó a Isabelle hasta su habitación, se frenó apoyando su hombro en el marco de la puerta algo pensativo, temía por Isa, y deseaba con toda su alma que la piedra la tuviesen los Tryggvasen porque de lo contrario debían internarse en el bosque, el mismo al que desde que tenía memoria cada Hijo del Vacío tenía prohibido ir, porque las criaturas más peligrosas se encontraban en él. Los mismísimos expertos que se encargaban de custodiar que los monstruos no pasaran a la ciudad morían seguido. ¿Cómo haría una humana sin entrenamiento para sobrevivir a eso? Pensó Niels con desesperación.

—Mañana a primera hora empezarás tu entrenamiento.—Niels se mordió el labio, sentía lástima por Isa pero no quiso que en sus ojos se notara, sabía que a ella no le gustaría.—Ajustaré la rutina a tus habilidades, podría enseñarte piruetas de combate, saltos y a manejar una espada—

Isabelle asintió dándole una sonrisa. —Genial— Dijo tratando de darle ánimos a Niels, el pobre estaba preocupado. Pero no lo culpaba, ella también lo estaría si el objeto más importante de su vida desapareciera y había una humana complicándolo todo. — Pero quiero que sepas que no soy tonta Niels, sé que el bosque no es un simple lugar de otro modo ¿Por qué tendrían que entrenarme? si fuese una tontería lo único que deberían hacer es enseñarme a hacer una carpa y nadie estaría tan estresado.

Niels asintió mirado para todos lados menos a ella, no le había dicho anda hasta ahora porque no quería preocuparla. Pero ella tenía que saber la verdad.— Tienes razón el bosque es mucho más que solo eso y te mereces saber todo sobre él— Dijo Niels apoyándose en la pared detrás de él cruzando los brazos.

Isabelle asintió poniendo atención a sus palabras.

—El bosque... es un lugar algo tenebroso los árboles no tiene hojas y están torcidos , la neblina lo cubre casi por completo, la mayoría de las veces está oscuro y hace frío, horribles seres habitan allí. Los llamamos hombres sombra. No sabemos de donde vienen o porque están aquí, básicamente se alimentan del miedo. Son extremadamente despiadados y tenebrosos. Tienen la figura de un hombre y sus ojos son rojo sangre. Es por eso que nos entrenan tanto. Para poder ir a la frontera del bosque y mantenerlos a raya allí.

Isabelle abrió sus ojos como platos y por primera vez que había llegado allí se desmoronó. Su rostro se puso pálido, sus manos comenzaron a sudar y su cuerpo a temblar, un miedo frío la traspasó. ¿Cómo se suponía que sobreviviría a eso? Se sentó sobre la cama porque comenzó a sentirse mareada.

—Solo la amicita, un mineral muy raro es capaz de matar a estos seres— Siguió explicando Niels sin darse cuenta de que Isabelle estaba a punto de desfallecer porque aún seguía sin mirarla. —¿La espada que Kol y yo llevábamos ayer? Estaba hecha de ese material, y para un Hijo del Vacío es una obligación implícita tener un arma de amicita con nosotros por si alguno de estos monstruos traspasa el bosque, casi nunca pasa pero no podemos confiarnos.— Explicó sacando una faca del bolcillo de su chaqueta mirándola por fin, y ahí fue cuando se calló.

Isabelle estaba sentada tiesa en la cama blanca y frágil como una muñequita de porcelana.

—No te angusties Isa— Dijo Niels con ternura una vez que se sentó a su lado en la cama abrazándola— Te enseñaré todo lo que pueda aquí y yo siempre estaré protegiéndote, mantenerte con vida será mi prioridad— Dijo soltándola y mirándola a los ojos, a esos hermosos ojos grises como la tormenta.— Es una promesa.

Esa afirmación alivió a Isabelle, le sonrió y lo abrazó por un rato más— Es muy tierno lo que dices Niels pero tu prioridad debe estar en recuperar tu piedra y si estás en peligro déjame y sálvate, no importa que.

—Sabes que no lo haré— Susurró él cerca de su oído poniéndole a Isabelle la piel de gallina.

Lo miró con reproche pero sabía que era inútil seguir insistiéndole, porque estaba segura que sin importar cuanto le rogara que no lo hiciera él estaría allí para salvarla.

Hijos del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora