EL BOSQUE

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Isabelle estaba caminando hacia la casa Aptedson, una semana había pasado desde que Niels había empezado a entrenarla y ya estaba llena de moretones, sus músculos gritaban de dolor y sus rodillas casi no podían sostenerla, volteó hacia atrás viendo a Niels caminando muy elegantemente, como si no hubiesen estado entrenando más de cuatro horas, él estaba muy distraído mirando el cielo, agradeció en silencio que no estuviera viéndola, sus piernas estaban sin fuerza y seguramente se veía como Bambi dando sus primeros pasos, ese show era uno del que no quería que nadie disfrutase. El entrenamiento de ese día había sido en el patio de la mansión para tener más libertad de movimiento, había luchado contra Niels, cuerpo a cuerpo y con espada, y aunque no estuvo ni por un momento cerca de ganarle, Isabelle estaba conforme porque había aguantado más de lo esperado.

Y la mejor parte es que Niels le había regalado su propia espada de amicita con incrustaciones de diamantes en el mango.

Isabelle abrió la puerta de la casa, caminó hasta el living y se lanzó hacia el sofá más cercano mientras que Niels la miraba con diversión.

—No me veas así, esto es culpa tuya.— Se quejó Isabelle señalándose el cuerpo. En ese entonces ya no estaba sentada en el sofá sino desparramada en él.

—¿Mi culpa señorita gimnasia artística?—Dijo Niels burlón.

—Obviamente no es mi culpa, pelear con espadas y saber artes marciales no se parece en nada a la gimnasia artística.

Niels le dirigió una sonrisa burlona.

—Lo estás haciendo muy bien—Le dijo ahora serio.

—¿Tu crees?— Preguntó ella esperanzada mirándolo a los ojos mientras trataba de incorporarse.

—No le mientas— Dijo Katerina al cruzar la puerta del living a sus espaldas, caminando con gracia para sentarse erguida con las piernas cruzadas junto a Isabelle.— Va a hacer que nos maten a todos.

Niels la fulminó con la mirada e Isabelle le dirigió una mirada cansada, había sido así la última semana. No sabía cuál era el problema de Katerina pero era mejor que lo solucionara antes de entrar al bosque, de lo contrario no se haría responsable de sus actos.

Harald entró a la habitación, con su semblante frío característico implantado en su rostro dirigido a Katerina y la mirada de victoria en la cara de ésta se desvaneció. —Creí haber sido específico cuando pedí compañerismo en el grupo señorita Tryggvasen. ¿O es que mi charla de ayer no sirvió de nada?

Katerina murmuró una disculpa mientras se enderezaba aún más en su lugar, al parecer el señor Aptedson era capaz de intimidar a cualquiera.

—Hoy es el gran día ¿Están listos?, Y sobretodo ¿Está Isabelle lista?— Preguntó esto último volteándose hacia Niels.

—No puede estar más lista— Dijo Niels con una sonrisa tranquilizadora hacia Isabelle, aunque ella sabía que no era verdad, no podía hacer ni el tercio de lo que ellos podían y no solo hablaba con respecto a sus poderes. Pero algo era algo.

—Perfecto— Exclamó el señor Aptedson dando un aplauso —Saldrán pronto. Aunque aún quedan cosas por hacer, ¿Dónde está Oksana?

Ya había sido suficiente paz ¿No?. De cualquier forma necesitaba hablar con él. La había estando evitando toda la semana. Isabelle quería olvidar lo sucedido, pero simplemente no pudo. Ella necesitaba saber qué había significado ese beso para él. Aunque no supiera que había significado para ella.

—Está durmiendo—Contestó Katerina haciendo un vago ademán con su mano.

—Ve a despertarlo Isabelle—Ordenó Harald mirándola con sus fríos ojos.

Hijos del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora