Lee Kyungsoo es un brujo, esa es la razón por la que fue enviado a Hex Hall, un reformatorio para delincuentes Prodigium (también conocido como brujas, cambiaformas, y hadas). Pero eso fue antes de descubrir el secreto de la familia, y que el aplast...
Había tres de ellos, y habían sido humanos una vez. Muchos humanos. Sus cuerpos, mientras ellos mismos se alzaban del cráter, eran como colchas de retazos de carne humana y extremidades no coincidentes. Se arrastraban pesadamente hacia nosotros, y el más cercano a mi extendió una mano de carnosos dedos gruesos. Su otro brazo, me di cuenta mientras la histeria burbujeaba por dentro, era delgado, pálido, y con las puntas de las uñas de color rojo brillante. —Demonios —oí decir a Kai. Su voz era baja y tensa, como una persona que está siendo confrontado por un animal salvaje—. Carne humana reanimada, utilizada como guardianes. Magia negra en serio. Alguien, evidentemente, no quería que lo encontráramos… —Oh, Dios mío, menos hablar, más apuñalar, por favor. —Mi voz era chillona por el miedo, y sabía que mis ojos eran enormes cuando giré para mirar a Kai. Él ya tenía la espada en la mano, y estaba ligeramente acuclillado. —Puedo hacerlos más lentos, pero los demonios no pueden ser asesinados por las cuchillas. Tú eres el único que puede pararlos. —¿Vamos con eso de nuevo? —dije. —Eres un nigromante —dijo—. Están muertos. Ah, cierto. Una de las muchas "ventajas" de tener una gran cantidad de magia oscura a mi disposición. Pero yo nunca había visto el punto de desmenuzar mis habilidades de nigromante. ¿Cuándo ni siquiera iba a necesitar ordenar a la muerte?
Las cosas habían conseguido acercarse lo suficiente ahora que podía olerlos, y eso era todo lo que podía hacer para no vomitar. —No sé qué hacer —dije, preso del pánico. —Bueno, piensa en algo rápido —replicó Kai. Hubo una explosión de movimiento por la esquina de mi ojo, y de repente, él ya no estaba a mi lado, sino en el grueso de ellos, la espada relampagueando. Atrapó a uno de los demonios por debajo de la barbilla con la punta de su espada, pero no había sangre. Lo cosa dejó de moverse, pero no cayó. En cambio, barrió una mano hasta Kai como si él fuera un mosquito molesto. Sin embargo, Kai se agachó y volvió de nuevo, atravesando el lado del segundo demonio. Esta vez, una sustancia negra y espesa brotaba de la herida, pero la cosa solo parecía irritada. No importaba cuánto Kai cortara y apuñalara, los demonios no mostraban signos de dolor. Por ahora había preparado tanto magia como probablemente podía tener, pero tenía miedo de empezar a enviar grandes rayos de la misma a la refriega. Lo último que quería era golpear a Kai, quien, me estaba empezando a dar cuenta, definitivamente se había mantenido en la defensa. Yo nunca había visto a nadie moverse como él lo hacía, sus movimientos frontales y seguros. Lástima que no estaban haciendo ningún bien. Por último, uno de los demonios consiguió agarrar su pelo, y él hizo una mueca la cosa jaló su cabeza hacia atrás. Creo que podría haber gritado, pero era difícil saber nada entre mis latidos del corazón y el zumbido de la magia en mis venas. —¿Podríamos empezar con la necromancia ahora? —me gritó Kai. Sostuve mis manos delante de mí, apuntando hacia los demonios, e hice lo mejor que pude para dejar de jadear, algo que fue difícil de hacer cuando el demonio más pequeño volvió la cabeza. Alcancé a ver su rostro, el cual debe haber tomado cada uno de sus ojos, su boca y su nariz de diferentes "donantes." Respirando profundamente, recogí mi poder hasta que pude sentirlo crecer en mi mano. —¡Suéltalo! —-ordené en lo que esperaba que fuera mi mejor tono voz de “soy un poderoso demonio". Probablemente hubiera sido mejor si mi voz no se hubiera roto en la última palabra. Solté la magia en mis manos, la cual se sintió como una especie de chasquido de una banda de goma gigante. Un rayo de energía voló de mis manos, se estrelló contra un árbol cercano con un crujido atronador. Hubo un destello brillante como un relámpago, y una rama cayó al suelo. Los demonios se sorprendieron, lo que significó que el que sujetaba a Kai Hecho su cabeza hacia atrás aún más lejos. El más pequeño hizo un ruido que podría haber sido de angustia, pero ciertamente ellos no parecían bajo mi control. Y no soltaban a Kai. Muy bien, así que mi primera experiencia con la necromancia fue una epopeya fallida. Toma dos. Luché contra el pánico y la frustración. Disparar mi magia a los demonios no era bueno, pero ¿qué otra cosa se supone que tratara de hacer? —Piensa, Kyungsoo —murmuré en voz baja. —Sí, por favor, haz eso —dijo Kai, su voz un poco ahogada. El demonio que lo sujetaba había envuelto una mano alrededor de la garganta de Kai. La expresión de la cosa no era mortal, sólo curiosa, como si fuera niño pequeño tratando de ver lo que pasaría si simplemente seguía apretando. Cerré los ojos. Bueno, ellos estaban muertos. Feas cosas muertas. Que olían a… está bien, esos pensamientos no eran útiles. Salvo que estaban muertos. Habían llegado desde el suelo, arrastrándose fuera del suelo en la base del cráter. Pensé en cómo mi magia siempre se sintió como si estuviera corriendo frente a mis pies, y me pregunté si tal vez eso podía ser revertido. Esta vez, en lugar de enviar mis poderes fuera, los envié abajo, serpenteando a través de la tierra. —Libérenlo —dije de nuevo, esta vez en voz baja. Oí un ruido sordo, y cuando abrí los ojos, Kai estaba tendido a los pies del demonio, frotándose la parte posterior de su cabeza. Los demonios me observaban con miradas en blanco, claramente esperando su próxima orden. —¿Qué hago ahora? —pregunté. Kai se levantó y vino a pararse a mi lado, su espada cubierta de mugre colgando de su mano. —Puedes regresarlos —dijo—. O podrías dejarlos ir. —¿Cómo dejarlos en libertad para vagar por la isla? No lo creo. Kai negó con la cabeza. Estaba respirando con dificultad, y el sudor brillaba en su frente.
—No, sacar la magia fuera de ellos y dejarlos que estén muertos. Realmente muertos. —De acuerdo —dije, esperando sonar confiado, como si tomar la fuerza de vida de los demonios fuera uno de mis pasatiempos favoritos, a la altura del tejido de punto y el sudoku. Pero lo extraño es, que tan pronto como pensé en esto, pude sentir la magia manteniendo a los demonios con vida. Casi podía verla brillar como un hilo negro entre mis propios poderes. Y al final, era una cosa fácil de usar mi propia magia para "cortar" ese hilo. Tan pronto como lo hice, los demonios se desplomaron al suelo. Me quedé mirando sus formas boca abajo y dije: —Se ven en un estado lamentable. Kai resopló, y vi el anillo de hematomas morados comenzando a rodear su cuello. —Perdóname por no sentir demasiada simpatía, Lee. Creo que él hubiera dicho más, pero en ese momento nos dimos cuenta de algo moviéndose en la distancia. Una luz. Con un movimiento de mis dedos, apagué la esfera azul. Creo que los dos queríamos nada más que dar la vuelta y correr, pero internarnos a través de la selva no era exactamente la forma más sigilosa de escapar. En su lugar, retrocedimos hasta que estuvimos fuera de la "zona de la explosión" y en el refugio de los árboles. Entonces, a pesar de que esta estaba agonizando y estoy bastante seguro de que nunca había estado más asustado en mi vida, caminamos en silencio lejos del cráter, prestando atención a cada paso para no hacer ruido. Podía oír el murmullo de voces, pero estábamos demasiado lejos para averiguara cuántas personas estaban detrás de nosotros. Esa fue la peor parte, sabiendo que si sólo pudiera dar la vuelta y tratara de ocultarme, sabría quién estaba detrás de todo esto. Pero no podía correr el riesgo. El mejor plan justo ahora era volver a Thorne y decirle a papá lo que estaba pasando. Sólo una vez que habíamos regresado a la playa Kai y yo echamos a correr, y en el momento en que volvimos a la espesura de los árboles que albergaba al Itineris, pensé que mis pulmones estaban a punto de estallar. Kai apoyó las manos sobre sus rodillas, inclinándose y respirando profundamente. —Nunca pensé que tendría que hacer esa carrera de nuevo —dijo cuando por fin pudo hablar. —Utilizaste el Itineris para escapar de Graymalkin —dije, por fin comprendiendo cómo se las había arreglado para desaparecer sin dejar rastro.
Él simplemente asintió con la cabeza antes de sacar el collar de su bolsillo y deslizarlo sobre nuestras cabezas. —¿Estás listo? —preguntó, sosteniendo mis manos. Miré por encima del hombro, preguntándome cómo pude cambiar tanto en tan poco tiempo. —Como siempre lo estaré —murmuré antes de que entráramos en el umbral.
Perdón quería terminar de actualizar esta historia ya que estamos en cuarentena y no hay clases,pero lo triste es que tengo muchísima tarea y no se pudo 😭,pero intentaré actualizar varios capítulos seguidos a la semana
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