Lee Kyungsoo es un brujo, esa es la razón por la que fue enviado a Hex Hall, un reformatorio para delincuentes Prodigium (también conocido como brujas, cambiaformas, y hadas). Pero eso fue antes de descubrir el secreto de la familia, y que el aplast...
El sol comenzaba a salir cuando llegamos al molino de maíz, lo que me sorprendió hasta que me acordé de que: a) Inglaterra tenía unos monstruosos y tempranos amaneceres durante el verano, y b) habíamos estado fuera casi dos horas. Estaba bastante seguro que nunca había estado tan equivocado en toda mi vida. Me sentía vacío y agotado y en el momento en el que miré a Kai, insoportablemente triste. Intenté decirme a mí mismo que sólo era porque había estado casi aplastado con el continuo espacio-tiempo, pero yo sabía que no era eso. Creo que Kai estaba sintiendo algo similar, porque sus manos temblaban ligeramente mientras movía la cadena alrededor de su cuello. Golpeó el suelo con un golpe sordo, levantando una nube de motas de polvo. Brillaban en el eje de la luz de color rosa pálido que había entre nosotros, quedando sorprendentemente bonito para ser suciedad. La cara de Kai estaba empapada de sudor y tenía un borrón debajo de su ceja izquierda, así como una mancha oscura en su torso que probablemente era de la sangre del demonio. Me dio la sensación de que parecía muy difícil. —Bien —dijo finalmente, su voz sonaba ligeramente ronca—. Esa ha sido la peor primera cita en la que he estado. A pesar de estar tan cansado y pensar que podría tirarme allí en el suelo sucio, me eché a reír. Él hizo lo mismo, y cuando empezamos, parecía que no podíamos parar. Sabía que sólo era esa extraña mezcla de alivio y cansancio, pero me sentía tan bien al reír con él que no me importó. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas y me dolían los costados. Sólo por un momento, conseguí olvidarme de que me veía envuelto en otro misterio potencialmente mortal. Pude olvidarme de que si alguien se enteraba que había conspirado con un Ojo, probablemente sería asesinado de algún tipo de repugnante y mágica manera. Pero como yo estaba al otro lado de Kai, no me podía olvidar que estaba completo y estúpidamente enamorado de la persona que nunca podría tener. La risa murió en mis labios y puse el dorso de mi mano sobre mis ojos. —Tengo que volver —dije. —Exacto —replicó. Todavía llevaba su espada en su mano derecha e hizo girar la empuñadura, hasta el punto de rallar el suelo de madera—. Así que esto es todo. Ya hemos terminado. —Sí —dije. Mi voz se quebraba y me aclaré la garganta—. Y tengo que decir que la primera y la última misión de reconocimiento de El Ojo fue bastante bien. —Era incómodo que nuestros ojos se encontraran, pero lo logré—. Gracias. Encogió los hombros, su oscura mirada estaba llena de algo que yo no pude ver. —Éramos un buen equipo. —Lo éramos. —En más de una forma, diría. Di un paso atrás. —De todas maneras, tengo que irme. Nos vemos, Kim. —Luego me reí, pero sonó sospechosamente a otro sollozo—. Salvo que no lo haré, ¿verdad? Así que supongo que debería decir adiós. —Me sentía como si estuviera a punto de romperlo todo en millones de pedazos, como los espejos que había roto con papá―. De acuerdo, la mejor suerte con todo lo de El Ojo, entonces. Intenta no matar a nadie por ahora. Me di la vuelta, pero él se acercó y me agarró de la muñeca. Podía sentir mi pulso golpeando por debajo de sus dedos. —Lee, aquel día en el sótano… —buscó mi rostro y pude sentir que luchaba por lo que iba a decir, finalmente dijo—: No te besé porque tuviera que hacerlo. Te besé porque quise. —Sus ojos se posaron en mis labios y fue como si todo el mundo girara alrededor de nosotros y del eje de luz que nos rodeaba—. Y todavía quiero hacerlo —dijo con voz ronca. Tiró de mi muñeca y me atrajo hacia sus brazos. Mi cerebro registró el sonido de su espada cayendo al suelo mientras que con su otra mano me agarraba por la parte posterior de mi cuello, pero cuando sus labios estuvieron sobre los míos, todo lo demás se desvaneció. Me aferré a sus hombros, me puse de puntillas y le besé con todas mis fuerzas. A medida que el beso se volvía más profundo, nos abrazábamos más fuerte, así que no supe si los fuertes latidos que sentía eran los míos o los suyos. Qué estúpido, pensaba, que alguna vez llegara a imaginar que podría detener esto. No sólo los besos, aunque las manos de Kai ahuecaran mi cara, tuve que admitir que esa parte fue demasiado sorprendente. Pero todo: bromear con él y trabajar a su lado. Estar con un chico que era mi enemigo y que todavía pudiera hacerme sentir así. —Oh, Lee —murmuró contra mi sien una vez que había agarrado aire—. Estamos tan jodidos. Presioné mi rostro contra su cuello, respirando con él. —Lo sé. —¿Entonces qué hacemos? De mala gana intenté apartarme. Era duro pensar cuando él estaba tan cerca de mí. —Si fuéramos buenas personas nunca nos veríamos de nuevo. Sus brazos se cerraron alrededor de mi cintura, tirando de mí de nuevo. —Bien, eso no va a pasar. ¿Plan B? Le sonreí, con una ridícula sensación de vértigo para alguien que estaba a punto de arruinar su vida. —No tengo plan B. ¿Tú? Kai sacudió su cabeza. —Nada. Pero… mira: he pasado toda mi vida pretendiendo ser alguien que no soy, fingiendo algunos sentimientos y escondiendo los demás —bajando su cabeza, me estrechó la mano y la levantó de manera que nuestras manos quedaron atrapadas entre nuestro pecho—. Lo que tenemos entre nosotros es lo único real que he tenido en mucho tiempo. Tú eres la única cosa real —levantó mis manos y me besó los nudillos—. Y he dejado de pretender que no te quiero. Yo había leído mucho sobre el desmayo en las novelas románticas que papá me había intentado ocultar, pero nunca me había sentido en peligro de que pasara hasta ahora. Que era lo que se llamaba comentario sarcástico. Su rostro se transformó con aquella sonrisa que probablemente era mi imagen favorita en todo el mundo. —Cállate —murmuró antes de bajar su cabeza y besarme de nuevo. —¿Por qué será —dije cerca de sus labios—, que siempre nos besamos en sitios sucios como bodegas o molinos abandonados?
Kai se echó a reír, dándome besos en la mandíbula y luego en mi cuello. —La próxima vez será en un castillo, te lo prometo. Esto es Inglaterra, después de todo. No debe ser tan complicado encontrar uno. No hablamos mucho más después de eso y cuando finalmente nos pudimos separar, la luz del molino era ligeramente más brillante. —Me tengo que ir —dije, descansando mi cabeza en el pecho de Kai. Se me ocurrió pensar que mi mejilla estaba probablemente sobre su tatuaje. Sin pensar, levanté mi cara y tiré del escote de su camiseta. Esta vez, la marca negra y dorada no estaba oculta. No había necesidad de ese hechizo de nuevo, supuse. Sin embargo, la cubrí con la palma de mi mano. Kai me agarró por la cintura. Nuestros ojos se encontraron. —No quema esta vez —dije en voz baja. Su respiración era irregular. —Discrepo, Lee. La magia corría en mi interior y cuando Kai posó su mano sobre la mía, surgió una pequeña chispa azul. Lentamente, quité mi mano de su pecho y él agarró mis hombros. Pensaba que iba a besarme de nuevo —y de la manera en que me sentía tenía oportunidades de quemarlo todo—, pero en vez de eso me apartó delicadamente. —Está bien —dijo cerrando los ojos—. Si no te vas ahora, vamos a… debes irte ahora. Una vez que estuvimos a varios metros de distancia, la niebla del deseo se disipó un poco. —Todavía no sabemos lo que vamos a hacer. Kai abrió sus ojos y dio un par de pasos hacia atrás. —Ahora mismo vas a volver a Thorne y vas a ver a tu padre. Yo voy a volver con mi gente y haré lo mismo. Y mañana por la noche, nos vamos a ver aquí. Tú vas a estar aquí —señaló una esquina—. Y yo voy a estar aquí —señaló la esquina opuesta—. Y no habrá contacto físico hasta que hayamos llegado a algo. ¿Trato hecho? Sonreí, mientras metía las manos en los bolsillos para evitar agarrarle de nuevo. —Trato hecho. ¿Medianoche? —Perfecto. Así que… —esa sonrisa de nuevo—. Nos vemos, Lee. La felicidad fluía a través de mí cálida y brillante como la luz del sol. —Nos vemos, Kim.
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