Capítulo IX

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— Muy bien...— Ronroneó Izaya acercándose un poco para susurrar contra el oído tembloroso de ese sudoroso hombre— Estoy completamente seguro de que no nos hará falta firmar ningún papel o algo, para retirar a nuestros hijos ¿No es así, señor Director?— El apodo salió tan burlón de su labios como una lengua, de una serpiente venenosa que acababa de picar.— Como también espero sinceramente que reconsidere severamente volverme a llamar por estas estupideces...— Sonriendo y cerrando sus ojos para hacer su mano hacia atrás quitándole importancia, Shizuo pudo ver como una pálida mano se posaba sobre el hombro de ese tipo ejerciendo presión— ¡Mi pequeño Delic, es un niño enérgico!. Cómo verá es el fiel reflejo de su bestial padre, y con todo ese tema de que no quieren que los cambie de apellidos por unos falsos para registrarlos en la matricula, no es que pueda hacer mucho para evitar que se meta en peleas. ¡El idiota de su padre, es alguien muy famoso para los enemigos. Para mi desgracia!...— Abriendo sus ojos para notar con satisfacción su ceño fruncido y sus ojos entrecerrados. Izaya volvió a soltar una risita antes de inclinarse un poco más, en un gesto que de cierta forma le hizo recordar a los mafiosos con los que trabajaba en su realidad.— Como también espero sinceramente, que si se llega a darse un caso similar a este en un futuro, usted no vuelva a equivocarse tan erróneamente con nosotros o mis hijos. ¡Recuerde señor Director! No solo yo, podría enterarme de esta semejante muestra de estupidez de su parte...— Susurrando con una sonrisa cínica, la misma que si estuvieran en una situación diferente le hubiera molestado, empapo el semblante de Izaya al inclinarse nuevamente y pellizcar burlonamente la arrugada mejilla de manera repulsiva— Por cierto...¡Un pequeño pajarito lindo y adorable, me comento algo interesante!. Me dijo que al momento de traer aquí a los niños, usted los tomó de sus brazos con un poco más de brusquedad de la que debería...¿Me equivoco?— Al notar su silencio, Izaya rodo sus afilados ojos infantilmente— ¡Conteste, señor Director!¡Sin miedo!¡Sin miedo! ¿Dónde quedó esa actitud pedante y confiada con la cual nos trató al entrar a su oficina?¡Vamos, ninguno de los dos mordemos!...— Pensando por unos momentos, agregó divertido— Bueno...Shizzy, suele morder. Pero no creo que lo haga ahora.— Burlesco le sacó la lengua, antes de volver su atención al hombre sudoroso entre sus manos, bajo el filo de su arma— ¡Vamor, señor Director! Si o no...Creo que no es tan difícil...

— S...Si...Supongo que en la situación no medí mi fuerza correctamente y quizás...quizás...

— ¿Quizás?— Preguntó Izaya con una voz infantil, que lejos tenia de tranquilizar. Más bien, sonaba siniestra, tétrica— Voy a ser muy claro con usted, señor Director. Y espero solamente venir está única vez a repetírselo. Odio dejar de lado mi trabajo, para lidiar con humanos como usted, que no captan mi interés, por más que los ame a pesar de eso— Shizuo guardo por completo silencio, al ver cómo los ojos de Izaya parecían cada vez más desorbitados y rojizos de lo normal. El tinte turbio de la locura, aquel que algunas veces había presenciado en alguna pelea intensa, estaba allí. Presente en esos ojos, que sin misericordia o piedad por el otro, observaba a ese sujeto— Tanto Delic como Tsugaru, son niños fuertes y especiales. No se lo puedo negar. Un agarre suyo de ese estilo difícilmente les va a dejar alguna marca siquiera. Pero el hecho de que se atreviera a incluso a hacerlo ya es un hecho que justifica potencialmente las intenciones que tuvo de hacerles daño, por más mínimo que fuera— Haciendo el agarre más profundo, pero sin llegar a ser grave— No lo vuelva a hacer, por favor— Pidió con un tono tranquilo que no dejaba opciones para negativa— Espero por supuesto, que ni se le ocurra tomar atentado con mis niños, por este pequeño percance. Porque...— Con la misma navaja, que aún se encontraba clavada en el asiento, Izaya no dudo en pinchar filosamente esa agitada nuez de Adán, que nerviosamente se movía en ese conjunto de cueros sueltos y estirados— ...Este seguro, señor Director, de que lo volveré a ver. No importa cuánto se esconda, no importa si decide largarse del país o de la ciudad, no importa donde mierda decida poner su patético y repulsivo trasero roto. Créame cuando le digo, que eso no servirá de nada...— Hipnotizado, con esa fina sangre rojiza que comenzaba a caer por ese pequeño corte que había hecho. Izaya sonrió con completa diversión macabra— ¡Amo a lo humanos!¡Los amo mucho, mucho!¡¿Cómo podría separarme de uno tan especial como usted?!¡O de su familia!¡Su familia también son humanos a los que amo!¡Amo cuando se sientan a comer, a pesar de estar todo el día separados, para conversar sobre sus vidas cómo personas normales!¡Amo cuando usted finge ser el esposo perfecto con su señora!¡Amo cuando recoge a su hija de la escuela donde trabaja y se toman el tiempo para comprar algo para merendar con sus demás hijos!¡Amo la forma en la que su señora tiene para decorar los bocadillos que le prepara luego de una larga jornada laboral!¡Amo también la forma en la cual usted duerme abrazado a ella, a pesar de estar bien atento a su teléfono por si ese pequeño mocoso pide reunirse con usted!— Shizuo no necesitaba conocer a Izaya, cómo para saber que cada cosa que estaba diciendo era cierta. Cruda verdad y datos de la vida privada de ese sujeto. El rostro de completo espanto que le estaba dando ya se lo confirmaba. Cada una de esas cosas era verídica. Producto de la rutina que ya tenía ese sujeto y sus allegados.— ¿Sabes a quien no amo, señor Director?— Le pregunto de pronto, con una risita escapándose de la comisura de sus labios. Separándose de él para encaminarse hacia Shizuo y depositar un sonoro pero casto beso contra sus labios con rapidez— A este tipo — Lo señalo socarrón, encaminándose hacia la puerta, no sin antes juntar sus dos navajas en sus bolsillos. Retirándose. –¡Cuídese mucho, señor Director!¡Recuerde lavarse prolija y cuidadosamente ahí atrás, cuando su joven novio decida venirse adentro!¡En ocasiones eso suele causar irritación, e incluso podría contraer algún tipo de infección, si no se lava correctamente y su pareja es tan inexperto!¡HA, HA, HA!— Rió dementemente, antes de perderse por los pasillos con su caminata lenta y pastosa.

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