ᴏɴᴇ

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Desde que Donald falleció, no ha sido lo mismo. El ambiente en casa era pesado, Donna llorando por horas y horas, Mike en su habitación sin querer salir ni siquiera a beber algo y Gerard, pues él, se la vivía en su estudio.

Había que admitir que Gerard jamás saco una sola lágrima por Donald, no lloró ni siquiera cuando lo vio postrado en el ataúd, no le salía del alma el arrepentimiento o al menos el sentimiento de soledad, de qué falta algo, para él, todo seguía normal. Aunque de cierta manera le afectaba ver a todos en su casa de esa manera.

Por eso es que escapaba por las tardes, no pregunten cómo, pero siempre se salía con la suya. Cruzaba dos calles, e iba a verse con un pequeño niño, quizás un poco menor a él; se llamaba Frank Iero, y era su mejor y único amigo.

— Frank, ¿Estaremos juntos para siempre? —

Mencionó el azabache, mientras tomaba uno de los superhéroes de Frank para jugar con él.

—Para siempre, Gerard —

Respondió el más bajo tomando al villano está vez, para comenzar a jugar con su mayor.

[...]

Había pasado ya una semana de lo anteriormente sucedido. Dónde Frank y Gerard habían chocado miradas después de cinco años sin verse, ni cruzar palabras.

Gerard estaba intrigado y, molesto, por alguna razón. Se molestó por qué aún Frank tenía el descaro de hablarle, después de condenarlo a cinco años de profunda soledad y depresión, por qué oh vaya, Gerard siempre es un nudo de lágrimas.

Nuestro ahora pelinegro caminaba en rumbo a su trabajo, había conseguido trabajo en una disquera famosa, le gustó el hecho de trabajar en algo que le gusta, como es la música, así que no dudo ni un poco para comenzar a trabajar en la misma. Mientras caminaba, iba practicando mentalmente que iba a decir, pues la ansiedad social no ayudaba en mucho, y menos cuando se da en los peores momentos.

Al llegar, fue con la secretaria a pasar lista, y así, se reunió con el tipo que le había contactado para trabajar ahí. Brendon era un amigo de Mike, gracias a él consiguió que lo aceptarán en la disquera.

— ¡Hey, Gerard! ¿Cómo estás? Ya quería verte —

Entonó el mismo para acercarse al pelinegro, el cual solo le sonrió como respuesta, para después decir.

— Estoy vivo, así que lo tomaré como un no está bien, pero tampoco puedo quejarme

Respondío el mismo para solo escuchar la risa del contrario. Brendon le dió un enorme recorrido por la disquera, paso por todo tipo de cosas, conoció muchas personas incluso, incluyendo a un chico llamado Billie Joe, quién era su supervisor en dónde Gerard estaría trabajando.

Brendon lo dejo solo, el tenía que regresar a su puesto. Billie le explico más o menos como se regía en el trabajo y lo que tendría que hacer, Gerard ponía atención como si fuera un niño que estaba obedeciendo a sus padres.

— Eso sería todo Way, creo que no hay ningún problema, después de todo estás familiarizado con esto. Tu lugar es ahí, a un lado de Frank Iero —

Gerard casi se ahoga al escuchar aquel nombre. De los mil y un futuros que pudieron ser sus compañeros, le tocó ahí, a un lado de la ventana, con Frank Iero. Gerard solo asintió y se despidió de Billie Joe, para después maldecir internamente.

Tenía un plan, tomó sus audífonos y su móvil y se los puso a todo volumen, camino hasta su lugar y simplemente se sentó, encendiendo la computadora para comenzar a trabajar.

Unos minutos pasaron, cinco quizás y aún no había señal de que Frank quisiera hablarle, mejor aún, ni siquiera quería verlo, mucho menos darle la palabra. La computadora encendió y finalmente Gerard se pudo centrar en trabajar.

Paso alrededor de media hora, sin molestia alguna, hasta que vio una mano completamente tatuada dejar un papelito doblado en su teclado, ni siquiera miró a Frank, por qué sabía de antemano que era el, sabía que el chico amaba los tatuajes y se haría uno en cuanto tuviera oportunidad.

Suspiró pesado, al menos estaba seguro de que dicho suspiró si se escuchó, abrió el papel, leyendo lo que decía y solo mordió su labio inferior.

"Lamento mucho si lo que hice en un pasado te dolió, no tenía idea de lo que estaba haciendo, mucho menos pensé en las consecuencias. Gerard, si me lo permites, déjame acercarme otra vez"

Gerard tomo una pluma y escribió en el papel, lo tardo mucho en escribir, solo al terminar, lo dejo en el teclado del mismo, lo miró y apenas si hizo una mueca.

"Lo siento, no lo voy a permitir"

Escucho el suspiró de Frank y como este se sostenía la cabeza, en muestra de arrepentimiento. Gerard solo lo ignoro, mientras seguía con su trabajo.

Horas después, justo a las siete de la noche, era su salida. Tomó todas sus cosas para salir, aunque antes de eso, Frank lo tomó de la muñeca, Gerard solo suspiró pesadamente, para después decirle.

— ¿Ahora que quieres Frank?—

Mencionó en un tono algo enfadado, Frank miró a Gerard, fue cuando se dió cuenta de que Frank estaba llorando, y el corazón de Gerard se encogió, desvió la mirada mientras esperaba que el chico lo soltará.

Frank si estaba llorando, su nariz estaba roja, lo conocía perfectamente y sabía que eso sucedía cuando lloraba mucho.

— Gerard, tu también me gustas, ¿Eso querías escuchar? Me gustas y mucho, por favor, vuelve —

Gerard solo se encogió en su lugar. Miró a Frank y suspiró profundamente, negó un poco con su cabeza para soltarse del agarre del chico, retrocedió nuevamente algunos pasos y solo dijo.

— Ya es tarde, Frank —

𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 - ᶠʳᵉʳᵃʳᵈDonde viven las historias. Descúbrelo ahora