𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 - ᶠʳᵉʳᵃʳᵈ

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Ambos estuvieron caminando hacia el supermercado mientras sostenían una plática bastante agradable, dónde Gerard termino descubriendo otra cosa interesante sobre Frank; el engreído tenía una banda con su nombre, no le sorprendía, sin embargo, lo que si se llevó su sorpresa fue escucharlo decir que algún día debería subir al escenario con su banda. Cosa que claramente no haría, ansiedad social.

Sin embargo, quedaba en duda el si realmente se negaba a esa propuesta, podría ser divertido... Quizás.

Así llegaron al supermercado, tomaron el carrito y ambos entraron al mismo, al entrar al primer lugar que Frank decidió arrastrar a Gerard fue a la jugueteria.

— Frank, exactamente ¿A qué venimos aquí? —

— Venimos a comprar un juego de mesa, que, no solo estará bien con las películas —

Gerard miró al contrario con una ceja arqueada hasta que vio que el mismo tomaba la caja del famoso juego llamado Twister, rió mientras negaba divertido, Frank era todo un caso.

Al final terminaron comprando dos botes de helados, dulces, bombones en especial, palomitas y una pijama para Frank, pues estaba más que claro que la ropa de Gerard no le iba a quedar a Frank.

Al salir del supermercado caminaron de regreso al departamento de Gerard, bueno, Frank insistió en cargar en su espalda a Gerard y este último no pudo decir que no, eso solían hacer de pequeños y no estaba mal revivir recuerdos de vez en cuando.

Al llegar al departamento de Gerard hicieron todo lo que alguna vez quisieron hacer, acomodaron los sillones a los costados, inflaron el colchón y con ayuda de mucho ingenio lograron hacer algo como una pequeña casita de sábanas, dónde incluyeron la laptop de Gerard, luces de luz cálida parecidas a las de Navidad y claro, toda la comida que habían comprado.

— Esto es un sueño hecho realidad para mí yo de diez años —

Mencionó el tatuado mientras el pelinegro soltaba una pequeña risa.

Ambos terminaron sentados en el colchón inflable mientras veían la primera serie que encontraron en Netflix, comiendo helado con dulces y sin ningún contacto de por medio, aunque eso duró apenas unas horas, pues después de acabarse entre ambos el primer bote de helado, Gerard termino recostando su cabeza en las piernas de Frank mientras esté guardaba silencio, pero su sonrojo decía más que mil palabras, en poco tiempo termino recibiendo unas ligeras caricias en su cabeza, cosa que no le importo mucho, era normal entre amigos.

Rato después se aburrieron y decidieron salir de su escondite para jugar Twister.

— No soy muy ágil, pero haré el intento —

Mencionó el pelinegro mientras el contrario solo reía, este estaba poniendo el tablero.

La primera partida estuvo bastante normal, el primero en caer fue Gerard gracias a sus nulas habilidades de flexibilidad. La segunda partida estuvo interesante

Habían avanzado bastante, Frank estaba apoyado en sus brazos y piernas un poco separados, volteado hacia arriba. Gerard por su parte tenía ambas piernas a los costados del abdomen bajo de Frank, hasta que fue nuevamente el turno de Gerard.

Tenía que poner sus manos a los costados de la cabeza del contrario, lo cual había dado como resultado una escena bastante rara, pero comprometedora. Ambos rostros estaban uno bastante cerca del otro.

Ambos se quedaron viendo unos segundos, ninguno de los dos hablaba, solo se veían, las miradas decían más que miles de palabras. Frank suspiró, Gerard sintió la respiración de Frank a unos centímetros de su rostro, Gerard solo podía ver directamente a los ojos de Frank y perderse en aquella linda mirada.

Frank comenzó a acercarse, Gerard se quedó quieto, sin embargo comenzó a cerrar sus ojos, estaban tan cerca que podían escuchar los latidos acelerados del contrario como si tuvieran el corazón a punto de salir.

Los brazos de Frank lo traicionaron, Frank terminó cayendo, lo cual hizo que ambos salieran de su pequeño trance, Gerard se quedó perplejo unos segundos y después solo rió. Gerard se levantó y Frank se maldijo por dejar pasar una oportunidad así.

Volvieron a su pequeño refugio a seguir viendo algunas películas; tres de la mañana, ambos apenas podían mantener los ojos abiertos.

— Creo que es hora de dormir —

El tatuado asintió, recogieron todo y se pusieron dispuestos a descansar, cada uno en una orilla del colchón inflable.

Al recostarse se miraron unos momentos, Gerard suspiró y fue el primero en cortar aquel silencio.

— Me alegra haberte salvado por hoy—

Respondió, un suspiro seco salió de los labios del tatuado mientras desviaba un poco la mirada.

— No podrás salvarme por siempre, mañana tendré que regresar —

Gerard sintió una opresión en el pecho con solo pensar que Frank tenía que volver a ese infierno, un nudo se formó en su garganta, tomó saliva para evitar llorar, Frank noto esto, sonrió de lado y se acercó para abrazar a Gerard, aunque el pelinegro no hizo lo mismo, se quedó quieto mientras intentaba no llorar.

— No quiero que vuelvas ahí —

Frank solo recargo un poco su barbilla en la cabeza de Gerard, mientras esté comenzaba a rodear el cuerpo del tatuado poco a poco, como si estuviera pensando cada movimiento que hacía.

Ambos estaban abrazados, sin decir nada, Gerard pensaba y pensaba, tenía una idea, pero temía que no funcionará. Se decidió a hablar, que más daba.

Solo quería tener al contrario bien, aunque tuviera que poner sus estúpidos principios de lado.

— Ven a vivir aquí, conmigo —

Frank se sorprendió, abriendo sus ojos como platos. Miró a Gerard y con solo verlo, en aquella mirada pudo diferenciar en que lo que le estaba diciendo era de verdad, no era broma, la mirada de Gerard reflejaba preocupación.

El tatuado aceptó, Gerard levantó su mirada solo para ver a Frank asintiendo.

— Pero debes prometerme no volver jamás a ese lugar —

Frank le mostró el dedo meñique para dar una promesa, Gerard también le mostró el dedo meñique, cerrando aquella promesa con una ligera sonrisa.

Ambos terminaron dormidos, Gerard aún recargado al pecho de Frank y el antes mencionado cuidando cada pequeña parte de Gerard.

Eso había salido mejor de lo que ambos esperaban.