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Después de haber dicho eso, el tatuado fue un mar de lágrimas. Solo soltó a Gerard mientras las lágrimas comenzaban a caer de sus mejillas. El pelinegro solo suspiró y tocó el hombro del tatuado para hacer una mueca, como si quisiera sonreír.

Finalmente Gerard dió media vuelta con sus talones y caminó de regreso a casa. Tenía que tomar un bus, así que se dirigió a la parada del mismo, al llegar, se sentó en la banca que ahí mismo había, suspirando. Poco después llegó un chico, de cabello largo con unos rizos muy en particular, cargaba una guitarra y al parecer estaba tratando de poner una cuerda rota.

Al principio Gerard lo ignoró, simplemente odiaba meterse en la vida de los demás, hasta que pasados unos diez minutos, decidió ayudarle.

— Oh, déjame ayudarte—

Insistió el azabache, el contrario solo asintió, para pasarle la guitarra a él pelinegro, quien puso la cuerda con bastante facilidad. Al terminar, nuevamente se la entrego al de cabellos rizados, el cual esbozo una enorme sonrisa.

— Muchas gracias, creí que jamás iba a poder —

Gerard solo rió un poco y dijo

—No es mucha ciencia, pero me alegra haberte ayudado —

El de rizos solo rió junto a Gerard para finalmente guardar la guitarra en dónde correspondía, al reincorporarse, miró al mismo para después decir

— Soy Raymond Toro, pero puedes decirme Ray ¿Tu eres? —

— Gerard Way, dime Gerard—

Los siguientes diez minutos se la pasaron hablando, mayormente de música, para Gerard era extraño, era la primera vez que hablaba con alguien sin salir corriendo o sentir miedo. La plática iba excelente, hasta que el bus de Gerard llegó, se despidió e intercambiaron números, le alegraba hacerse hecho un amigo.

Gerard subió a su autobús y finalmente partió a casa, no era un enorme trayecto, en menos de veinte minutos llegó a su departamento. Era nuevo, así que había muchos vecinos que aún no conocía. Entró y subió por el elevador al piso cinco, menos de un minuto ya estaba ahí, su departamento era el 667, maldición, por un número y habría sido el mejor departamento del mundo.

Abrió la puerta y en cuanto vio su querido sofá, se tiró en el mismo, soltando un suspiro. Maldición, que día tan pesado.

Se quitó sus zapatos y el saco que llevaba, la corbata e incluso la camiseta, el cinturón y se aflojó un poco los pantalones. Seguido de eso, se levantó para ponerse una camiseta negra con estampado de Star Wars, unos pantalones negros a cuadros y sus pantuflas, tomó su laptop y por medio de Skype, llamó a Mike, prometió llamarlo en cuanto pudiera, en realidad era una videollamada.

No tardo mucho para que en su pantalla apareciera Mike, junto a su madre, Gerard les sonrió al instante para después escuchar como ambos en la pantalla entonaban un lindo "¡Hola Gee!"

Estuvo alrededor de dos horas hablando con su hermano y su madre, diciéndoles como iba todo, describiendo varias partes de la ciudad y de su trabajo, finalmente la llamada terminó. Gerard se levantó para estirarse un poco e ir por una taza de café, se la sirvió con total tranquilidad, después fue a su habitación, dónde se tiró en su cama, encendiendo la televisión para beber poco a poco su café.

Una de la mañana, ni siquiera había dormido. Decidió apagar la televisión, sentía que había sido suficiente. Se recostó en su cama, se cubrió con sus sábanas y miro por la ventana el cielo nocturno de New York, pensando en miles de cosas, una de ellas, Frank. Quería perdonarlo, pero a la vez no, eran tantos sentimientos que no sabía que hacer, incluso pensó en pedirle disculpas.

No, no podía ceder, no de esa forma. Aunque, pensándolo bien, demonios, Frank siente algo por el y Gerard no está del todo seguro si los sentimientos perduran o no, no lo sabe, simplemente no quiere saber nada de él, pero muy en el fondo, ansia abrazarlo y decirle lo mucho que lo extrañó. Entre tanto pensamiento finalmente cedió al sueño

Al día siguiente. Se despertó por qué alguien llamo a su teléfono. Se despertó de golpe

Algo agitado, busco el mismo hasta encontrarlo, demonios, era Billie. Algo adormilado, contestó el teléfono.

— Hey, Gerard. Espero no molestar, se que es temprano, pero, necesito que estés aquí cuánto antes, nos llegó nuevo material y es urgente verlos a todos —

Gerard realmente no es como si tuviera otra opción y solo dijo que estaría ahí enseguida. Suspiró, mientras se levantaba de la cama para arreglarse, hasta que reaccionó. Iría a ver nuevamente a Frank, solo, esperaba no volver a cargar con la mirada triste de Frank, y esos ojos de cachorro que le derriten el corazón.

Rápidamente fue a su armario, tomó una camiseta negra, una corbata roja y unos pantalones negros. Entró al baño y se duchó, saliendo del mismo ya arreglado, secó su cabello y se peinó un poco, solo arreglando algunos cabellos rebeldes.

Fue a su cocina, tomó un pan y un vaso de leche, comió lo más rápido que pudo para después tomar su celular, audífonos y cartera, para salir casi corriendo a su trabajo. No sabía que era tan urgente, pero esperaba que esa urgencia no tuviera que ver nada con que Joe los haya visto ayer, no, no podía perder aquel trabajo y esperaba con todas las ganas del mundo que realmente no fuera así.

𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 - ᶠʳᵉʳᵃʳᵈDonde viven las historias. Descúbrelo ahora