Capítulo dos.

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¿Siempre vino él a esta escuela? Sentí como mis mejillas comenzaron a calentarse. Miré hacia otro lado con tal de fingir que estaba distraída y me di media vuelta para ir a mi clase. Los alumnos estaban sentándose todos en sus asientos cuando llegué. Miré hacia mi lugar y se encontraba vacío como siempre, al lado de Nick. Dejé mis libros y la clase comenzó.

Algo que me gustaba de la hora de Química, era que el profesor tenía unos ojos tan celestes como nunca había visto antes, aunque el no me parece lindo ni nada de eso como al resto de las alumnas, sus ojos eran algo que lograban distraerme facinantemente. Pero sin hablar del mal humor que éste posee, algo insoportable. Claro que desde que conocí a aquel chico en la fiesta del viernes, me di cuenta que este hombre no es el único con esa clase de ojos. Ahora que lo pienso, es muy posible de que el venga a esta escuela ya que la fiesta de ese día la organizó una de las más populares... Será que nunca le presto atención a las demás personas que me cruzo en el pasillo a un nivel que ni siquiera les se sus nombres, y tal ves el si sepa el mío...

-Y pensar que una vez me llego a caer bien este hombre- Miré a Nick sorprendida por su comentario inesperado. Se encontraba encorvado, con su mentón apoyado en la palma de su mano, y a la vez su codo sobre la mesa. Sus ojos estaban clavados en el profesor, mientras lo miraba con desprecio, y su cabello estaba completamente despeinado.

-Opino lo mismo- comentó Emma, que tenía la espalda apoyada en la pared, mirando para nosotros -desde que me reprobó el semestre pasado, no lo miro con otra cara que no sea de odio.-

-Yo creo que es muy guapo para ser profesor- Oli se unió a la conversación. Las tres miramos atentamente a este hombre que estaba escribiendo en la pisarra.

-¿Pueden recordarme por qué me siento con ustedes en esta clase?- preguntó Nick.

El profesor ordenó silencio y comenzó la clase. Ningún alumno le prestaba atención. Las chicas estaban distraídas en su manera de explicar, y los chicos cada uno en su mundo. Saqué mi cuaderno de dibujos y comencé a dibujar, ya que sinceramente yo tampoco tenía ganas de prestar atención.

Luego de unos largos minutos que me parecieron horas, sentí un leve codazo en mis costillas. Levanté mi mirada hacia Nick, y el señaló con su cabeza hacia adelante.

-Señorita Mcclain, ¿puede repetir lo que acabo de decir?- el profesor me miraba serio. La clase se dio media vuelta para mirarme, mientras yo no entendía nada.

-No lo escuché, lo siento- respondí.

-Me gustaría pedirle que si no le interesa la clase, que por favor se retire- me miró retador.

Si eso es lo que realmente quería... Cerré mi cuaderno y me levanté de mi asiento en dirección a la puerta. Si él no estaba dispuesto a aguantar mi presencia en su clase, pues yo tampoco tengo por que aguantarlo a él. Sentí como mi mal humor comenzaba a aparecer.

Me dirigí a mi casillero. Me gustaba caminar por los pasillos cuando éstos se encontraban vacíos. Me daba una sensación de paz y tranquilidad, aunque hoy no era ese caso.

La campana sonó anunciando la hora del almuerzo. La paz y la tranquilidad fueron reemplazados por los murmullos y empujones de todos los alumnos.

-Una salida bastante triunfal diría yo- Nick volvía estar a mi lado con una gran sonrisa en su rostro.

-Juro que ese hombre me colma la paciencia- cerré de golpe mi casillero.

-Vamos por algo de comer- me contestó entre risas.

Luego de cargar mi comida en mi bandeja, me dirigí a la mesa en donde estaban mis amigos.

Cada uno establecían un tema de conversación distinto entre ellos. Reían y contaban sus anécdotas de lo poco que había pasado del día.

Sin EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora