Capítulo cinco.

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Tenía una sonrisa tierna y a la vez arrogante en su rostro. Me miraba atentamente como si no quisiera olvidar nunca lo que está viendo.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté. 

-Vine a ver como estabas- me contestó como si fuera lo más obvio del mundo.

-No hacía falta, ni siquiera se tu nom...-

-Señor Hudson, el entrenador quiere verlo- me interrumpió la enfermera. Él se levantó   y se acercó a la camilla donde me encontraba.

-Me gusta mantenerte con la intriga-

-No va a durar por mucho tiempo, Hudson- contesté.

-Eso ya lo veremos- me guiñó un ojo y salió de la enfermería.

Idiota.

Me levanté lentamente para no provocar mareos. Miré un reloj que había sobre la pared y mis ojos se abrieron como platos.

-Dios, mamá va a matarme- murmuré mientras sacaba mi teléfono del bolsillo.

-¡Adiós Lauren, gracias!- le grité a la enfermera mientras salía rápido de allí. Obteniendo un "de nada cariño" a mis espaldas de su parte.

Comencé a correr por los pasillos oscuros y desiertos de la escuela. Obviamente en unos minutos cerraría, ya que eran las 11 y media pm.  El rugir de mi estómago se sentía a varios metros de distancia. Abrí torpemente la puerta de la salida del corredor para salir al campus cuando me choque con alguien realmente alto. Miré hacia arriba para pedirle disculpas y me encontré con Logan. 

-Katy ¿estás bien?- me preguntó agarrándome dulcemente de los brazos.

-Si, lo siento, debo irme es muy tarde- por un momento me sentí como el conejo de "Alicia en el país de las maravillas".

-Vamos, te llevo a tu casa-

-No, gracias. Justo iba a llamar a mi madre para que pase por mi. No hace falta Logan, lo mismo gracias- le sonreí y seguí caminando tocando mi bolsillo para sacar el celular, que no se en qué momento lo volví a guardar.

-Déjame llevarte, no me quedaré tranquilo si te quedas a estas horas sola en la puerta- me dijo poniéndose a mi lado.

-Estaré bien, no te preocupes- me detuve para mirarlo y vi como su teléfono se iluminaba por la llamada que recibía.

-¿Segura que no quieres?- preguntó por última vez. Tenía una mirada sincera en su rostro, como si fuera un amigo mío de años que solo esta preocupado por mí. 

-Segura- le sonreí. Me dio un beso en la mejilla y comenzó a caminar hasta el estacionamiento mientras atendía sus llamadas.

Una vez que me encontraba sola, intenté llamar a mi madre para que pasara por mi, pero en el segundo intento, en la pantalla me figuró un "batería vacía" y se apagó. 

-Vamos, prende- le susurraba al celular mientras hacia el intento de que volviera a prender.

-¿Problemas?- me sobresalté por un segundo y me di media vuelta. Venía caminando hacia mi con las manos en los bolsillos. La pequeña ráfaga de viento revolvía su cabello oscuro ya despeinado. Tenia una media sonrisa en su rostro y una mirada intimidante.  Inmediatamente me di media vuelta y me crucé de brazos.

-Vamos- me dijo pasando por mi lado.

-¿Disculpa?-

-Te llevo a casa- sacó unas llaves de sus bolsillos. Su expresión era sería.

-Claro que no- en unos minutos me arrepentiría de haber negado que me lleven a casa, pero todavía me quedaba un poco de orgullo.

-Bien, entonces caminaremos- se guardó las llaves.

Sin EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora