Capítulo seis.

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El doctor me dijo que debía quedarme el día viernes en casa para hacer reposo, así que eso hice. Mis amigos fueron a vistarme y organizamos una salida para el fin de semana. Lamentablemente, luego de tres días llenos de risas y momentos divertidos sin que me de cuenta, llegó el día lunes.

Lo único que me pasaba por mi mente era la cantidad de deberes que debería hacer esta semana para recuperar las clases en las que no estuve. Lo que menos quería era atrasarme.

Me levanté peresosamente para ir en dirección al baño. Con los ojos todavía entrecerrados, me lavé los dientes y cepille mi cabello.

El insoportable calor de los primeros días de agosto me obligaron a colocarme unos shorts cortos y una remera sin mangas suelta. Terminé de atarme mis converse y bajé a desayunar.

La casa se encontraba en un notable silencio. Mi desayuno estaba hecho sobre la mesada junto con una nota. Me senté tranquilamente a leerla.

"Katy: tuve que salir temprano al trabajo. Espero que te encuentres mejor para ir a la escuela. No sé a que hora volveré así que no me esperes cuando vuelvas. Con cariño, mamá".

Sonreí al ver su preocupación por mí. Hubo días en los que ésta fue tan grande que literalmente asfixiaba. No es que no me gustaba que se preocupe por mi, ya que de alguna forma me hacía sentí protegida, pero cuando te encuentras bailado un sábado por la noche a las cuatro de la madrugada con tus amigas, no es muy agradable recibir tres llamadas. Aunque en parte la entendía, su hijo vive en otro país y bueno, su marido no está.

Puse mi mochila en un hombro y salí de casa para dirigirme a la escuela. Hoy Nick no pasaría por mi así que tuve que caminar.

El estacionamiento de la misma se encontraba repleto. Desde autos lujosos hasta bicicletas abundaban en aquel lugar.

Caminé con paso firme hasta las vidriosa entrada cuando sentí unos ojos firmes en mi espalda. La intriga que contenía me tentaba a darme vuelta, pero mi orgullo era mayor. Continué caminando con el objetivo de ir hasta mi casillero, pero una cabellera rubia me llamó la atención. En ese mismo instante, aquella rosa que dejaron en el hospital se me vino en mente.

Cambié decididamente mi rumbo hasta llegar a su lado.

Antes de poder abrir la boca para hablar, el ya estaba hablándome.

-¡Katy! ¿Cómo estás? Me enteré de lo que te sucedió y la verdad que lo lamento mucho, yo...

-No tienes que lamentarlo. Eso ya pasó ¿si?.

-Pero... Si yo hubiera...

-Si tu nada, estoy bien así que no hay de qué preocuparse- le dediqué una sonrisa amistosa -esta tarde tenemos un ensayo, espero verte ahí-

La verdad que después de una semana sin salir de una cama, tenía todas las fuerzas para todos los ensayos que quisiesen. Estaba completamente renovada y lista.

-Y ahí me verás.

Nunca antes me había dado cuenta de la linda sonrisa que tenía Logan. Lo sé, solo lo ví una vez o máximo dos veces algún día de mi vida. Pero realmente era muy, no sé simpática. Te daban ganas de sonreir todo el día con sólo verla. Vale, no tanto, pero algo así.

-¿Qué opinas sobre las flores?- largué de repente. Diablos, no tendría que haber dicho eso. Me miró confundido.

-¿Sobre las flores?

Asentí con la cabeza esperando una respuesta.

-Pues... Que son lindas, supongo.

-Sí bueno, hay muchas cosas lindas; como las mariposas, el sol en las mañanas, el sonido de algún instrumento... Pero ninguna de esas cosas se pueden dar en un regalo. En cambio, las flores si.

Sin EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora