Capítulo 3:

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CAPÍTULO 3:

Mientras los adultos conversaban, Deidara había optado por llevarse a Naruto al segundo piso a una habitación que habían dejado solo para ellos. Ambos niños jugaban entre sí, pero en el caso del mayor, solo era una diversión pasajera.

Cuando su padre les dijo que se mudarían por tiempo indefinido a otra aldea, Naruto lo había tomado como una oportunidad de hacer más amigos, pero para él, que era malo socializando con gente desconocida era un completo horror. Puede que su padre hubiera nacido allí, pero él no conocía absolutamente nada sobre Konoha, ni siquiera sabía si iba a encontrar arcilla de calidad para sus golems.

Además, estaba seguro de que cuando Naru se diese cuenta de que no iba a poder ver a Karin ni a sus demás amiguitos de la guardería, iba a romper a llorar.

Sin mencionar que, ese era su último año de academia y justo en ese momento se les ocurría cambiarlo. Podían haber esperado a que estuviera graduado pero no, tenía que ser justo a mitad de semestre. No conocía el sistema de educación en Konoha, ni las pruebas que les hacían a los gennin. Solo esperaba que no fueran tan macabras como en Mizu – un escalofrío recorrió su espalda solo por ese pensamiento.

– ¡te atrape! – exclamó Naruto mientras sujetaba la pierna de su hermano mayor. Entonces soltó una risita mientras gritaba – ¡es tu turno! – para luego correr lejos de Deidara.

El rubio de cabello largo por fin espabilo y sonrió de lado para luego ir tras su hermano. Ambos niños se persiguieron el uno al otro por la habitación, esquivando juguetes, muebles y usando sillones como trampolines o murallas para poder escapar del otro. Se reían. A veces lanzándose peluches para poder despistar al otro, pero luego seguían con su persecución.

– knock knock – Kushina había hecho acto de presencia justo cuando Deidara se abalanzaba sobre Naruto atrapándolo en un abrazo de oso.

Aquella escena enterneció a la Uzumaki mayor, quien se llevó las manos a la boca mientras un sentimiento agridulce se alojaba en su corazón. ¿Era malo desear que aquel momento durara para siempre? ¿Tener a sus niños un poco más así?

– ¡mamá! – Naruto agitó sus manos hasta que se libró del agarre de su hermano mayor y a tropezones corrió hacia su madre abrazando sus faldas.

Por un momento, Kushina pensó que sería mejor cancelar la cita con Mikoto.

– ¡mamá Dei se transformó en un dragón!

– ¡oh! ¿Un dragón?

– si – asintió genuinamente entusiasmado y con estrellas en los ojos – ¡el hacía "roaaaarrr" y entonces volaba y "fiu" y "boom"!

Tanto Deidara como Kushina rieron por el comportamiento del menor de la familia. Entonces la mujer tomó a su hijo en brazos y se acercó al menor, quien estaba sentado sobre uno de los cojines que había quedado desperdigado luego de su pequeña persecución. Se sentó junto a él y acarició su cabeza con suavidad mientras liberaba feromonas cuyo aroma calmó al entusiasmado Naruto, dejándolo somnoliento. Incluso Deidara, quien era mayor sentía como su cuerpo se relajaba rápidamente por el aroma de su madre.

Pronto ambos niños estuvieron acurrucados uno a cada lado de su madre, siendo consentidos con caricias en la cabeza.

– saben niños, nosotros viviremos un tiempo aquí, no será fácil acostumbrarse, cuando vine aquí también me costó mucho – aquella voz poseía un timbre tan dulce que parecía que cantaba, una característica que muy pocos omegas heredaban – por eso no quiero que tengan que pasar por lo mismo, así que... he arreglado una pequeña cita de juegos para ustedes.

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