Capítulo 7:

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CAPÍTULO 7:

Cuando Naruto captó en su campo de visión aquella mata de pelo azabache no dudó en soltarse de la mano de su hermano para correr hacía ella. Sasuke lo recibió con los brazos abiertos en aquel torpe abrazo enterneciendo a las dos mujeres que observaban la escena. Pero rápidamente Deidara se abrió paso entre las dos mujeres para llegar hasta su dulce hermanito y separarlo de un jalón del mini demonio.

Pero Sasuke no se iba a quedar atrás. Agarró la mano de Naruto antes de que la niña gritona se llevara a su mejor amigo lejos de él.

– suelta a mi hermanito, enano – se quejó el rubio mayor pero Sasuke usaba sus dos manitos para no dejar ir al menor.

Naruto acabó en medio de un tira y afloja entre su hermano y su nuevo amigo, hasta que Kushina los separó sujetando a Deidara, permitiendo así que los dos menores escaparan a la casa de juegos, escuchando de fondo como el mayor era regañado por su madre. Sasuke sonrió internamente por ello.

Ambos niños se dirigieron al segundo piso, pasando a través de varios juegos solo por diversión. Se sentaron en un cuarto iluminado por la luz diurna, pues su techo era transparente mientras que las paredes estaban pintadas con castillos y muros para dar una impresión fantástica al cuarto.

– ¿lo trajiste? – preguntó a lo que Naruto asintió con una gran sonrisa.

El rubio se quitó la pequeña mochila y se la enseñó a Sasuke.

– Como lo prometí ¿tu trajiste lo tuyo? – el azabache asintió mientras corría hacia uno de los castillos y de allí sacaba una caja de madera que cargaba con sus dos manos. La mirada de Naruto se iluminó por la emoción.

El murmullo de los adultos entrando hizo que pronto cerraran la puerta, pues lo que estaban por hacer era un secreto o al menos eso consideraba sus tiernas mentes.

Naruto fue el primero sacando de la mochila varias cosas. Entre ellas una pequeña gema de color azul, un peluche de un zorro anaranjado y un ave de arcilla que Deidara había hecho para él en su cumpleaños anterior y que, a pesar de los juegos y caídas, había sobrevivido casi intacto. Todas aquellas cosas eran sus tesoros, secretos para otros pero que, quiso compartir con su nuevo amigo a cambio de que él le enseñara los suyos.

Cuando Sasuke abrió la caja sacó dos cintillos, los cuales tenían formas de orejas de gato.

– mi hermano me los dio, dijo que eran de unas personas que él apreciaba mucho y que confiaba en mi para cuidarlos – comentó con orgullo – son muy geniales. Cuando te las pones puedes entender lo que dicen los gatos.

– ¿de veras? – preguntó asombrado Naruto.

– sí, aunque no hay ningún gato aquí para mostrártelo – el rubio infló las mejillas en un tierno puchero a causa de la decepción.

Aun así, Naruto puso sobre su cabeza las orejas al igual que Sasuke, causando que ambos comenzaran a reír por la apariencia del otro.

Entonces Sasuke fijó su atención en los tesoros de Naruto, curioso por las historias que esos objetos traerían en ellos.

– Dei– niichan me regaló este, ¿no crees que es muy bonito?

– ¿y que se supone que es? ¿Un mapache o un ajolote? – preguntó con verdadera duda, descolocándose por la sonora carcajada que Naruto arrojó.

– no es un mapache, Sasuke – dijo entre risas – es un ave, mira aquí estan las alitas y la cabeza.

Sasuke ladeó la cabeza aun intentando darle forma al montículo de arcilla. Pero no podían culparlo, Naruto era el único que podía entender por completo las figuras de su hermano, en especial esa que hizo cuando no era tan habilidoso. A pesar de verse deforme, para Naruto era tan importante que lo consideraba un tesoro.

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