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El sonido del cierre de aquella maleta hizo eco en aquella oscura habitación. Pasos se escuchaban por todo el lugar, el sonido de un par de llaves les acompañaba.

- ¿Qué haces?

Su cuerpo se detuvo abruptamente, reflejando el terror y pánico en su cara. Lo único que hizo fue quedarse estático en su lugar. ¿Por qué ahora?

- Tom, por favor, vuelve a dormir.

Aquellas palabras salieron de su boca sin tibutear.

- ¿Por qué habría de hacerlo? Tord, dime que pasa, esto no me está gustando.

Un suspiro se escuchó salir de sus ya pálidos labios. No quería decir algo que no debía.

- Tom, entiende...

- ¿De qué estás hablando?

El más joven ignoró. Agarró la maleta que antes estaba cerrando, tomando un fuerte suspiro. La luz de la luna aún se veía, el sol ni siquiera había salido.

Sintió una mano agarrarle fuertemente del brazo, su mirada platinada se dirigió a la oscura mirada del otro.

- ¿A dónde crees que vas?

- Sueltame, Thomas.

El agarre se había hecho más fuerte, haciendo que la cara del más pequeño mostrara una ligera mueca de dolor.

Su respiración se volvió más pesada, haciendo intentos por soltarse. La maleta que tenía en su otra mano había sido dejada en el suelo, bajó su mirada al suelo, viendo las gotas que caían sobre el suelo, manchandola.

Alzó su mirada hacia el contrario, encontrando aquel par de cuencas llenándose de lágrimas, cayendo sin pudor al suelo.

- ¿Por qué me abandonas?

- Esto no te incumbe, si quiero irme es mi problema.

Sus palabras sonaron vacías, sin emoción alguna. El británico se sorprendió ante aquellas palabras, desconocía a aquella persona que tenía enfrente.

Soltó su brazo, dejando que las lágrimas fluyeran con mayor intensidad.

El noruego lo único que hizo fue mirar al británico, observando como este caía de rodillas al suelo, dejando que la poca luz de la luna, que atravesaba las cortinas, le iluminará muy bajo en la cara.

Tord tomó la maleta que anteriormente estaba en el suelo, salió de aquella habitación. Tomó sus llaves y salió de la casa, abriendo la cajuela de aquel automóvil rojo, metiendo su maleta.

Posteriormente se paró enfrente de la puerta del conductor, se volteó dándole una sonrisa vacía a aquella casa que acababa de abandonar. Un par de lágrimas descendieron de sus ojos, e ingresó al interior del auto, colocando las llaves en su respectivo lugar.

Encendiendo el coche y empezando a conducir hacia su destino, la Gran Ciudad.

Mientras que Tom, seguía llorando en el suelo de aquella fría habitación. Estaba derrumbado. Una gran tristeza invadió su ser.

Fue a la cocina, tomó una botella de Smirnoff y empezó a beberla. Botella tras botella, así fue hasta que amaneció.

Y aquí fue el inicio de una fuerte depresión, la cual lo tendría marcado para el resto de su vida...

[•••]

¡Buenas! Lamento si el capítulo es muy corto, pero realmente no iba a ponerle tanto relleno. Sí, se que desaparecido un buen tiempo. Lamento las tardanzas. Sigo teniendo bloqueo de escritor, pero sin dudas actualizaré más seguido, gracias a doña cuarentena.

Hablando de eso, ¿se encuentran bien? ¿Como van los casos de Covid en su país? LES MANDO MIS MAS BUENOS DESEOS DESDE MÉXICO, APOYO A USTEDES, CHICOS.

Cambiando de tema, haré un song fic, ozy. Yo, la escritora que no puede terminar su primer fic kk, va a hacer otro. B)


Bueno, ¡me despido!

SE ME CUIDAN.

-Desaparecer.-

¿¡Qué diablos te pasa, Tord!? [CANCELADA.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora