Detrás de su sonrisa (HopeV)

27

POV Yoongi

Cuando vi el estado de Hoseok, parte de mi se fue al carajo. Debí encargarme de esto sin él, fue evidente que tuvo recuerdos del horrible infierno que vivió -¡Malditos bastardos espero se pudran en el infierno!-.

Intentando liberar su rabia mi primo folló la boca de ese infeliz- tuve que contener mis ganas de darle un tiro en la frente-. Viendo que lo que hacía no tenía sentido, Hoseok comenzó a gritarle y lo apuñaló una y otra vez. No tuvo piedad y no debía tenerla, ellos fueron quienes crearon a ese monstruo.

Cuando se sintió satisfecho, se levantó del cadáver y caminó hacia la escalera, pero lo detuve en el camino. No quería dejarlo solo, no le haría bien, pero sabía lo terco que era y como tal, no me dejó acompañarlo. Resignado le di mis llaves. Estaba por irse cuando lo detuve nuevamente, le pedí por favor que no hiciera nada estúpido, en el estado que estaba lo creí capaz de atentar contra su vida. Esa horrible imagen llegó a mi mente y realmente me aterró. Intentando bórrala lo besé con desesperación -en ese momento me importó poco y nada lo que pensara Jungkook, solo me dejé llevar por mi impulso-. No lo solté hasta quedar sin aire. Al separarnos le suplique que se cuidara y se marchó.

Volví a caminar a mi lugar, Jk hizo como si no hubiera visto nada -internamente lo agradecí-. A los segundos gritos desoladores se sintieron desde el primer piso. Enfurecido me encaminé hacia el bastardo y lo golpeé.

- ¡Eres un jodido infeliz! – grité mientras estampaba mi puño contra su cara- ¡Habla de una vez bastardo! Habla para poder acabar luego con tu miseria.

No pude controlarme, le pegué hasta cansarme, el infeliz en un momento perdió la conciencia -¡Maldito hijo de puta!- Aunque le desfiguré la cara, no podía tranquilizarme, no sabiendo todo el daño que le causó a Hoseok.

Después de eso subimos al primer piso, Jungkook preparó algo de café -supongo quería tranquilizarme para hacer bien nuestro trabajo-. Lo probé, estaba asqueroso, una porquería siendo franco, pero de todas formas lo tomé -el muy infeliz no lo hizo- al terminarlo se burló de mí por ello. Estaba claro que quería hacerme sentir mejor.

Me quedé en el primer piso esperando que Jungkook redujera el cuerpo -nunca me atreví a ver cómo desmiembra los cadáveres, no podría vivir en paz después de eso-. Luego de una hora el trabajo estaba hecho. Kook estaba hecho un desastre con tanta sangre encima, así que fue a ducharse. Al terminar comenzamos a preparar todo hasta que en un momento no nos quedó más que esperar. Cerca de las cuatro de la mañana salimos del lugar.

Jungkook manejó hasta un sector aislado del río Han, al bajar del auto tomamos una bolsa negra -que pesaban como el infierno- y la tiramos en el. Rápidamente nos subimos al auto y nos dirigimos a otro sector del gran río, repetimos el proceso dos veces más. Para nuestra suerte no hubo ni un alma a nuestro alrededor, así que no tendríamos problema. Una vez listo Jk me llevó a la casa, pero de camino, no pude evitar sacar lo que ocurrió con Hobi a colación. Sin embargo, -tal como esperaba- Jungkook me dijo que no me preocupara, que sus labios estaban sellados. No preguntó, ni dijo nada al respecto, él era un hombre muy discreto en ese sentido, a pesar de su personalidad burlesca, cuando se trataba de temas importantes siempre podíamos contar con él.

Llegué cerca de las seis de la mañana a casa. Rápidamente fui al garage para ver si mi primo había vuelto y gracias al infierno que ahí vi mi auto. Me acerqué y vi un cadáver en el asiento del copiloto así que llamé a Jungkook de inmediato -pobre no lo dejamos descansar- a los minutos volvió, estacionando su auto dentro del garage y marchándose de inmediato en él mío.

Con el asunto arreglado entre a la casa, el living estaba hecho un desastre, Hoseok había tenido otra crisis. Corriendo me dirigí a su habitación, pero no estaba ahí, fui a mi cuarto, pero tampoco estaba. No tuve que pensar demasiado para descubrir su paradero. Caminé a la pieza del mocoso entonces, abrí la puerta y me los encontré a los dos durmiendo abrazados.