Capítulo IV

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Canción: Figures – Jessie Reyez

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Cerré con paciencia mi departamento para después acomodar mi abrigo y mi mochila para bajar las escaleras y hacerle frente a un nuevo día que tenía aires de ser brillante.

La calle estaba solitaria a eso de las ocho de la mañana, a excepción de las hojas muertas que caían en el pavimento, dándole algunos motes de color al itinerario gris.

A la lejanía, por la avenida en donde las personas comienzan a caminar en apuros, su figura se esclarece pero no estoy seguro de que sea quien pienso porque no quiero confiar en mis ojos pero el ritmo de mi corazón; lento y miedoso, me decía que hiciera caso en lo que veía.

Y pido que no lo sea.

Sigue de pie y yo procuro no mostrar que su presencia me ha inquietado. Veo a Jimin doblando la esquina, me sonríe y yo suspiro. Luego miro a quien no deseo acercándose a mi. Voy a Jimin, sin dudarlo; con alegría, porque lo necesitaba, porque había llegado a salvarme de una gran ola que venía a arrastrarme a lo más profundo y oscuro del mar.

— ¿Todo bien?

Me pregunta y yo asiento aunque no lo esté del todo porque mientras Jimin y yo hablábamos, la mirada de él seguía intensa en mi; incomodándome. Su mirada se seguía sintiendo penetrante incluso en el reflejo de las ventanas de los locales y casas que estaban por la calle en la que caminábamos. Temía que pudiesen estrellarse en cualquier momento.

— Voy a la biblioteca, tengo unos temas que investigar.

— Oh, justo iba ahí, ¿Te molesta si vamos juntos?

Negué con una sonrisa y me dispuse a aumentar mis pasos, casi caminando a zancadas cuando noté sus intenciones por cruzar la calle y llegar a mi pero gracias al cielo un par de autos se interpusieron en su camino.

Inhalé el aire frío que hizo doler mi nariz por unos momentos cuando doblamos la esquina. Él seguramente nos había perdido ya. Por cada crujir de las hojas secas bajo nuestros zapatos; la presión en mi pecho se extendía y me hacía voltear atrás un par de veces para notar su ausencia que me hace respirar en tranquilidad y suspirar por nerviosismo, haciendo mi cuerpo temblar.

Siento una mano sostener mi antebrazo y detener mi andar, doy un respingo y me siento morir. Tiro de mi brazo sin nada de fuerzas para intentar romper el agarre pero no lo logro. Y no quiero voltear, no quiero verle...

— Jungkook...— su voz, su voz me hace relajar y alejar la tensión que guardaba en mis hombros.

— ¿Sucede algo?

— Debería preguntarte a ti.— su voz sale seria y sonrío para intentar aligerar el ambiente tan tenso que de pronto se creó.— ¿Es por el tipo de unas cuadras atrás?— abrí mis ojos, sorprendido y bajo la mirada a mis botas salpicadas con gotas de agua. Él no tarda mucho en buscarla; ladeando su cabeza.— Se ha ido.

— Hablemos de esto luego, ¿Está bien?

Jimin asintió, comprensivo, y acarició mi brazo por encima del abrigo mientras me sonreía. Giro al frente de nuevo para continuar pero muero de vergüenza porque Jimin me vio reaccionar terriblemente mal a la presencia de aquel tipo. Estaba lentamente sumergiéndome una vez más a los recuerdos, cayendo por el precipicio pero Jimin me sostiene los hombros, apegándome a su cálido cuerpo.

— ¿Escuchaste algo de lo que te dije?

Niego apenado, sin siquiera poder mirarle.— ...Lo siento.

Yellow | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora