Capítulo 23

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Han pasado muchos días, en verdad no sé cuántos.
Ella se da cuenta de mis erecciones contantes, es algo que a mi me da mucha vergüenza porque no sé lo que piensa al respecto, no sé si se enoje hasta reprimirme algo porque aunque me dice que entre nosotros hay confianza, yo no termino de tomarle completamente la palabra aunque ese tema de los fajes ya nos gustó, se nos está haciendo como un hábito y es bonito por el simple hecho de que es con ella, la más buena de todas las niñas que he visto.

Lía

Me encanta que suceda ese tipo de cosas entre nosotros, me provoca muchas sensaciones que me gustan mucho, en sí lo permito por la enorme confianza que yo le tengo y sí me doy cuenta de sus enormes erecciones que trata de esconder por vergüenza y temor a que reaccione mal pero la verdad es todo lo contrario, a mi me gusta ver que satisfago de alguna manera a mi novio, además es algo natural, a mí me sucede que también se lubrica mi ropa interior al momento de fajar, admito que también me avergüenza, dirá que no me puedo aguantar.
De pensar en eso ya casi me dormía en una clase.
—amor, ¿estás enojada?—   dijo con ternura.

—Tengo sueño—  respondí haciéndome la recién despierta.

Me abrazó, después ya me había robado un beso que tanto me gustó, intentamos besarnos pero el encargado pasó por nuestro lugar, agaché la cabeza tapando un poco la escena con mi largo cabello, no levantamos la mirada hasta que a ambos nos tocó la espalda con la punta de su dedo.

—¡hey! ¿Qué pasa aquí? —

—si los vuelvo a ver de ese modo se irán suspendidos una semana—   insistió molesto

—eh...— dije con una voz soñolienta sin saber lo que trataba de decir.

—está bien, no volverá a suceder—    dijo Uriel un poco asustado.

—¡a trabajar entonces!—

Inmediatamente finalicé la frase que faltaba en mi trabajo y se lo entregué al profesor.
Poco después él mismo fue a nuestro lugar.

—me acaba de informar el encargado que ustedes se la pasan abrazados todo el tiempo—   dijo serio pero no molesto

—eeeh no—   dije temblorosa

—admítelo, no les haré nada, pueden estar así pero cuidado con el encargado— dijo el profe en voz baja.

—gracias profe—

—Uriel, ¿ya terminaste el trabajo?—  interrumpió el profe

—ya, mire—

Después de que se fue el profe saqué de mi lapicera una empanada de zarzamora y nos la comimos muy quitados de la pena, así dejamos unas moronas en las mesas.

Fuimos a tomar las demás clases como siempre, él con sus amigos y yo con las mías aunque he notado unas pocas ocaciones que ya no me quieren cerca de ellas, cuando hacemos trabajos en equipo excluyen a Uriel o a Alejandro, eso me hace sentir mal, he tenido que decirle a alguno o hasta a los dos que consigan otro equipo, ya se me hace mala onda por parte de ella (no diré su nombre).

Al finalizar las clases tomamos el transporte como siempre.

A medio camino...

—Lía, ¿en dónde te vas a bajar?—

—en la tienda de helados—

—nosotras también—

Seguí charlando con ellas aunque se están volviendo cortantes, mi novio al darse cuenta me tomó de la mano y con su otro brazo, por la cintura para después besarme lenta y apasionadamente, ¡me encantó!.

Unos instantes después del beso me dí cuenta que ellas bajaban una parada antes que yo.

—¡esperen!—   grité

Avanzaron aún más cuando pagaba mi pasaje y corrí hacia ellas.

Inmediatamente una de ellas comenzó a reírse.

—adiós Lía—

—pero me quedaré dos cuadras después, ¿ya te vas?—

—ay, pensé que tú ya te ibas—

—sí, ya me voy, que tengan bonita tarde, amigas—  contesté sonriente como siempre.

Sentí enojo al ver esas actitudes que jamás me habían hecho, ¡es una burla! Aunque me la tomé a la ligera porque tal vez no querían interrumpir el beso pero analizando, ellas se iban a bajar en la siguiente parada. Pensaba mientras seguía en la misma banqueta que ellas y seguían riéndose.

Seguí mi camino sin dirigir la palabra a ellas.

Al llegar a mi casa mis padres me preguntaron sobre mi cemblante y respondí lo que mis "amigas" hicieron, solo que cambié lo del beso por "ir con el celular" añadiendo que talvéz fue por eso.

Pasan unos días, intento integrarme con ellas en sus pláticas porque mi novio no asistió a la escuela, lo malo de mi intento es que ellas tratan de cerrarse discretamente para que ni escuche, ni me meta, pero perfectamente me doy cuenta, así que me fui a platicar con Roberto y Alejandro sobre lo aburridísimo que está siendo el día siendo a penas las 8:34, no sé lo que me espera el resto del día con las actitudes horrendas de mis "amigas" y con mis amigos que se la pasan jugando en el celular...

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