Capítulo 7

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Después de aquellos pensamientos que me invadían, pensé en cosas lindas y no dejaba de imaginarme una y otra vez lo que sería probar mi primer beso con alguien que tiene unos labios tan lindos como los tiene Uriel pero para eso tiene que ser mi novio.

¡Mis padres no me permiten eso! ¡No! Debo de dejar de pensar en eso que me voy a obsecionar con alguien que está perdiendo el interés en mi, ¡duele mucho!

Me bajaba yo sola de mis nubes.
Me empecé a sentir mal de nuevo hasta que un primo de mi mamá me sacó de quisio.

hola

hola Alex

¿tienes novio?

¡no! Y no quiero tener ahora

—y ¿qué haces?—

trabajo y tú?

pensando en ti

¡a caray!

perdón, me equivoqué

no te preocupes

sé que soy muy precóz pero la verdad es que me gustas mucho desde que te conocí-

oye revisa bien el nombre de tus contactos

no es una equivocación, sobrinita, es que sí ¡me gustas!

muy chistosito pero ya no estés jodiendo

necesito que me des la confianza de que seamos amigos con derechos

¡nunca! Y menos porque eres de mi familia

nadie sabrá

¿cuanto a que le digo a mi mamá?

¡que fea!

—fea ¡pero me respeto!—

Ese chavo quería a mi amiga Shantal, y yo le daba ánimos para que anduvieran, más sacada de quisio no puedo estar.

Día siguiente...

Llegando al colegio le platiqué a mis amigos Alejandro y Liz.

Ellos me dijeron que hice lo correcto y claramente si.

Uriel

La veo más felíz y me gusta verla así aunque Alejandro me dijo lo que pasó con su familiar, y Roberto me ha estado haciendo burla con ella, a la vez me gusta eso porque me gusta Lía, pero a la vez no porque sé que no siente nada por mí, más que comprobado porque cuando se acercaba el 14 de Febrero yo quería darle un regalito pequeño, pero ella le dijo a Roberto que no quería nada, que no siente nada por mi y que tampoco me "quiere" como tal.

En ese preciso momento llegaron Roberto y Alejandro a confundirme más, entre una pequeña charla sobre ella, la indecisión que está pasando y que también demuestra quererme.

—Pues Lía me dijo ayer que sí te quiere—  dijo Roberto muy seguro.

—sí, se le nota el brillo en sus ojos cada vez que habla de tí— dijo Alejandro con mucha firmeza.

—¡no les creo nada! Esa niña le dijo a Roberto que no me quiere, por lo que ni un detalle de mi parte aceptaría—

—no es que no te quiera, Uriel, a mi me dijo ayer que no aceptó el detalle porque si sus padres le llegan a notar algo que ellos no le dieron, son capaces de golpearla, me lo dijo con un nudo en la garganta, ¡¡sabes qué es eso!!—  respondió Roberto entre firme y fúrico.

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