Capítulo 22

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Me fui con él en el transporte pero no hicimos nada de lo que sucedió solamente nos dábamos uno que otro beso, abrazados fuimos durante todo el camino.

Me encanta respirar su aroma que se queda impregnada en mi naríz y en el momento que sea, si no está conmigo recuerdo su aroma, lo recuerdo aunque me llene de melancolía saber que no está pero ahora que sucedió esto...

No sé a cada rato vuelvo a sentir sus caricias y se vuelve una sensación que me encanta.

Uriel

No puedo creer lo que hoy sucedió, ¡no puedo! Es tan hermosa, tan perfecta: sus besos, su respiración cuando le provoco esas sensaciones placenteras que nunca imaginé ser yo quien las provoque en ella, aunque ella siempre me ha hecho sentir sensaciones de ese tipo, a decir verdad, desde hace mucho tiempo he tenido varios sueños y fantasías sexuales, pero tampoco puedo creer que hacer eso despertó mis hormonas de una forma como nunca antes, parece que las sigo sintiendo.

Sucedió de forma espontánea y ahora que me acuerdo así quisimos que fuera.
Pero no solamente soy de que me guste el "morbo" sigo prefiriendo el amor en lugar de todo esto, por cierto, amo su aroma mezclada entre fresa, menta y rosas.

Unos días después.

Mi novia tenía demasiada hambre, así que la llevé a la tienda.
—quiero una torta—

—¿de qué?—

—pechuga empanizada, por favor—

—mmm de pechuga—  interrumpí, y a la vez la miré sonriendo.

—¡ya Uriel! Me voy a traumar— dijo sonrojada y me abrazó, yo recibí su torta.

Después de que terminamos de comer cerca de la tienda, nos quedamos solos en el salón en lo que no llegaban los demás de la clase de programación, pues hicimos el trabajo lo más rápido posible para salir antes y poder estar solos en el salón, como se nos cunplió, aproveché para "comerla" a besos.

Comenzamos el beso lentamente como siempre mientras la tomaba de la cintura haciendo suaves caricias por toda su espalda, ella hacía lo mismo conmigo.
Nos dimos muchos besos más hasta que sus labios se tornaban más rojos de lo normal, seguramente los míos también, pero los de Lía me encantaban aún más.

Acerqué su cuerpo más al mío mientras poco a poco seguí acariciando su espalda hasta que bajé mis manos a sus gluteos y ella hizo lo mismo.
Hacía presiones intentando abarcar completamente sus glúteos pero me fue imposible, ¡sí que son grandes! Además me encanta cómo toca los míos, acepto, hacer eso me puso erecto.

Lía

Amo experimentar con Uriel porque también lo experimenta, eso me consta aunque me inquieta que todo lo hace perfectamente bien como si fuera experto, yo por mí sin saber, solamente lo hubiese acariciado como lo hago con su espalda, pero ahora sí me dejé llevar por él y por cada una de las hermosas sensaciones que provica en cada átomo de mi cuerpo.

Coincidencia PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora