《 0.007 》 ❝Buenas noches, Senpai.❞

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«Obito»

Miro a Konan con cara de pocos amigos, aunque este gesto no pueda ser apreciado por la máscara que cubre mi rostro.

Hoy esperaba recibir la noticia de que podría volver a la guarida, mas, resulta que ahora ni siquiera puedo merodear por los alrededores.

Ya van tres semanas fuera, en las que he estado haciendo misiones con Zetsu para pasar el tiempo; y ahora me encuentro con ella en la cabaña que he utilizado para pasar las noches en las cuales no tengo nada que hacer. Y, oh, sorpresa, ¡ahora se supone que estoy muerto!

Qué divertido, ¿no? Estoy saltando de emoción.

¿De dónde sacaron tal estupidez?

—¿De quién fue la idea? —intento sonar tranquilo, pero, no resulto tan convincente. Termino por ser más tosco de lo que quería.

—Es algo que Hidan tenía en mente, es su manera de darle una lección —explica tan apacible que me frustra. 

Revuelvo mi cabello con exasperación y muerdo el interior de mi mejilla. Aunque lo que quiero es insultarla hasta el cansancio, me obligo a recobrar la compostura y tratarla con respeto.

No es como que sea su culpa únicamente;  ella solo dio las opciones y yo fui quien las aceptó.

Además, tampoco es como que ella pudiera controlar la acciones de Hidan.

—Ya, ¿y desde cuándo lo apoyas en sus ideas?

—Desde que Deidara comenzó a estresarme.

Me cruzo se brazos y suelto una ligera risa silenciosa ante su justificación.

—Parecen unos niños pequeños —niego con la cabeza, ella se cruza se brazos—. Pero, de todas maneras, ¿qué han logrado con todo esto además de que se encierre en su habitación y no salga de allí por nada del mundo?

—Zetsu te ha mantenido informado, ¿verdad? —Asiento con la cabeza a modo de respuesta— Bueno, logramos saber que le importas. Le afectó saber lo de tu supuesta muerte.

Suspiro. Esto ya no me gusta tanto como al principio; suena egoísta, pero, era divertido saber que se exasperaba, que se ponía de mal humor y que quería encontrarme. Era lindo porque me hacía sentir en cierto modo importante para él, a pesar de no ser la forma más sana de sacar a relucir todo esto... Pero, ahora siento que todo está escapando de nuestras manos; hemos ido muy lejos con esto y me preocupa lo mal Deidara la ha de estar pasando.

Para empezar, mi muerte no formaba parte del trato.  Decliné esta opción porque ya he tenido que fingir este hecho durante años para todos aquellos que algunas fueron mis compañeros en Konohagakure. Eso no me importa porque ellos ya no significan nada y todo tiene un propósito; es aquí en Akatsuki es donde las cosas son diferentes.

Porque, ¿quién quita que se podría desencadenar una traición mientras toda esta jugarreta se lleva a cabo?

Dejando de lado el objetivo principal de todo este teatro, nada estipula que esto no podría ser más que una distracción. Porque, aunque hayamos creado lazos, ellos siguen siendo peones dentro de un plan que no es precisamente beneficioso para alguno de ellos. ¿Qué pasa si ya no están conformes con cómo marchan las cosas?

—Estás pensando demasiado —señala—, ¿qué sucede?

Cuando su voz me saca de este lado conspiranoico que mantengo, mi mente inevitablemente vuelve a los hechos actuales; a Deidara y cómo está siendo afectado de mala manera por un plan demasiado estúpido. Y pronto, mis propios sentimiento me impiden pensar en algo más.

—No me siento cómodo con esto —confieso—. ¿Qué tal si esto le afecta más allá de todo lo que ustedes ven a simple vista? —sugiero— Sigue siendo mi Senpai, Konan. Si se deprime o algo le pasa, me aseguraré de aniquilarte y de encontrar la manera de acabar con la inmortalidad de ese bueno para nada.

—No hace falta ponernos violentos, Obito. En unos días acabaremos con todo esto —asegura, pero, una parte de mí siente que ese día debería ser hoy mismo—. Sólo debes ser paciente.

—Bien —cedo, únicamente para darle la oportunidad de concluir todo de la mejor manera posible—, pero ten en cuenta que mi advertencia no cambiará. Arregla este teatro mal ejecutado antes de crear un daño permanente.

Antes de que ella pueda hablar nuevamente, hago uso del kamui para ir a otro lugar; un claro que he descubierto en las profundidades de un bosque lejano.

Es de noche, hace frío. Miro el cielo estrellado por un rato. Y Deidara vuelve a mi mente; con sus sonrisas y sus ansias de hacer su arte sin importar las condiciones.

Sonrío sin poder evitarlo.

Deidara...

¿Qué estarás haciendo ahora?

Bueno, tal vez esté durmiendo y de ser así, quizás, podría aprovechar para ir a verlo. Tengo que admitir que me ha hecho mucha falta estos días.

Una vez más utilizo el kamui, ahora, para ir directamente a la habitación de Deidara. Sonrío enternecido al verlo dormir; tiene las mejillas ligeramente sonrojada, el cabello suelto y de vez en cuando frunce un poco el ceño.

Vaya, hasta en sueños es un pequeño cascarrabias.

Me siento con cuidado al borde de la cama, y me permito acariciar su cabello suavemente. Su semblante cambia a uno más tranquilo. No puedo evitar pensar en lo mucho que me encanta.

—Tobi —murmura y siento pánico. Aparto mi mano de su cabello y él se gira, dándome la espalda—... Pequeño bastardo... ¿Qué haces con eso?... No comas mi arcilla...

Ahogo una risa. De todas las veces en las que me he colado en su habitación, nunca lo había escuchado hablar dormido. Admito que saber que estoy en sus sueños hace despertar mariposas en mi estómago, aunque estoy casi cien por ciento seguro de que me está golpeando por... ¿Comer arcilla?

Acaricio su cabello una vez más. Él se gira, quedando hacia de frente hacia donde estoy. Acarició su rostro con la delicadeza que se tendría al manipular un objeto de cristal.

Mientras me dedico a contemplarlo y el impulso de besarlo se apodera de mí por completo. Al principio trato de ignorarlo, pero con el pasar de los minutos me es imposible. ¿Cuándo tendré otra oportunidad, de todas formas?

Me inclino, apartando mi máscara lo suficiente para dejar mi boca al descubierto. Con el corazón casi en la garganta, deposito un beso en sus labios; algo pequeño, apenas un ligero tacto. Al separarme y acomodar mi máscara, noto que sus ojos comienzan a abrirse poco a poco. Bien, supongo que tengo que irme.

—Buenas noches, Senpai —digo, comenzando a desaparecer.

—Tobi... —Lo escucho susurrar antes de aparecer de nuevo en la cabaña, ahora vacía.

Siento mis mejillas arder y mi corazón latir a toda prisa. Joder, Deidara, lo lamento pero no me arrepiento de absolutamente nada.

Me tiro en la cama y reboto un par de veces al hacerlo. Soy consciente de que tengo una sonrisa estúpida en el rostro.

Bien, Obito, hora de dormir. Ya basta de tanta babosadas cursi por una noche.

𝙼𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚘 ──  𝚃𝚘𝚋𝚒𝚍𝚎𝚒 .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora