《 0.008 》 ❝Tenías razón, Konan.❞

5.4K 593 465
                                    

«Deidara»

—¡Tobi! —exclamo, incorporándome en la cama. Mi brazo se ha extendido en su dirección pero no he logrado detenerlo, ni siquiera llegar a crear un roce entre ambos.

Miro de un lado a otro, pero no hay nadie más aparte de mí. Se ha desvanecido por completo.

Siento un calor apoderarse de mi rostro, sé que mis mejillas están sonrojadas. Mi corazón palpita demasiado fuerte y mi cabeza comienza a doler al repasar los hechos.

Él me besó hace unos instantes; estaba aquí, me besó y se marchó como si nada antes de que yo pudiese llegar a reaccionar.

Y me ha dejado con una sensación de vacío que no puedo soportar.

Las lágrimas invaden mis ojos y aunque hago un gran esfuerzo por contenerlas, me es inevitable comenzar a llorar.

Porque duele; duele demasiado saber que no es real. Porque no es posible.

Todo ha sido un sueño que se sintió  extremadamente real. Un sueño que duele, que quema; uno que me hace caer en cuenta de lo que realmente siento y lo que he tratado de evitar.

Sollozo. Ahora tengo que aceptar no ha sucedido nada y que él ya no volverá. Pero no quiero, no todavía.

Extraño a ese chico tan molesto con cada parte de mi insignificante alma. Y me arrepiento de no haber dado cuenta antes de que no era un error su estadía aquí y que su presencia realmente significaba algo más allá; algo que todavía tengo miedo de descifrar, porque sé que no tiene que ver con la organización sino más bien conmigo.

—Tenías razón, Konan —concedo, tras hacer un gran esfuerzo para poder pronunciar esta simple oración.

Debo confesar que mi orgullo se siente dolido ante esta confesión.

Nunca creí darle la razón por algo que tuviera que ver con Tobi, pero, lo cierto es que el no hacerlo en este punto es una estupidez innegable.

Lo extraño; ahora que no está, no puedo parar de lamentarme por todo lo que le he dicho, por todas esas veces en las que lo alejé sólo porque sí. Me siento incompleto y no me explico aún el porqué... No por no habérmelo planteado, sino porque no he buscado la razón por temor a la respuesta.

Lo he atribuido a que nunca pensé que él era realmente necesario en mi vida —de hecho, aún me cuesta comprender que siempre lo fue—. Tampoco que me haría sentir menos solo. Desde la muerte de Sasori, cuando se empeñó en estar tan pegado a mí como una garrapata en un perro, comprendí que las cosas eran diferentes. Pero nunca busqué qué había cambiado exactamente porque creí que todo se trataba de Sasori en ese entonces.

Pero no es así. Y eso es jodidamente frustrante.

Ella aparta la mirada de los folios que se encuentran esparcidos por la mesa. Me dedica una mirada cargada de confusión a la que correspondo haciendo una mueca.

—¿De qué hablas? —Su desconocido es palpable y no la culpo; nadie se espera que yo le ceda la razón en nada, nunca.

—Tenías razón, lo extraño. No puedo con su ausencia. Ese idiota con todo y lo insoportable, es —Suspiro, y me cruzo de brazos—... Nada... Sólo lo extraño.

𝙼𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚘 ──  𝚃𝚘𝚋𝚒𝚍𝚎𝚒 .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora