《 0.013 》 ❝La estafa del 'A cambio de...' ❞

4K 457 327
                                    

«Deidara»

No lo comprendo. ¿Cómo carajo hace para evadir todos mis intentos de ver su rostro?, ¿su máscara tiene un sensor que le alerta cuando alguien intenta llevársela?, ¿hizo un pacto con el diablo para poder ocultar su identidad a toda costa? Es que no me termino de explicar cómo es posible que, incluso dormido, algo tan sencillo como subir su máscara lo suficiente para echar un vistazo, resulte una tarea imposible.

Suspiro, de manera silenciosa. Ya perdí la cuenta de cuantas veces he fracasado en mi misión personal, quiero decir, ya casi amanece y he estado en esto desde que se durmió, e incluso así me ha dado la guerra. Sus reflejos son impresionantes; no sé cuántas veces me ha tirado de la cama con un puñetazo. Mucho menos, cuántas veces me ha mandado a volar con una patada previa a un cambio de posición que me hace dudar de si éste desgraciado tiene huesos; son posturas demasiado extrañas y a simple vista, para nada cómodas.

Miro a mi alrededor, impaciente, en busca de algo que pueda ayudarme. No tardo mucho en divisar una soga que hay entre las cosas que Sasori solía utilizar para sus intentos de arte y una pequeña sonrisa maliciosa se esboza en mis labios. Quizás, si consigo atarlo, por fin logre mi cometido. Me levanto del suelo, algo adolorido por mi aterrizaje, y sin mucha dilación me dirijo a buscar el objeto en cuestión.

Bien, espero que esto funcione, porque ya estoy comenzando a frustrarme.

Con la soga en mano, vuelvo a acercarme a la cama, procurando no hacer algún ruido que pueda alertarlo. Con mucha lentitud y cuidado, comienzo a atar sus piernas y posteriormente sus manos, para asegurarme de que ningún golpe o patada me hará quedar en algún rincón de la habitación de nuevo.

Mi mano, esta vez, sí logra posarse en su máscara, sin embargo, no soy capaz de moverlas, menos, cuando siento un hormigueo en mi estómago, pues, creo que por fin resolveré una de las mayores incógnitas que ha albergado en mi mente desde que lo conozco, y no sé si estoy listo para eso. Hago una pequeña mueca, y frunzo el ceño poco después.

Pero qué diablos, Deidara. Si no aprovechas ahora, ¿cuándo tendrás frente a ti otra oportunidad servida en bandeja de plata? Este no es momento para titubear.

Muerdo mi labio inferior y trago grueso, dispuesto a completar mi tarea. Es ahora o nunca. Cuando realizo el amague de mover la máscara un poco hacia arriba, su mano envuelve mi muñeca. Es un tacto firme e incluso un poco doloroso, pero aún así, no soy capaz de quejarme. Contengo la respiración unos instantes, en el momento en que su mirada —severa, casi frívola— conecta con la mía. Por alguna razón, me siento pequeño, por primera vez, genuinamente intimidado. Vuelvo mi rostro hacia sus manos, para enfocarlas, y noto como la parte de la soga que las inmovilizaba, está rota. Mis ojos se abren con sorpresa; nunca sentí que hiciera algún movimiento, entonces..., ¿cómo? Poso la mirada en su máscara nuevamente, viendo cualquier lugar ajeno a ese único ojo visible; por alguna razón, comienzo a sentirme nervioso.

—Creí que teníamos un acuerdo, Deidara. —Esa voz ronca, tan diferente de la habitual, me hace sentir un escalofrío. Sé que mantiene su vista sobre mí; lo hace con tanta intensidad, que, por momentos, siento que soy un ser completamente transparente y que él puede ver absolutamente todo lo que hay en mi interior.

Y odio sentirme así de expuesto.

—¿Qué pasa senpai, te comió la lengua el gato? —Se burla, volviendo a esa voz chillona que tanto me exaspera.

Abro la boca para responder, sin embargo, un apretón en mi mano calla mis palabras para reemplazarlas con un quejido. Su agarre se deshace poco después y mi ceño se frunce, mientras sujeto la zona afectada con suavidad. Este idiota... ¿Qué se cree?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 25, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝙼𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚘 ──  𝚃𝚘𝚋𝚒𝚍𝚎𝚒 .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora