Capitulo 8

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Salí del aula de castigo rápida como un rayo con la mochila a rastras. Crucé la puerta que separaba el instituto de la calle, me coloqué bien la mochila y empecé a corren en dirección a casa de mis abuelos.

No tardé ni un segundo en recorrer el pasillo que tanto miedo me daba. Opté por subir por las escaleras para no tener que esperar al ascensor. Me planté en el segundo piso, uno menos en el viven mis abuelos, allí escuché, escuché a mi abuela llorando desconsoladamente. Subí las escaleras y llegué.

El momento en el que entré en casa de mis abuelos, observé a tres policías en la cocina, a los que no me molesté en saludar. Ellos me dieron un vistazo rápido y siguieron conversando tranquilamente. Continué caminando, al entrar en el salón vi a mi abuela llorando en el sofá y seguidamente a mi abuelo.

El estaba muy pálido, tumbado en su cama, no le di importancia asta que descubrí a unos señores haciéndole pruebas continuamente.

Había muerto. Yo amaba a mi abuelo. No podía creer que no lo iba a volver a ver nunca mas. Me eché a llorar y me encerré en el baño para que nadie me viese.

Me tranquilice y salí para hablar con los policías sobre como había muerto, aunque yo ya suponía que había muerto por causas naturales. Efectivamente los policías me lo contaron, y había sido como yo pensaba.

Pasee un poco por casa de mis abuelos pensando en mis cosas, entonces mi padre llamó para que bajara porque me esperaba en la puerta del piso. Pasé por el pasillo sin darme cuenta, estaba en otro mundo en ese momento. Alcé la vista hacia el techo en gesto de desesperación, cuando descubrí unas gotas rojas en el techo. Me fijé mas y observé un camino de gotitas que conducían a abajo de la escalera.

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