Capitulo 4

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Desperté al sentir a alguien sacudirme rápidamente los hombros, abrí los ojos asustada y vi a Alexis hacerme una seña para que guarde silencio, luego señaló hacia fuera donde se escuchaban quejidos, mi cuerpo se tenso al instante, agarré el hacha que estaba en el piso, me acerqué hacia la ventana sin asomarme demasiado y vi a una nena zombie caminando, mi corazón se rompió al ver que aún estaba con su oso de peluche en una de sus manos, respire hondo y miré a Alexis que me miraba también con tristeza, dejé el hacha, me acerqué aún agachada donde estaba el arco y el carcaj, subí a la terraza y me acerqué lo justo y necesario para verla pero que ella no me vea a mi, tragué saliva, agarré una flecha y respire hondo, solté la cuerda del arco y la flecha se clavó justo en la cabeza de la nena que cayó al piso enseguida.

Baje de la terraza y vi a Ale cerca de la ventana ya parado, suspiró y nos miramos con una mueca, salí de la casa con cuidado, me acerqué al cadáver de la nena y saqué la flecha, me daba mucha pena pero era ella o nosotros, pise su cabeza para asegurar que no podía hacerme nada y luego arrastre su cuerpo lejos de la casa, volví a casa y al entrar suspiré.

—Eso fue...wow— dijo Ale algo tocado por la escena.

—Creo que lo que más odio es ver como los nenes se transformaron en esas cosas y después el cómo devoran a los animales— dije y el asintió.

—¿Volvemos a dormir?— preguntó y yo hice una mueca.

—Dudo poder pero mejor intentemos, mañana será otro día— respondí y el me abrazó levemente.

Fuimos a la habitación y nos acostamos en la cama mirando el techo, cada uno pensando en sus cosas, me dolía la cabeza y necesitaba cerrar los ojos así que eso hice, Alexis apoyó su mano en mi cabeza y comenzó a acariciarla, suspire y me deje llevar hasta que me dormí.

Al día siguiente, 09:00 am:

Desperté al sentir los rayos del sol calentar mi piel, abrí los ojos lentamente y noté que Alexis no estaba a mi lado, rápidamente me levanté y fui a la cocina, estaba sentado en el sillón tomando café en nuestro vaso, sonreí aliviada, me acerqué a Ale por atrás y lo abracé como pude.

—No me vuelvas a asustar así, pelotudo— dije dejando escapar un suspiro.

—Perdona, no podía dormir y me levanté a tomar café, no quería asustarte— dijo y reí.

—Lo sé pero no sé porqué pensé que te habías ido— dije, me senté a su lado y el me miró con el ceño fruncido.

—¿Cómo me voy a ir sin vos? Sos mi mejor amiga tarada— dijo y lo abracé, dejando mi cabeza en su pecho.

—Bueno Che, es normal tener miedos— dije y el rió.

—Si es justificado si pero ese miedo no lo es, si estamos juntos desde que empezó esto— dijo y rodé los ojos.

—Lo sé, lo sé— dije y el siguió tomando su café.

—¿Los extrañas?— preguntó y suspire sabiendo que se refería a mi familia.

—Si, bastante— respondí triste y el suspiró.

—Yo también a pesar que a veces me quería ir y no verlos— dijo triste y me separe de el.

—No pudimos hacer nada, Ale— dije y pasé una mano por mi pelo.

—Era demasiado tarde— dijo y asenti.

Recuerdo:

Me desperté al sentir mi celular vibrar muchas veces, lo agarré y vi que era una llamada de mi papá, atendi al instante

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