Al día siguiente, 09:00 am:
Abrí los ojos lentamente al sentir los rayos del sol calentar mi piel, intenté moverme pero unos brazos me lo impidieron, moví mi cabeza y vi a Laura, todos los recuerdos invadieron mi cabeza y la vergüenza se extendió por todo mi cuerpo, no quería que ella me viese tan débil pero todo me superó, no sé cuánto tiempo estuve en mis pensamientos pero fui sacada de ellos por una voz
—Hey— murmuró Laura apretando levemente mi cintura.
—Hola— murmuré y ella hizo una mueca.
—¿Cómo estás?— preguntó preocupada.
—Mejor, gracias por lo de ayer y perdón, no deberías haberme visto así— respondí avergonzada y mirando hacia otro lado.
—No te averguences, todos tenemos pesadillas—dijo y yo hice una mueca.
—Lo sé, sólo que no me gusta que me vean así, débil— murmuré.
—No eres débil, ¿Queres hablar de la pesadilla?— preguntó y rápidamente negué.
—Voy a desayunar— dije, salí de los brazos de Laura rápidamente y me fui de la habitación.
Pasé mis manos por mi cara y suspiré, no podía abrirme con ella así que lo mejor era volver a ser fría, caminé hasta la cocina, al entrar busqué todo para hacerme de desayunar aunque no era mucho, mientras esperaba que el agua para el café hirviera la herida de mi cuello comenzó a arder un poco, me queje por lo bajo y rasque los costados de la gasa hasta que el sonido del agua hirviendo me hizo parar, me hice mi café, le coloque dos cucharadas de azúcar, revolvi y comencé a dar pequeños sorbos con cuidado de no quemarme, Alexis entró a la cocina con su cara de sueño de siempre
—Hey— saludó, se acercó a mi y besó mi frente.
—Buen día— murmuré y el hizo una mueca.
—¿Cómo te sentís?— preguntó preocupado.
—Bien— respondí evitando decir la verdad y el hizo una mueca.
—¿Por qué me mentis?— preguntó bufando y suspire al ver que me conocía demasiado bien.
—Perdón, solo no quiero hablar de lo que pasó ayer, ¿Si?— respondí cansada y el soltó un suspiró.
—Está bien, voy a hacerme el desayuno— me avisó y comenzó a agarrar las cosas que necesitaba.
Salí de la cocina y subí a la terraza con mucho cuidado de no volcar el café, me senté mirando el horizonte, respiré hondo y seguí tomando mi café, intenté distraer mi cabeza pero fue en vano ya que era imposible entre la pesadilla y los eventos de ayer no podía relajarme, mi cuerpo estaba en tensión pura, cerré los ojos y me recoste contra el pequeño muro de la terraza.
No sé cuánto tiempo estuve hasta que escuché a alguien subir, abrí los ojos y vi a Alexis mirándome preocupado, hice una mueca, la taza de café ya estaba vacía, me levanté y caminé hacia el
—¿Queres que nos quedemos?— preguntó y yo asenti.
—Sólo quiero dormir— respondí cansada y el sonrió levemente.
—Está bien, vos descansa y iré con Laura a buscar un par de cosas y crear un par de defensas más, ¿Si?— preguntó y hice una mueca, no quería que se vayan pero bueno.
—Bueno, voy a dormir— respondí y el asintió.
Bajamos las escaleras, dejé la taza de café en la cocina, Laura estaba ahí desayunando y levantó la vista al verme pero yo la ignore y fui a la habitación, me acosté en la cama y cerré los ojos, no podía dejar de pensar en lo que pasó ayer y en esa pesadilla, mi cabeza no me dejaba en paz, pasé las manos por mi pelo y tironee levemente de el, suspiré y respiré hondo varias veces hasta que empecé a sentir mis ojos cada vez más y más cansados, cerré los ojos y decidí dejarme llevar.
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Zomboludos
خيال علميLas aventuras de dos mejores amigos en un Apocalipsis...argentino.