Un mes después, Abril, lunes 10:30 am:
Alexis y Laura se volvieron bastante cercanos, ahora ellos están sentados jugando al uno y yo acostada en el sillón mirando el techo tarareando una canción y de vez en cuando bufando al escuchar sus risas—¡Eso es trampa, Ale!— dijo Laura riendo.
—Esi is trimpi— murmuré por lo bajo burlandome.
—No es trampa— dijo Ale riendo y giré los ojos.
—Si que lo es, tonto— dijo Laura con ternura y fingi tener una arcada.
Me levanté del sillón y sin avisar me dirigí a la habitación, entré y me senté en la cama, mi mochila estaba cerca así que la agarré y saqué mi celular del bolsillo de adelante, lo prendi y por suerte le quedaba batería, abrí la galería y comencé a revisar las fotos, la mayoría eran de mis perros, mi familia y mis amigos pero había algunas que eran de alguien muy especial para mi, se formó un nudo en mi garganta y un par de lágrimas se deslizaron por mis mejillas al ser indundada por tantos recuerdos.
Apague el teléfono, lo guarde en su lugar, pasé mis manos por mi cara y respiré hondo, recordé cosas felices y de a poco pude volver a la normalidad con una pequeña sonrisa al recordar a mi perra, Mora, en estos momentos ella estaría molestandome para jugar, mordiendo mis tobillos y persiguiendome, reí levemente ante el recuerdo y jugué con el anillo de mi dedo medio de la mano derecha, sonriendo porque a pesar de que ella ya no está sigue teniendo el poder de calmarme.
Salí de la habitación poniéndome seria, me acerqué a la cocina y pude notar que Alexis y Laura dejaron de jugar y sólo hablaban mientras tomaban otra taza de café
—Creo que ya tienen demasiada cafeína en su sistema, vamos a dar vueltas a ver si encontramos algo para hacer o no sé— dije y ambos me miraron rápidamente.
—Está bien, agarremos las cosas— dijo Ale y Laura asintió sonriendo.
Giré los ojos, agarré una de las mochilas de tamaño mediano que encontramos el mes pasado, no quería llevar mi mochila es como una reliquia para mi así que mejor llevar esta, agarré el arco y el hacha, sin esperarlos salí de la casa, Alexis tenía las llaves así que no me preocupaba, el sol enseguida me recibió ya no molestaba tanto ya que dentro de no mucho tiempo va a ser invierno, respiré hondo y tararee una canción de Shawn Mendes mientras los esperaba, salieron un par de minutos después.
—Ahora si, vamos— dijo Ale cerrando todo bien.
—Ok, vamos a ver que onda— dije simplemente.
Ale iba hablando con Laura mientras yo estaba a su lado en silencio mirando los alrededores y disfrutando del día, mi piel ya no estaba tan pálida, tomó un color más morocho excepto mi cara que seguía casi igual, excepto mis cachetes que estaban colorados
—¿Estás bien?— preguntó Ale en un murmuró.
—Si, no te preocupes— respondí simplemente y el hizo una mueca sin creerme.
—Te la voy a dejar pasar ahora pero apenas estemos en casa otra vez vamos a hablar seriamente— dijo y giré los ojos.
—Lo que digas, grandote— dije y el giró los ojos.
Volvió a hablar con Laura quien sonriente seguía la charla pero que cuando pasamos cerca de zombies se callaba lo que agradecía bastante ya que escuchar tanto tiempo su voz me irritaba, decidí llevar el hacha en mi mano derecha para estar preparada ante todo mientras escucha a los tortolitos hablar.
13:30 pm:
Suspiré de felicidad ya que era hora de volver a casa, habíamos caminado bastante y revisamos muchas casas, tuvimos varios encuentros con zombies, revisamos una farmacia que por suerte tenía más toallitas, tampones y copas menstruales junto a ibupirac, ibuprofeno, certal, buscapina, melatol que es una pastilla para dormir, y un par de paquetes de vitaminas en forma de gomitas, lo único que consiguió ponerme de buen humor fue eso.
ESTÁS LEYENDO
Zomboludos
Science FictionLas aventuras de dos mejores amigos en un Apocalipsis...argentino.