Capítulo VII

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Era el momento de actuar y dejar todo resuelto de una vez por todas. Marie se preparó para su entrada en Las Tinieblas con su Glock y munición si se quedaba sin ella de tanto disparar. Viendo que lo más probable era que hubiera muchas sombras en ese lugar desconocido, llevó una linterna, sería lo más seguro por ahora. Suspiró algo temblorosa y se dirigió hacia los pocos valientes de su departamento que decidieron ir con ella: Jake Longwood, Rachel Butter y Harry Gunter. Ellos tres también iban equipados con el mismo equipo que su superior, mientras que Vincent, ahora convertido en sombra, se iba a encargar de llevarles a ese extraño lugar donde había muchos más como él.

Empezaron a despedirse ya que lo más probable era que no fueran a regresar, pero todo era poco si se trataba de salvar a tanta gente atrapada. Cuando los cinco se encontraron listos para poder ir y salvar a la gente, la sombra les agarró con cuidado, suspiró e hizo que todos ellos fueran tragados por las sombras.

Aparecieron en una pequeña cueva colocada en una estalagmita gigante; desde ahí dentro podía ver más de esas cuevas en otras estalagmitas y estalactitas de un material frío y de un tono morado oscuro, en el que no había ninguna clase de iluminación, pero se podía ver bien igualmente. Los humanos fueron agarrados y cargados por la sombra, que salió de esa pequeña cueva y se dirigía a una enorme columna, en medio de todas esas estructuras. Entonces unos gruñidos, no, miles de gruñidos se escucharon, lo que hicieron que Vincent acelerara y les metiera en la cueva que había en esa enorme columna, mientras que él se encargaba de que las sombras no subían.

Ahora era el turno de los humanos de salvar a todos los que fueron perdidos en esa extraña y oscura realidad. Prepararon sus armas y empezaron a revisar esa cueva en completo silencio para no ser descubiertos. De repente, se escuchó como si unos huesos chocaran; uno de los que vinieron con Marie hizo ruido, y ahora la araña iba a ir a por ellos. El grupo se volvió a juntar, asegurándose de que nada se les acercaba, o al menos fue así hasta que la araña empezó a salir de lo más profundo de esa interminable cueva.

— Vaya, vaya, vaya; mira a quién tenemos aquí... —El enorme ser de más de cinco metros de alzada se burló, mientras que los humanos estaban aterrados, todos menos la que dirigió la operación.

— ¡Déjalos volver a sus hogares con sus familias! —Exclamó con el ceño fruncido la mujer, provocando una risa por parte de la araña.

— Oh, Marie, creo que no lo entiendes...

Ni siquiera pudieron preguntar a qué se refería, porque esas sombras que intentaba detener Vincent empezarona entrar en la cueva y les rodearon, separándolos unos de otros. La castaña sonrió un poco y gritó «¡Ahora!», haciendo que los que la acompañaron encendieran sus linternas y apuntaran a las sombras, que retrocedieron con miedo de ser dañadas. La enorme araña no se esperó eso, y aquella acción significaba que habían descubierto las debilidades de las sombras. No, no podía ser verdad. Retrocedió con miedo al ver a sus soldados empezar a ser descompuestos por esa luz que provenía de las linternas.

— Mira quién tiene miedo ahora. —Se burló Marie, acercándose a la araña y amenazando con encender la linterna.

— Cállate, humana...

La mujer encendió la linterna y apuntó directamente hacia la araña, que se quejaba adolorida por la luz; quemaba su piel. Las sombras entonces se alejaron de los otros humanos y se dirigieron hacia Marie, sin importarles demasiado el estar siendo quemadas por los que acompañaron a la mujer.

— ¡Marie, cuidado! —Era demasiado tarde. Cuando la nombrada se giró y apuntó a las sombras para que se alejaran de ella, la araña la agarró y se la llevó a lo más profundo de la cueva, mientras que chillaba horrorizada. Jake se quedó paralizado mientras que Harry y Rachel intentaban salir de ahí con él y Vincent.

La sombra agarró a dos de los compañeros, pero antes de que pudiera agarrar al tercero, el grupo de sombras lo agarró y, para que no se llevaran a nadie más, se fue con los agarrados de nuevo al departamento. Habían perdido a su superior y a uno de los compañeros en un intento de rescatar a toda esa gente inocente que fue atrapada en ese mundo alternativo. Los dos que lograron salir describieron cómo era el lugar, cómo era esa enorme araña y fueron enviados a sus hogares para que pudieran descansar y recuperarse después de ese viaje, el cual nunca serían capaces de olvidar. Los gritos de sus compañeros al ser llevados por estos oscuros seres quedaron grabados en su memoria y serían incapaces de dormir por las noches, pensando que esa araña o alguno de sus esbirros irían por ellos mientras que ellos estuvieran dormidos.

The MurkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora