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Continúas tu camino. De pronto, el bullicio viene en dirección a ti. Aceleras el paso, pero igualmente te alcanza. Tienen tanta prisa que no pueden evitar tropezarse contigo.

Empiezan a empujarte y te ves despedido a un hueco en la pared. Es la entrada al almacén. Como están reponiendo productos sin cesar, la han dejado abierta. No se ve a nadie dentro, pero sabes que no estás autorizado para estar ahí. Puedes intentar introducirte en el bullicio para salir o esperar a que pase la marea humana.

(Si decides esperar, ve a la parte 8.)
(Si decides salir inmediatamente, ve a la parte 9.)

Ir de compras en tiempos del coronavirusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora