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5 de Diciembre de 1892, mi cumpleaños.

Pasaron dos días después de haber estado con la Srta.Barb. Mi madrastra ya había parido y mi papá se encontraba viéndola, era una niña, tuvo una niña. Ella descaradamente y mi papá le dieron el nombre de mi mamá para conmemorarla, Love, así se llamaba, así nombraron a la niña, suena extraño e ilógico el nombre, pero así era, Love. Era una pequeña niña inocente de piel blanca que lamentablemente fue producto de una violación, ella no tenía culpa de nada, solo espero que mi madrastra no le haga nada.

- Mira Soobin, mira que linda tu hermana - me habló ella acentuando lo de "hermana".
- Espero que no salga con aire suyo o la van a tratar mal - la miré de reojo y me fui a la cocina.
- Soobin no seas irrespetuoso - contestó mi papá.

No me giré a verlo, ni si quiera a contestarle, ¿Como reaccionaría si llegara a saber que la niña es mi hija? Que fue engañado por su señora solo para quedarse con su dinero, aprovecharse de él, solo espero que la niña no tenga ningún parentesco a mi o ahí si que me voy a meter en problemas.
Me fui a mi cuarto con un pan en mano, la masa tenía cebolla, era pan de cebolla, era muy rico, lo único bueno que hacía mi madrastra. Apenas iba a cerrar la puerta y ella entró de golpe a amenazarme.

- No creas que te vas a burlar de mi mocoso, vas a cuidar y querer a tu hermana, tu papá estaba esperando a la recibieras bien y tú sales con esas respuestas imbéciles
- Primero, no es mi hermana, es mi hija. Segundo, estoy aburrido de estar todo el día bajo sus amenazas. Tercero, si la niña se empieza a parecer a mi, usted y yo nos meteremos en problemas, si mi papá llega a echarme de la casa, le diré toda la verdad y lo más seguro es que me crea a mi, no a usted

No alcancé ni a terminar de hablar y me abofeteó, me dijo que me callara y que se las iba a pagar, amenazó con matarme. Es el mejor cumpleaños que he tenido.
Qué daría por irme a vivir con la Srta.Barb, tendría todos los hijos que ella quisiera. No sé exactamente si lo que hubo esa noche era amor, por parte de ella no lo sé, pero por la mía sí, esperé tanto tiempo para tenerla de esa manera.
Esa misma noche mis padres quisieron salir, dejándome solo con mi hermano y con la bebé, ¿Qué clase de padres son?, mi hermano inmediatamente desapareció cuando me vio y al final me quedé yo solo con la niña. Tenía días de nacida y ya la dejaron sola, se supone que deben amamantarla, yo no tengo mamas, a mi no me sale leche, ¿Qué le voy a dar si tiene hambre? Me daba miedo cargarla porque sentía que se me iba a caer o que la iba a romper, era muy pequeñita.
De a poco la puse mi pecho y subí lentamente por la escalera para llevarla a mi cuarto, llegué a transpirar de lo nervioso que estaba, hice hasta la imposible para que no le pasara nada y logré acostarla en la cama. Me senté frente a ella y la observé, la analicé, toqué su rostro y sus manos.

- Por lo menos la hice linda y tiene lo poco que me quedó de inocencia

Escuché como suspiró y sacó un pequeño quejido, no la moví, dejé que siguiera durmiendo y la tapé con una frazada, yo tomé mi libreta con mi lápiz y me puse a dibujar, y a la vez me puse a pensar... "Habría sido más lindo si la niña la hubiera parido la Srta.Barb, así sería completamente mía y de ella". 

Enero de 1893

Hoy era un día gris, estaba lloviendo y hacía mucho frío. Mi papá encontró a mi hermano al final de un barrando tirado, muerto, tenía el rostro con golpes, una fractura en el brazo izquierdo y las costillas partidas. Mi madrastra no podía dejar de llorar, cada vez que me veía se enojaba conmigo y me echaba la culpa de lo que le pasó, ni siquiera yo sé que le había pasado, solo supe la noticia y quedé impactado, hace unos días había estado con él en mi cuarto conversando, se veía muy feliz porque había comenzado una relación con su ex compañero de la escuela del otro pueblo, radiaba felicidad, hasta que le quitaron la vida, Dios era muy joven... No he podido dormir tranquilo, escuchaba como la bebé lloraba con ganas y mi madrastra no le hacía caso, no le daba de comer, mi papá se despegó un poco de nosotros por lo ocurrido, él lo amaba demasiado, como si hubiera sido siempre de él, se veía sin ganas y ya no iba a trabajar.
Mi corazón estaba roto por completo, me había quedado solo otra vez, mi hermano ya no estaba y no tendría con quien conversar todas las noches.

Después de unos largos días tristes salí de la casa, la Srta.Barb me mandó una carta diciéndome que fuera a su casa porque quería verme, al parecer supo lo de mi hermano por los rumores que empezaron a salir, hablaban cosas horribles de mi hermano y eso me enojaba mucho.
Mientras caminaba por la tierra saliendo del pueblo, unos tipos me tomaron por sorpresa y golpearon en la cara con una tabla, caí al piso desorientado, eran como cinco hombres vestidos con ropa vieja y arañada, fumaban mientras me pateaban y se reían de mi, me escupían, me rompían la ropa y la llenaban de barro. Estaba tan asustado que lo único que hice fue cubrir mi rostro con mis brazos, cuando pararon de golpearme me dijeron que no debí tratar mal a Sally, que ellos sabían todo sobre mi y por donde andaba. Voy a matar a esa tipa.

Me paré como pude y seguí mi camino hasta llegar a la casa de la Srta.Barb. Cuando golpeé la puerta en unos segundos abrió ella, se asustó al verme lleno de sangre y barro en el cuerpo, de la nada comencé a marearme y lentamente caí al suelo, de ahí no sé qué más pasó.

(...)

Abrí los ojos de a poco y logró divisar a la Srta.Barb que estaba a mi lado mirándome, después miré a mi al rededor y noté que estaba dentro de una tina llena de agua tibia, ella me limpiaba el rostro con un paño mojado y curaba mis heridas. No me hablaba, solo se veía preocupada, su rostro tenía una expresión triste, estaba algo despeinada y tenía el vestido manchado, ¿me habrá cargado hasta la tina?, encontraba imposible que lo haya hecho porque soy muy alto y ella es bajita.

- Tengo este cuarto escondido en el primer piso cuando no quiero que venga gente a venderme algo o hacerme perder el tiempo, me quedo metida acá todo el tiempo que quiera para relajarme

Me habló de la nada, ¿habrá escuchado mis pensamientos?, la observé todo ese instante en el que me ayudaba, no me podía mover mucho por el dolor, me sentó y ayudó a quitarme la camisa para poder curar las heridas de mi espalda. Es tan dulce y amable.
Cerraba los ojos cuando pasaba el paño encima de los moretones, respiraba con un poco de dificultad pero ella me calmaba. La notaba diferente, tenía un aire distinto, algo había en ella que no calzaba. Me volví a acostar en la tina y la miré a los ojos, es verdad cuando dicen que los ojos son las puertas hacia el alma, sus ojos eran oscuros y a la mayoría de la gente les deba miedo, yo veía un montón de estrellas juntas que hacían figuras, era hermoso.

- Me tenías preocupada, creí que no despertarías - me habló despacio y muy pausado.

Miré su tierno rostro pálido, apoyé mi cabeza en la orilla de la tina y puse mi mano encima de su pierna. Quedé mirando hacia la nada por unos minutos mientras jugaba con los detalles de su vestido con mis dedos, veía las líneas de las costuras y las cintas. Volví la mirada hacia ella y sentí como un escalofrío que entró por mi mano que tenía encima de ella, me miró y vi su pestañeo lento, algo me dijo y debía descifrarlo, lo pensé por unos segundos y...

- Está embarazada... - le contesté susurrando y ella se echó hacia atrás lentamente, no podía creerlo porque pasó todo tan rápido, ¿Cómo se sentirá ella? ¿Se habrá acostado conmigo por amor? ¿El bebé se habrá hecho con amor?
- No pensé que lo adivinarías en este estado
- ¿Cuando supo?
- Ayer al mediodía
- ¿Y qué es lo que siente? - me senté en la tina como pude.
- No lo sé... sentí que se me llenó el cuerpo de muchas cosas y me puse nerviosa, no supe como reaccionar... solo me vine y me quedé sentada en mi cama toda la tarde...
- ¿Pero qué es lo que piensa? ¿Cree que no debería tenerlo?
- Nunca me vi capaz de criar a un niño porque siempre estaba sola y no lo veía como prioridad, en realidad... ni siquiera estaba pensando en tener uno
- ¿Pero lo quiere tener?
- Dime tú que puedo hacer
- Yo no puedo decidir eso porque yo no lo voy a parir, el cuerpo es suyo, usted decide - tomé sus manos despacio para darle más seguridad. Ella me miró.
- ¿Crees que podrías criar un bebé conmigo? Yo no sé hacerlo
- Los dos aprenderemos entonces

Me sonrió y me dio un pequeño beso en la frente. Seré padre de nuevo.

VINTAGE [Soobin (TXT)] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora