Capítulo 5

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La gente  miraba al pequeño intruso curiosa, quizá hasta amable, el joven de cabellos rizados se sentía peor que una oveja rodeada de lobos, como un animal muerto con cuervos acechándolo, listos para devorarlo. No tenía ni idea de lo que decían, no los escuchaba, solo sonreía por cortesía  y por un instante pensó que ya estaba empezando a actuar como el gran Señor Yoo, siempre con una sonrisa falsa en el rostro, sintió el suave tacto de su madre en el hombro y eso era suficiente para devolverlo a tierra y alejarlo de sus pensamientos, le brindó una sonrisa pequeña a la mujer que tenía delante, esta vez sincera.

Él nunca sería como su padre, él tenía a su ancla.

Volvió la vista a la muchedumbre que ahora estaba ajena a su presencia, con copas de cristal de algún licor caro en mano y charlando de negocios o quizá vendiendo a sus hijos para aumentar su fortuna, resopló con frustración, era claro que él no encajaba ahí, estaba por irse cuando oyó a su padre mencionar su nombre, solo que el gran Señor Yoo no se dirigía a él personalmente, si no a la muchedumbre.

- Hoy no solo celebramos la unión de mi querido hijo al grupo Yoo, si no también su compromiso con la hija de el dueño de las empresas...

Dejé de escuchar lo que decía, los oídos empezaron a zumbarle, por algún motivo la sonrisa falsa que tenía su padre  plasmada en el rostro le recorrió la columna vertebral, sintió una gota fría recorrerle el rostro, pensaba que ya se había acostumbrado a tenerle miedo, se equivocaba, dirigió su mano rápidamente a su pecho donde reposaba la cadena, la apretó con fuerza, pensaba que en algún momento llegaría a romperla, se rehusaba a llorar por la suerte que había tenido, o quizá por el destino que desde pequeño ya le habían impuesto, toda su vida estaba planificada y no había sido hecha por él. Era fuerte, eres fuerte, se dijo mentalmente, aunque ahora ideas locas cruzaban su mente, una de ellas era que algún atentado sucediera y lo mataran.

 ___

Veía a todos los hombre que estaban con él en la camioneta, todos preparando sus armas y máscaras, hablando de lo que harían después de tener aquella fortuna en sus manos, fue ahí cuando él pensó que su padre no les había contado sobre el secuestro del hijo de los Yoo ,ellos creían que solo iban a robar, él les había engañado , estos lo ignoraban. Sintió la camioneta estacionarse, su cuerpo repentinamente empezó a temblar, su padre lo miró para después sonreírle y levantarle un pulgar y él sabía lo que significaba, si no regresaba con aquel chico un dedo sería lo único que quedaría de su mano , ahora maldecía a todos los dioses que existían, jamás lo habían ayudado, él jamás les había pedido nada, pero era claro que no existían y se odio por ser tan ingenuo y creer que algún dios levantaría su voz por él.

Estaba solo.

Se dio un golpe mental por haber sido tan torpe al haber tratado de escapar de aquel hombre que tenía por progenitor, era claro que no lo dejaría  después de darle esa información y ahora tenía que hacer algo de lo que se arrepentiría por siempre. Lo que pasó después pasó demasiado rápido, los hombres enmascarados saliendo de la camioneta, disparando a la seguridad del lugar, ingresando sin mirar a atrás a aquella enorme mansión, disparando al techo haciendo que todas aquellas personas se tiraran al piso gritando, en unos instantes aquellos hombres ya tenían todo tipo de joyas en grandes bolsas, y después se oyó una sirena, la policía estaba cerca, los hombres que nos acompañaban habían huido llevándose la camioneta, vi a mi padre, él no estaba sorprendido,pensé que quizá también era parte de su plan.

Y lo que pasó a continuación, lo vi en cámara lenta, mi padre mirándome con una sonrisa, yo corriendo hacia el chico que me había señalado, una mujer interponiéndose.

Y se oyó un disparo.

Un cuerpo cayendo al piso, y un grito desgarrador.

Un chico de cabellos rizados arrodillado en el piso, agarrando el cuerpo de aquella mujer.

- Madre!! 

Era verdad que él quería morir, era verdad que él quería que esto pasara, nunca había creído que se cumpliría, ahora deseaba que todo esto fuera mentira, que su madre no estuviera tirada en el piso con una mancha de sangre en el pecho, sonriéndole tiernamente como solo lo hacía cuando intuía que él estaba triste, agarrando su mano para después cerrar los ojos con una sonrisa, nada era mentira , el dolor en el pecho, el ardor en sus ojos y la sangre de su madre en sus manos se lo cercioraba, aquel enmascarado había matado a su madre por su pútrido deseo, ni siquiera le importó cuando sintió como lo agarraban y lo cargaban como un saco de papas hacia quien sabe donde, sólo empezó a patalear cuando vio que lo alejaban de el cuerpo de su madre, se sentía como un bebé consentido que solo quiere estar en los brazos de la mujer que lo parió, empezó a llorar en silencio porque de nada serviría rogarles que lo devuelvan con su madre.

Había perdido a su ancla.

Ya nada tenía sentido.

Se sintió mareado cuando su cabeza chocó contra algo duro, y escuchó un carro arrancar.

Lo habían secuestrado.

Y él solo pensaba en el estúpido deseo que había pedido.

Y en la lección tan dolorosa que le vida le había enseñado.

El habla tiene poder y más si el deseo es negativo.

★彡𝙏𝙝𝙚 𝙡𝙞𝙛𝙚 𝙞𝙨 𝙖 𝙠𝙞𝙙 彡★[SHOWKI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora