Capitulo 3

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Aunque todo ya había pasado, estabamos aún preocupados por Maria y mi madre mientras tanto, pensativa ante todo lo que había pasado e intentar unir lógicamente todos lo que le contó, cada vez estaba más extrañada.

Pero claro, ¿cómo no estarlo?. Si te paras a pensar en los arañazos, la cara asustada de Maria y todo lo que vimos aquella noche, cualquiera en su misma situación lo estaría.

Mi madre haciendo gala de su amabilidad cocinó puchero y me dijo que le llevara un poco a Maria, también para saber como se encontraba.

Una vez llegué allí me indicó que pasara hacia la cocina, nos sentamos y ella entre lágrimas me preguntó si yo creía en ella. A decir verdad, lo hacía, creo en la existencia de algo que se escapa de nuestras mentes.

Me dispuse a escucharla y me quedé aún más boquiabierto de lo que podía llegar a imaginar, me contó como había sucedido todo y para mi poco saber, creo que nada bueno oculta esa casa.

« Mira Andrés, veo en tus ojos que puedo confiar en tí y más aún porque creo que crees en todas estas cosas paranormales. Todo esto sucedió cuando estaba en mi habitación apunto de acostarme, entonces escuché un ruido que procedía del sótano y me acerqué a ver que ocurría, al principio pensé que podía ser algún animal que se había entrado o una caja con cosas que se habian caído.

Pero no, lo que vi no era nada comparado a lo que pensaba, vi algo sobrenatural, que no puedo quitarme de la cabeza...era una mujer con un vestido blanco, estaba dada la vuelta y tonta de mí que me acerqué para saber que pasaba. Se dio la vuelta y la puerta se cerró de un golpe, y yo salí volando hasta darme contra la pared, no me preguntes como lo hizo porque aún pienso en ello.

En fin a lo que iba, una vez pude abrir los ojos tras el duro golpe en la cabeza, estaba frente a mi, fria y con dificultades podía verle la cara. Lo único que consigo recordar antes de abalanzarme sobre ella fueron sus palabras “tu hija fue la primera, ahora te toca a ti sufrir".
No pude contenerme y fui a por ella, bueno ya sabes que pasó...».

Cuando terminó de relatarme el suceso me quedé perplejo y no era capaz de pronunciar una sola palabra ni tampoco sabía que poder decirle, para tranquilizarla o al menos para que supiera que creía en ella. Al final solo me limité a hacerle preguntas e intentar sacar más información de lo ocurrido, después de una hora de estar sentado con ella, decidí volver a casa para comer.

Claramente mi madre me esperaba para comer junto con mi padre y como podéis leer soy hijo único, imaginaros todo lo que eso supone...

Me preguntaron acerca de la larga conversación que tuve con nuestra vecina y solo le conté medias verdades, porque me hizo prometerle que no soltaría una sola palabra de todo lo que me había contado.

Después de comer, mis padres se quedaron viendo una película de esas que echan los sábados por la tarde. No me quería quedar con la duda de todo lo que me estaba pasando por la cabeza y encendí el ordenador para buscar información a cerca de la casa de mi vecina, pero no me podía esperar lo que iba a leer.

La casa de al lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora