Capítulo veintiuno.

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La vibración de su celular en el bolsillo de su pantalón lo depistó de su conversación con Yoongi. Dejó de hablar para sacar su celular y revisarlo.

Lo primero que vió en la pantalla fue un mensaje, más específicamente su madre reclamando una explicación a todos los tweets. Hizo una mueca antes de desbloquear el celular y abrir el mensaje.

Yoongi a su lado pareció notarlo porque pronto lo tuvo preguntando: — ¿Qué es lo que pasa?— Apenas y desvío la mirada de la carretera, observando la reacción de Jeongguk ante el mensaje. Tenía la sospecha de que eran sus padres, era cuestión de tiempo antes de que alguno se contactara para reprocharle el mini escándalo de las redes sociales.

— Es mi madre—. Estaban a unas calles de distancia de la casa de Jeon— Déjame aquí, hyung.

— ¿Seguro? Está muy oscuro y solo por aquí—, redujo la velocidad hasta aparcar al costado de la calle. Su tono de preocupación no cuadraba con su rostro típicamente neutro.

Reprimió el impulso de rodar los ojos— Soy boxeador, hyung—. Falló en ocultar la burla en su tono de voz, escuchó al mayor resoplar.

— Deja que me preocupe por ti, mocoso—. Como si no lo hiciera ya lo suficiente.

— Está bien, tendré mi celular en la mano de todas formas—. Bajó del auto cerrando detrás de él. Miró a través del cristal de la ventana y hablando un poco más fuerte dijo— Cuida que no hagan un desastre antes de que llegue.

Con una seña de aprobación Yoongi arrancó hasta su casa, Jeongguk le respondió a los chicos por el grupo antes de llamar a su madre.

— Más te vale tener una buena excusa, Jeon Jeongguk—. Esta vez si blanqueó los ojos. Oyó sin realmente escuchar un par de cosas más que su madre dijo a través de su celular antes de interrumpirla.

— No se filtrarán fotos. No haré un escándalo—. Sabía que era esa la preocupación de sus padres, manchar su imagen.

Incluso después de su interrupción, su madre no alzó la voz en ningún momento. Su tono controlado pero conociéndola sabía que estaba disgustada. Más por el tema que habían hecho público una fiesta universitaria en su casa. La casa del perfecto hijo del perfecto matrimonio Jeon.

Algo como eso era inaceptable, bufó para sus adentros.

— Más te vale, Jeongguk—. Suspiró con cansancio— Necesito que pronto te hagas cargo de la reunión con los inversionistas. Te mandé un correo con todos los detalles—, hizo un sonido de aprobación— Mantenme informada— Colgó.

Y de eso se trataban las llamadas de sus padres. Le reprochaban cualquier mierda para luego ponerle alguna tarea en la empresa y adiós.

"Estoy bien", no recordaba la última vez que su madre o padre le preguntó cómo se sentía o qué hacía, lo que sea.

Era la realidad de las familias adineradas. Temía llegar a ser así en un futuro. Tener una pareja que no ama y apenas soporta e hijos que eran más como adornos antes de que fueran herederos y que la línea siga.

Mierda, se negaba ser así.

Guardó su celular y empezó a caminar a su casa, tomándose su tiempo a pesar de que estaba bastante cerca. No quería llegar con malas vibras, era el anfitrión y por más que no fuera el que planeó la improvisada reunión, él realmente quería disfrutar esa noche y olvidar un poco su caótica vida.

Quizás si tenía suerte, podía irse con alguien a la cama.

Alguien como Jimin.

Inmediatamente se burló de sí mismo, con lo fácil que era acercársele, seguro. En los último días no había pensado en casi ninguna otra cosa que Jimin. Jimin y su sonrisa, Jimin y su mal genio. Incluso gruñón era adorable.

don't even try it. ↛ Kookmin au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora