Capitulo 10

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Eran las dos en punto de la tarde de un miércoles. Sasuke estaba en su despacho, recogiendo los documentos en los que había estado trabajando para preparar su próxima reunión cuando sonó el teléfono.

- Una señora le llama por teléfono, señor Uchiha, dice que es la señora Uchiha.

A Sasuke le dieron escalofríos. Sakura nunca lo llamaba al despacho. ¿Habría ocurrido algún accidente?, se preguntó con alarma. ¿Le habría ocurrido algo a sus hijos?

- Pásemela- le pidió a su secretaria.

Cuando recibió la llamada, había considerado tantas posibilidades que se desconcertó cuando no oyó la voz de Sakura sino la de su madre. Sacudió la cabeza y dijo:

- Empieza otra vez, mamá. Me temo que no he entendido una sola palabra.

Al cabo de unos minutos, estaba en su coche, pisando el acelerador en dirección a su casa. Su madre le abrió la puerta.

- Está ahí dentro- le dijo Mikoto con gesto de preocupación y con signos de haber llorado- Está muy enfadada, Sasuke-añadió susurrando.

Sasuke hizo un gesto de dolor al abrir la puerta del salón y ver a Sakura sentada en una esquina del sofá. Tenía el rostro enterrado en un cojín y no paraba de sollozar. Se acercó a ella con cuidado. Se quitó la corbata antes de intentar tocarla, le temblaron las manos.

- Sakura-susurró agachándose y apoyando la mano en su hombro.

- Vete- dijo ella sin dejar de sollozar. Sasuke frunció el ceño, desconcertado y temeroso.

Nunca la había visto así, tan destrozada que ni siquiera podía decirle lo que le ocurría. Permaneció allí, acariciándole los hombros con ternura mientras se preguntaba qué podía haberla llevado a aquel estado. Pensó en Deidara Seiryuu y se le hizo un nudo en el estómago. Si aquel canalla había hecho daño a Sakura cuando se estaba recuperando del daño que él mismo le había ocasionado...

- Sakura...- dijo aproximándose y acariciándole el pelo. Se sorprendió al comprobar que estaba húmedo. ¿Cuánto tiempo llevaba así?- Por Dios Santo. Háblame, dime qué ocurre.

Sakura sacudió la cabeza. Sasuke tragó saliva sin saber qué hacer. Luego, con resolución, se levantó para estrecharla entre sus brazos y volvió a sentarse con ella hecha un ovillo sobre su regazo, con cojín y todo.

Al menos, no trataba de separarse de él, advirtió Sasuke que permanecía impotente escuchando los sollozos de Sakura.

- Tú tienes la culpa- dijo ella por fin.

Sasuke suspiró, recordando los últimos días, tratando de averiguar si había hecho algo que pudiera causarle a Sakura tanto dolor. En realidad, había sido muy cuidadoso. Ni siquiera había dicho una palabra sobre su maldita clase de dibujo. Tampoco habían hecho el amor.

- Se suponía que eras tú el que iba a tener cuidado -añadió Sakura con aquella voz rota que le partía el corazón. Acarició su pelo con la mejilla.

- ¿Tener cuidado de qué?- le preguntó. Sakura sollozó todavía más, amenazando con ahogarse si no se calmaba. Sasuke la agarró por los hombros y la sentó, tirando el cojín lejos de allí.

- Cálmate- le dijo con firmeza, muy preocupado por su estado.

Pero, gracias a aquella firmeza, Sakura trató de tranquilizarse y quiso contener las lágrimas. Sasuke tomó un pañuelo, apartó las manos de Sakura de su rostro y le secó las mejillas. Estaba tan caliente que le quitó el jersey de lana que llevaba. Sakura se estremeció al quedarse sólo con la blusa y sentir algo de frío.

Mi Marido InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora