XXIII
De oro y plata
El centro comercial en sábado está atestado de gente. Adolescentes buscando diversión, niños pasando por la etapa de transición haciendo desastres y corriendo por todas partes escapando de los guardias de seguridad. Grupos de chicos frente a las vitrinas murmurando y gritándole cosas a cualquier chica que pasa. Y las chicas tampoco se quedan atrás cuando ven a un chico. En resumen, es una locura.
Encontrar a Thea en esta selva juvenil fue más fácil de lo que creí. Tal como ella me dijo, estaba de pie justo en frente del bazar, ese lugar donde ningún joven menor de 18 años se atreve a pisar en un sábado.
Me freno en seco al verla. Tengo que hacer uso de todas mis armas para caminar hasta ella y no parecer estar muriendo de un ataque nervioso. Creo que no hice un buen trabajo.
Tanteo mi pequeña mochila, esta en su lugar, y dentro esta mi celular y mi billetera con la tarjeta de crédito de mi padre. Respiro hondo y sigo avanzando. Ella me ve, clava sus impresionantes ojos grises en mi y se me corta la respiración.
Todo esta bien, Rin. Todo va a estar bien. Solo es una salida de amigas. Nada del otro mundo.
Salvo que yo no he tenido salidas así con ninguna amiga aparte de Elisa, y solo cuando ella logra arrastrarme fuera de las tiendas de segunda mano que hay a la vuelta de mi edificio. En total, creo que solo eh salido de compras a un centro comercial como este dos veces en mi vida. Y una de esas veces era una cría de ocho años.
Llego hasta ella y muevo mi mano como saludo sonriendo como un payaso en su primera función.
-Hola-digo y la voz me sale como un aullido de chihuahua.
-Hola Rin ¿Lista?
-Aja.
Ella asiente y comienza a caminar, haciéndose camino entre las masas adolescentes como si se tratase de una reina y sus súbditos. Yo la sigo intentando seguir su veloz paso dándole codazos y disculpándome con todos los que se cruzan delante mío. ¿Cómo puede ir tan rápido en tacones de 15 cm? ¿Quién es? ¿Isabelle Lightwood?
Thea se detiene frente a una enorme tienda con grandes vitrinas y maniquíes posado vestidos muy provocativos, de sus plásticas manos cuelgan carteras de diseño y a los pies se dispersan distintos zapatos que de lejos se ven carísimos.
Ok. Parece que voy a gastar tanto dinero que valdrá para los regalos de navidad, cumpleaños y otras celebridades de varios años.
-Aquí hay unos vestidos preciosos, y lo bueno es que puedes escoger también los zapatos y accesorios sin necesidad de ir a otra tienda. ¿Quieres ver?
-Claro, te sigo. Yo no tengo experiencia en esto así que confío en tu criterio.
Ella sonríe y entramos.
Diooooos que nervios. Respira Rin. Respira, exhala. Respira, exhala. Todo va a estar bien.
Thea habla con una dependienta y esta nos lleva hasta una zona del gigantesco local donde hay unos percheros que deben ser eternos. Allí hay todo tipo de telas expuestas, y luego descubro los vestidos. Hay cortos y largos, con volados y lizos, con escotes V y corazón, de princesa y de bailarina, con rayas y lunares.
-Gracias, vamos a mirar-le dice Thea a la dependienta, la mujer sin quitar su sonrisa asiente y se va a atender a otras recién llegadas. No somos las uncias en la tienda, pero el sitio tampoco esta abarrotado, lo cual me tranquiliza un poco, odio las tiendas donde apenas se puede respirar.
- ¿Que te gustaría? -Pregunta llamando mi atención, dejo de probar las texturas de las telas exhibidas y la miro-¿Qué te gusta? Rojo, azul, corto, largo...
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Como Enamorarme Otra Vez #LGBT
RomanceEl primer amor es difícil. El primer amor es doloroso e inolvidable. Pero ¿Cuál es el primer amor? ¿Es ese enamoramiento hacia esa persona que no te ve?¿O ese romance apasionado en donde ambas partes se quieren con locura? Rin lleva enamorada de su...