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La película se proyectaba en la gran pantalla desde hacía al menos unos 40 minutos, los chicos comían palomitas en silencio sin llegar a soltar sus manos entrelazadas, aún les quedaba otra mano con la que podían alimentarse.
Yoongi no le estaba prestando mucha atención a la película realmente, se encontraba conmocionado observando con cautela la manera en que los labios de Jimin se movían cuando comía, cuando se sorprendía con una escena o incluso cuando susurraba cualquier tontería hacia si mismo sobre la película. Nunca se había percatado de lo abultados y hermosos que eran los labios de Jimin.

- Hyung, mira la película.

Yoongi asintió intentando devolver su mirada a la pantalla aunque se le hizo imposible cuando se percató de un par de granos de sal que se habían quedado sobre sus labios, el menor lamió los mismos y Yoongi tuvo que contener su respiración por un momento en que se vio casi ahogado por el choque que aquella acción había causado en su cuerpo.

- Jiminie...
- ¿Pasa algo?

La atención del más pequeño vaciló antes de posarse al cien por cien sobre el psicólogo. Notó como mordía su labio inferior nervioso.

- Hyung, ¿qué ocurre?
- Jimin ¿y si yo de repente hiciera algo que no te guste?
- Algo... ¿Como qué?
- Algo como besarte.

Jimin tragó fuerte intentando reprimir esas inmensas ganas de tomarle la palabra a su mayor, las cuales se contrarrestaban con las ganas de huir y encerrarse para controlar el errático latir de su corazón.

- No lo hagas... Todavía.

Yoongi asintió algo inseguro con el verdadero significado escondido tras esa respuesta, simplemente apretó su mano con una mínima fuerza y regresó su mirada a la pantalla preguntándose cuándo fue que se sintió de esa manera con Min Ho.

Aquel chico fue la luz en su mirada durante los mejores 6 años de su vida, pero todo acabó, y Yoongi era lo suficientemente maduro como para saber que realmente fue su culpa.
Todavía le dolía recordar aquel último mes que coincidió con el final de su carrera, Yoongi no volvió a ver a Min Ho y mentiría si dijera que no lo echaba de menos cada día.

Sin embargo había algo que lo estaba volviendo loco, valga la redundancia. Era aquel chico de cabello teñido el único que conseguía que Yoongi olvidara por unos momentos la manera en que brillaba la sonrisa del que solía ser su Min Ho.
Y ahí se encontraba, rogándole al pequeño chico que comía palomitas mientras abrazaba su querido peluche de kumamon por besarlo a sabiendas de que el chico tenía un pequeño trauma con todo lo que envolviera muestras de amor en pareja.
Pero Jimin había dicho todavía, eso significaba algo, quizá ¿iba a dejarlo besarlo en otro momento? ¿Quizá cuando se sintiera preparado podría probar esos hermosos labios?
Joder, Yoongi no se podía permitir pensar en eso, no cuando aquel chico tan solo era su paciente. Él nunca se había saltado el reglamento de su trabajo, sin embargo en el momento en el que conoció al pequeño Jimin ni siquiera tuvo en cuenta aquel reglamento.
Aquello estaba mal, aquello estaba muy mal y no debía sentirse de esa manera. Quería alejarse pero sabía que no debía, y aunque no quisiera admitirlo, no podía tampoco.

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- Me lo he pasado muy bien, hyung. Gracias.
Yoongi removió el cabello del menor con una sonrisa en su rostro.
- No sé yo, pequeño, te he visto bastante asustado ahí dentro.
Jimin negó con una mueca adorable en su rostro.
Yoongi suspiró, ¿debía retenerse? Quería aguantar pero no sabía si sería capaz tras observar la manera en que sus ojos casi se cerraban cuando sonreía.

- Jiminie, cierra los ojos.
- ¿Hmm?
- Solo hazme caso, por favor.
Jimin pareció pensarlo durante unos segundos pero finalmente asintió cerrando con delicadeza sus pequeños ojitos.
Yoongi volvió a suspirar, se había decidido, lo haría aunque de manera más leve.
Tomó el rostro del menor entre sus manos, posando las palmas de estas sobre sus calientes mejillas y se mentalizo. Dejó un pequeño beso sobre su párpado derecho, repitió la acción sobre el izquierdo, y comenzó a repartir besos sobre su rostro, la frente, la nariz, las mejillas, el cuello y finalizó con un pequeño pico sobre sus hinchados labios.
Jimin abrió sus ojos de par en par ante el tacto sobre sus labios, quedó estático en el lugar mientras Yoongi regresaba a su posición frente al volante y suspiraba.
- Ve a casa, nos vemos mañana.
Jimin asintió y salió del coche sin esperar una sola palabra más.

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Hoseok había estado esperando a su mejor amigo con las mejores intenciones en su cabeza, lograr que se olvidara de ese niño que lo estaba haciendo comportarse de manera patética, eso no estaba bien.
Así como imaginó, logró su cometido y tan solo fueron necesarios unos 10 minutos de seducción para terminar enredado entre las sábanas junto al cuerpo de un confundido Yoongi. Durmieron abrazados envueltos en sudor pues el cansancio era mayor que su ansiedad por limpiarse.

Y fue justo en la madrugada, cuando Yoongi despertó por el sonido de un mensaje en su teléfono móvil cuando observó el cuerpo desnudo que descansaba junto a él.

Jiminie:

Yo... Lo pasé bien, hyung. Gracias por esta noche❣ 1:37 a.m.

- Mierda, ¿qué coño he hecho?
Se apartó el cabello del rostro y suspiró, solo esperaba que el pequeño no descubriera nunca que después de besarlo con toda la ternura que aguardaba en su cuerpo había corriendo a acostarse con su mejor amigos.
Muy bien Yoongi, esta vez la has cagado pero bien

~¡No Estoy Loco, Hyung!~ ·Yoonmin·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora