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Apenas eran las 9 de la mañana y el rubio ya miraba el techo incapaz de continuar durmiendo. El moreno dormía en el colchón junto a él, debería estar en clase, sin embargo dormía plácidamente.
La luz entraba por las ventanas pero no deslumbraba, de hecho apenas era perceptible.
Miró la hora en su teléfono móvil, quedaban 20 minutos para que llegara el pelinegro, y con aquel pensamiento sonrió y preparó sus cosas, se ducharía y arreglaría antes de que llegara el chico.
Cuando cerró la puerta, el moreno sonrió levemente y se giró para continuar durmiendo.
Los minutos pasaron y justo 5 minutos antes de que apareciera Yoongi, Jimin se encontraba sentado en su cama con una sonrisa de oreja a oreja. Era involuntario, él no se había dado cuenta de las ganas que tenía de ver al mayor, no se había parado a pensar en lo feliz que le hacía estar junto a él y puede que necesitara bastante tiempo para darse cuenta de ello.
No le llevó mucho tiempo el pensar en qué motivo lo tenía tan emocionado pues Yoongi apareció de seguida en su habitación.
- Buenos días, Jimin
- Buenos días.
- Tu madre ha hecho café y te he traído un poco, ¿quieres?
Jimin asintió y se sentó en su cama con las piernas cruzadas recibiendo la taza de café entre sus manos con una sonrisa de oreja a oreja.
Yoongi se sentó en la silla y tomó un sorbo de aquel amargo líquido.
- Y bien, ¿has pesando en lo que hablamos anoche?
- No mucho la verdad... Pero creo que las cosas con el... Con Jisung están arregladas.
- ¿Hablásteis?
- Algo así... Fue por él que me planteé aquello.
- ¿Crees que sientes algo por él? ¿De repente?
- Nononono, no es él por quien siento algo, yo...
Jimin se dió cuenta en ese momento de lo que acababa de hacer y bebió un sorbo de café con la inútil esperanza de que tras ese sorbo, Yoongi olvidara lo que acababa de decir. Ni siquiera entendía por qué razón había dicho aquello, más allá de su subconsciente no entendía por qué sus palabras habían sido con una intención levemente dirigida hacia el pelinegro.
- No voy a preguntarte de quién se trata, Jimin, no te preocupes por ello. A no ser que quieras contármelo tú, no diré nada. Pero sí que quiero saber qué es exactamente eso que dices sentir.
- No... No sé qué es.
- Debes saberlo, Jimin, haz un esfuerzo.
- Bueno... Es posible que... Quiera estar constantemente con esa persona porque... Porque se me olvida que no soy normal. Ni siquiera sé si eso tiene sentido, perdón.
Jimin se había cohibido de repente y su mirada se erguía fija en aquella taza de café medio vacía, de la que se desprendía un dulce aroma.
- Claro que tiene sentido, Jimin, no te tienes que disculpar por decir lo que piensas. Además, - Yoongi dejó la taza sobre la mesa y se acercó a la cama en la que se encontraba el menor, se sentó junto a él y a modo de nuestra de cariño acarició su cabellera rubia. - eres una de las personas más normales que he conocido, que nadie te haga creer lo contrario.
- Gracias hyung.
El cuerpo del menor había reaccionado rápidamente ante el toque del pelinegro y había ladeado inconscientemente su cabeza dispuesto a dejarse acariciar tanto como el contrario quisiera. Se sentía tan agusto junto a Yoongi, se sentía el mismo y, cómo había dicho anteriormente, se sentía tan normal como no se había sentido en años que casi deseaba rogarle que se quedará para siempre junto a él.
- Jiminnie, sé que sientes que no deberías depender de alguien de esa manera, que no deberías pegarte a alguien por miedo pero te puedo asegurar que nadie te hará daño.
Jimin levantó la mirada, contemplando con una dulce sonrisa los brillantes ojos de Yoongi, su rostro parecía el de un cachorrito asustado ante la mirada del mayor.
- Pero, ¿y si sí?
- Entonces te prometo que yo estaré ahí para tí, pequeño.
- Mi madre te pagará por ello...
- No seas tonto, ahora somos amigos ¿verdad?
El silencio del más pequeño tensó el cuerpo de ambos, Yoongi se sentía inseguro ante lo extrañamente cariñoso que se mantenía con el pequeño Rubio de ojos avellana mientras Jimin ni siquiera había logrado analizar aquellas palabras o aquellas acciones que habían logrado reanimar el suave latir de su corazón.
- No me hagas quedar mal, Jimin, ¿somos amigos o no?
- Sí, sí. Es solo que me ha pillado por sorpresa.
- Eres adorable, pequeño.
Yoongi agarró las mejillas del menor y éste inmediatamente recordó como su abuela solía hacer aquello cuando era pequeño.
El silencio se instaló de nuevo en aquella habitación, Jimin volvió a levantar la mirada dirigiéndose al calmado rostro de Yoongi, quién enseguida asintió y abrazó su pequeño cuerpo.
Ninguno entendía cuál era el motivo por el que se entendían con una simple mirada hacia sus ojos, no comprendían qué estaba ocurriendo con ellos, pero quizá tampoco importaba si habían descubierto el refugio que necesitaban en brazos del contrario.

~¡No Estoy Loco, Hyung!~ ·Yoonmin·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora