·3·

82 9 1
                                    

La claridad del cielo comenzaba a colarse en la habitación en forma de rayos de luz, los ojos de Yoongi parpadeaban cansados intentando acostumbrarse a tal cantidad de luz.
Las extremidades de Hoseok pesaban sobre su cuerpo, giró el rostro quedando frente a su amigo.
Parecía un ángel cuando dormía, tan tranquilo, sin dar por culo, que adorable.
Yoongi sonrió y dejó un pico sobre sus suaves labios, apartó el cuerpo del menor reemplazando el suyo por una almohada cuidadosamente y caminó al cuarto de baño preparándose para su primera sesión con su nuevo paciente.
Aquel día se había levantado antes de lo normal, por lo que le dio tiempo a prepararle el desayuno a Hoseok y dejarle una nota junto al mismo, antes de marcharse lanzó una última mirada al menor y sonrió.
Yoongi puso en marcha su Kia blanco dirigiéndose a la dirección que mantenía apuntada sobre un papel doblado.
Al divisar una pequeña y acogedora casa de color blanco con un pequeño jardín algo descuidado que llevaba la dirección que él buscaba, aparcó el coche y se encaminó hacia la puerta con la seguridad que lo caracterizaba.
- El doctor Min, ¿Verdad?
Yoongi asintió y recibiendo los halagos de la mujer se adentró en aquella casa.
- Minie está en su cuarto todavía, le diré que baje.
- No se preocupe, iré a su cuarto si no le importa.
- Pero en su habitación no cabemos los tres...
- Oh... lo lamento pero no creo que usted pueda estar presente
- Pero es mi hijo, me lo cuenta todo, siempre he estado presente...
- Y no lo pongo en duda, señora, pero gracias a mi experiencia he aprendido que es mejor si no hay nadie más presente.
- Conmigo será diferente, lo aseguro.
- Escuche, yo trabajo así, si no le gusta quizá debería marcharme
La mujer suspiró y peinó su cabello desesperada.
- Está bien, está bien... la segunda puerta a la derecha.
- Gracias.
El chico tocó la puerta con sus nudillos suavemente, intentando no asustar al muchacho dado que no sabía absolutamente nada de su caso.
El rubio se asomó por la puerta de su habitación observando a Yoongi con su ceño fruncido.
- ¿Quién eres?
- Doctor Min, psicólogo
- ¿No eres un poco joven para ser psicólogo?
- La edad justa, de igual manera soy mayor que tú.
- Está bien, pasa. Pero ya te adelanto que no vas a conseguir nada
- Oh vaya, entonces no sé ni por qué lo intento.
- Yo tampoco
Jimin asintió, le caía bien ese chico, parecía que por primera vez alguien comprendía que aquellas sesiones eran un simple gasto de dinero, y su situación económica no estaba como para tirar el dinero de esa manera.
- Entonces deberías irte, tienes dos horas libres.
- Escucha, yo estaría encantado de irme pero hay un problema.
- ¿Cuál?
- Yo dejé de ir a domicilios hace mucho tiempo pero cuando tu madre me llamó parecía desesperada, prácticamente me suplicó que te viera.
» No quiero conmoverte ni mucho menos pero creo que lo mínimo que podrías hacer por ella es intentarlo.
- Está bien, pasa.
El menor, que hasta entonces se encontraba escondido tras la puerta, con tan solo su rostro a la vista, se apartó dejando al mayor entrar y sentarse en una silla junto al escritorio.
Jimin se sentó en su cama con las piernas cruzadas y miró fijamente la decoración florida de las sábanas.
- Siendo sincero tu madre no me ha hablado de ti, así que... cuéntame.
- ¿No deberíamos esperar a que ella venga?
- Oh, no te preocupes, ella no estará con nosotros.
- Oh...
El menor acarició su nuca nervioso sin saber que decir.
- Soy Jimin, Park Jimin, tengo 20 años y... no hay nada más que decir sobre mi.
- Dudo mucho que tu nombre y tu edad sea lo único que tengas que decirme. Por ejemplo, ¿Hace cuánto que no sales de casa?
- 5 años
- ¿Por qué?
- Pasó algo... hace 6 años y... ¿Cómo te llamas?
El brusco cambio de tema del menor hizo comprender a Yoongi que sacarle información a ese pequeñajo no iba a ser tarea fácil.
- Min Yoongi
- Pues vaya nombre más feo
Jimin hizo un puchero jugando atentamente con un hilo que sobresalía de la sábana.
Yoongi pensó que ese pequeño era jodidamente adorable, ese puchero solo aumentaba su índice de adorabilidad.
- ¿Por qué si lo que pasó fue hace 6 años, llevas 5 sin salir?
- Porque volví a sentirme en peligro
- Quieres decir entonces que lo que ocurrió puso en peligro tu vida ¿Verdad?
- No creo que hubiera muerto, quizá esto era lo peor que me podía pasar... pero no soportaría que se repitiera.
- ¿Puedo saber que ocurrió?
- No
- Está bien... ¿Por qué volviste a sentirte en peligro, Jimin?
- Estaban fuera... podría verles al salir a hacer la compra o dar un paseo, no quería eso.
- Y sigues encerrado porque siguen fuera ¿No es así?
- No lo sé, solo no quiero comprobarlo y que sea afirmativo.
El hilo de la sábana parecía más interesante para Jimin que aquella conversación, estaba cohibido intentando reprimir sus ganas de llorar, pestañeaba constantemente y mostraba su incomodidad frente a la presencia del mayor mediante gestos faciales.
- Deberíamos comprobarlo...
- No te enfades pero... no, no te conozco de nada y no me fío de ti.
- Es normal, pero no digo ahora... dentro de unos días cuando nos conozcamos.
Jimin levantó su mirada poco a poco hacia el chico de cabello negro, sus dedos seguían jugando incansables con aquel hilo suelto, hizo un pequeño puchero y asintió aún sabiendo que no llegaría a conocer a aquel hombre del todo. Había una pequeña parte de él que deseaba que se quedara, 4 sesiones a la semana, no le importaría verlo durante tanto tiempo, al fin y al cabo era bastante agradable a la vista.
- Entonces... ¿Hasta otro día?
- ¿Ya me estás echando de tu casa? Apenas han pasado 15 minutos, Jimin, nos quedan 45

~¡No Estoy Loco, Hyung!~ ·Yoonmin·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora