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Bajaba los escalones de la casa, con sus maletas, las cuales pesaban aún más que ella. Subía las cosas al auto de su amiga y escuchó una voz

— Espera... — le dijo aquel chico que la llevó al infierno — Disculpame. Me aproveché de tu esfuerzo y mírame ahora, no valgo absolutamente nada. Desearía que te hubieras quedado.

—Y yo desearía que tú nunca hubieras aparecido — contestó la chica — Déjame en paz. Quiero iniciar una nueva vida lejos de éste campo inútil, que lo único que hizo fue traerme problemas.

El chico se quedó callado, y solamente se volteó.

—Adios entonces, Mish, Nos vemos en la siguiente vida —

La chica había subido al auto y habían arrancado ya. Veía por el barranco a un niño corriendo, de las mismas características de Gian.

—Gracias por arruinar mi vida — Murmuró Mish

Se acostó en el asiento y cayó dormida y así inicia nuestra historia.

— 🌺 —

Un hermoso día de Julio, Yessenia y Mish llegaban a su nueva casa de verano. Estaban sacando sus pertenencias del auto y Yessenia comentó

—¿No estás harta de huir de tus problemas? Porque yo sí

—No estamos huyendo, estamos iniciando una nueva vida. Aparte ¿Nunca habías soñado con un lugar así? — Decía Mish con cajas en las manos mientras admiraba la vista

Mish y Yessenia habían llegado a una casa de verano con vista a la playa. La típica escena de una película de adolescentes en verano. Era blanca, con grandes ventanales. Acogedora, fresca. De todos los lugares donde han vivido estás dos, ese era su favorito

— 🌊 —

Mish estaba sentada en una mesa, recibiendo los rayos de sol del atardecer, mientras llenaba solicitudes de empleo para entrar a trabajar a una cafetería del lugar donde vivían ahora. Estaba aburrida.

De pronto, vio a un niño correr por la playa. El cabello del chico brillaba por el sol. Ella le admiraba porque desearía estar en su lugar y no estar huyendo.

— 🍃 —

Al día siguiente, ambas fueron a la oficina de la librería.

— Buenos días, señor William. Venimos a dejar las solicitudes. — dijo Mish

— ¿Mish Keke? Había oído hablar de ti y tu hermaba. Mañana se presentarán a trabajar sin falta — Dijo el señor William, haciendo que las chicas saliera de la oficina.

Mish y Yessenia salieron, mientras por la ventana veían al mismo niño de la otra vez, corriendo por la playa. Salieron ambas, cuando se toparon al niño. Era pelirrojo, tenía pecas, era muy chico. 8 años aproximadamente. Yessenia decidio ir a buscar algo de comer, dejando a Mish Sola en la playa.

—Ven... ¡Sigueme! — le gritó el niño a Mish, mientras corría al mar. Ojo que las olas eran pequeñas. Entró completamente al agua.

Mish no evitó seguirlo porque le impactó cómo se fue. No le importó lo que traía puesto, ella entró al mar. Al entrar al agua, no podía moverse pero tampoco se estaba ahogando. Aquel niño desapareció. La vista cada vez se ponía más borrosa. Luchó por moverse pero no lo logró. Cayó dormida. Y despertó. Se encontraba en la playa. Era de Noche.

—Ven... ¡Sígueme! — Escuchó la voz, ahora no estaba el niño.

Mish Se levantó con un leve dolor de cabeza. Cuando se levantó, vio una ciudad enorme, llena de fiesta, serpentinas y música. Caminó un poco cuando alguien la jaló a un rincón sujetándole una mano.

—Vete, lo más rápido que puedas. ¡Vete por donde viniste! — Le decía una chica de pelo rojo, idéntica a aquel niño.

Ella no sabía que hacer, por lo que, al menos, le pidió a aquella chica que la soltara. Lo hizo, y le advirtió que si iba a quedarse, su cabello no podía estar de ese color. Le puso un gorro rojo. Se la llevó por la ciudad hacia un lugar cerrado. La ciudad era enorme, en tonos grises, azules y rojos. El cielo era azul muy oscuro, con algunas nubes color escarlata. Los que vivían en aquella ciudad tenían el pelo rojo, al igual que el niño y la chica que la guiaron, eran tristones, combinaban sus atuendos. Sinceramente, se veía extraño, pero a Mish le gustó.

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