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—¿Enserio? ¿Y quién es? ¿Como lo detendremos? — Mish se recuperaba un poco. Se encontraba secandose la cara con sus manos

—Sí — decía Gian, quien se estaba poniendo nervioso y había empezado a tartamudear — Solo necesito llegar a la casa de un brujo que conozco. Pero no creo que quieras ir, ahora querrás irte a casa. — Gian empezó a hablar tratando de que ella aceptase, y lo logró.

—Quiero ir contigo — Mish le contestó inmediatamente después de que Gian terminó de hablar — Necesito ponerle fin a todo esto. Quiero estar en paz.

—Entonces si Castaña va, yo también voy — Elle comentó. Castaña es una referencia a Mish.

El lugar a dónde se dirigían era nada más y nada menos que al otro lado de la ciudad, que realmente quedaba muy lejos de donde estaban ahora, ya que en ese momento ellos estaban en el casi borde de la ciudad. Al llegar al otro lado de la ciudad deberían ir a un edificio rascacielos, donde en el último piso se sitúa el brujo del cuál hablaban. Por lo pronto, deberían ir a desayunar, y después de eso deberían ir a buscar un auto prestado y así llegar al edificio.

Elle le puso de nuevo el gorro rojo del primer encuentro a Mish, ya que no tuvieron oportunidad de pintarlo cuando estuvieron en casa. De hecho, ese error le causó muchos problemas. El cabello de Mish era corto, por lo cual el gorro no era problema, pero si se le escapaba un cabello estarían muertos.

No podían regresar a casa, por lo que decidieron ir a comprar el desayuno de una vez. Eran las seis de la mañana, pero el cielo siempre era azul oscuro con nubes rojas.

— ❤️ —

Llegaron a un pequeño café que abría de 5 de la mañana hasta 5 de la tarde, ya que el establecimiento no tenía permiso a quedar abierto durante la hora de la matanza. Estaba solo. Los tres chicos entraron. Se supone que el lugar era blanco, pero se volvió gris por el polvo y tenía las manchas rojas que Mish siempre notaba. Los muebles estaban un poco viejos, el establecimiento era pequeño. La señora que atendía era una señora Malacara, que si la molestaban era capaz de cortarles la cabeza con las uñas de sus manos, las cuales eran filosas, puntiagudas y largas. Era una especie endémica de la ciudad.

—¿Que van a querer? — Decía la señora Malacara con voz gruñona mientras sostenía una libreta, manchada de rojo.

—Un sandwich de pollo sencillo con un licuado de maracuyá — pidió Gian de manera alegre mientras sonreía

—Lo mismo para mí — Elle fue la siguiente en ordenar — ¿Y tú, Mish?

—¿Que más hay? — Mish seguía nerviosa. Tenía que la reconocieran.

—Brochetas de pollo, Huevo con pollo, Pollo con cáscara de limón, Sandwich de Pollo, Gelatina de Pollo — Y la señora Malacara seguía hablando, seguía mencionando en cada platillo el pollo y a Mish ya la tenía harta

—¿No hay nada más que no sea de pollo? — Mish estaba un poco estresada.

—Tambien podemos preparar los platillos que te dije con Perro si gustas — la señora Malacara también se estaba hartando de Mish

—¿Perro? ¿Comen perro? — La sacaron de quicio

—Claro, al fin y al cabo es carne, tiene muchos nutrientes como no tienes idea. — Respondió la señora un poco sarcástica, pero tenía razón.

—Entonces si lo que importa es la carne ¿Se comerían a sus familiares? — Mish, aparte de Molestar estaba extrañada.

—En una crisis podría ser. — La señora miraba a Mish con los ojos entrecerrados

—¿Entonces dejaría usted que se la comieran? — Mish gritó con la voz entrecortada.

—En una crisis podría ser. — La señora contestó lo mismo. — Pero eso no importa ¿Que vas a ordenar? — aún sostenía su libreta en la mano

—Ah, lo mismo que mis amigos. — Mish Había logrado calmarse.

A Gian le impresionó que Mish dijera que él es su amigo, ya que por su actitud antes lo seguía tratando como un desconocido. La señora se fue a la cocina, la cual se veía que estaba sucia. Gian le pidió a Elle que saliera un poco, Elle, extrañada, le obedeció, y salió, dejando a los dos dentro.

—¿Soy tu amigo? — Gian estaba cabizbajo y serio

—Pues me sacaste de la prisión, un amigo podría hacerlo en mi caso. Entonces tú y Elle se merecen, más que nadie. Olvidé agradecerles. Muchas gracias — Mish estaba temblando levemente

—Lo hice porque quienes entran a esa prisión no salen vivos. Excepción por ti porque logré sacarte con un hechizo. No podía dejarte morir en éste mundo, debes regresar con Yessenia, debes regresar a casa, debes seguir trabajando en tu casa soñada, encontrar al amor de tu vida, conocer el mundo real y acabar con el chico de colores. — Gian le miraba a los ojos a Mish. Era una mirada tan sincera, que te transmitía confianza. — Si mueres aquí, es más que obvio que no regresaras jamás. Quiero que regreses. Encontraré una manera de que regreses después de ésto. Mish, tienes tanto por hacer, no te puedes rendir. Acaba con el chico de colores, sigue tu vida de éxito. Eres valiosa, valiente, eres una persona completa. Mish, yo — fue interrumpido por Elle quien entró gritando

—Nos encontraron.

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