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Ambos despertaron en la playa. Era mediodía. El sol estaba fuerte. Los turistas vieron como ellos estaban dormidos en la orilla pero se limitaron a verlos nada más. Llegó Yessenia corriendo a ver qué pasaba.

—¿¡Mish!? ¿¡Gian!? ¿Que hacen aquí? — Yessenia se agachó a ver qué sucedía.

En cuanto recobraron la memoria ambos se levantaron muy apenados. Yessenia decidió tomar un descanso y llevarse a Mish a la casa. Al llegar a casa Mish le pidió de la manera más amable del mundo a Yessenia:

—Sé perfectamente que odias viajar conmigo, odias huir, prefieres solucionar todo de raíz. — tomó las manos de su hermana — me quiero mudar de nuevo — Mish comento

—Acabamos de llegar hace unos días ¿Ya te quieres ir? — Yessenia no entendía que pasaba — Y por cierto ¿En donde estuviste que no me invitaste?

—No me lo creerás pero hay un mundo del otro lado del océano, Jaja — Mish hablaba con total normalidad — Aquel mundo es oscuro, cruel, pero lo bueno es que no estamos allá. ¿Sabías? Conocí a Gian en el otro mundo del que te comenté, y ahí estuvimos ayer. Logramos llegar hasta hoy, y es por eso que decidí irme de aquí. Si no me quieres seguir, está bien, te puedes quedar aquí con el trabajo que siempre soñaste. Tu tienes tu vida, nunca debí alejarte de casa. En éste momento podrías estar con nuestra madre en nuestra antigua casa, quizá pudiste evitar su muerte, pero fue mi culpa. Por favor, discúlpame — Mish tomó las manos de Yessenia y las puso en su pecho — Haz tu vida, también quiero hacer la mía. No es que te quiera dejar, pero tú tienes libertad, tu decides si te quedas o no.

—Me quiero quedar, y espero que tengas éxito con lo que buscas. — Yesennia sonreía tiernamente.

Al siguiente día ya tenía lista la ruta. Recibió la noticia de que una amiga suya, Mel, iba a un lugar alejado pero pasaría por el lugar de camino. Mish contactó a Mel y Ella aceptó llevarla. En cuanto pudo, recogió todas sus pertenencias (que no había sacado casi nada de las cajas ya que solo tenía dos días ahí) y en cuanto Mel llegó sacó todo.

Bajaba los escalones de la casa, con sus maletas, las cuales pesaban aún más que ella. Subía las cosas al auto de su amiga y escuchó una voz

— Espera... — le dijo Gian, aquel chico que la llevó al infierno — Disculpame. Me aproveché de tu esfuerzo y mírame ahora, no valgo absolutamente nada. Desearía que te hubieras quedado.

—Y yo desearía que tú nunca hubieras aparecido — contestó Mish — Déjame en paz. Quiero iniciar una nueva vida lejos de éste campo inútil, que lo único que hizo fue traerme problemas.

Gian se quedó callado, y solamente se volteó.

—Adios entonces, Mish, Nos vemos en la siguiente vida —

Mel había subido al auto y habían arrancado ya. Mish veía por el barranco a un niño corriendo, de las mismas características de Gian.

—Gracias por arruinar mi vida — Murmuró Mish

Se acostó en el asiento y cayó dormida.

— 🌄 —

Al llegar al lugar se dio cuenta de que era un pueblo muy hermoso y tradicional. Era tranquilo, era todo lo que ella quería. El viento soplaba fuertemente, juró que escuchaba voces en él. Se quedaría a vivir con Mel, Ella con gusto aceptó.

“Regresa, debes regresar”

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