шесть.

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"Pétalo por pétalo, hoja por hoja, seguiré creciendo hasta estar completa, y entonces tendrás que vigilarme."

La Navidad pasa, igual que el Año Nuevo.

Pronto se descubrió que a Bucky Barnes no le gustan los fuegos artificiales. Quizás al de los años cuarenta sí, pero no ahora; ha pasado mucho como para gustarle tal case. El padre y su hija pasaron toda la noche escondidos en uno de sus desastrosos apartamentos en Austria. Haciendo todo lo posible para consolarlo, Svetlana guardó silencio cuando tomó la mano de Bucky y apoyó la cabeza en su pecho mientras él se ponía rígido y se encogía con cada fuego artificial que explotaba. Pero lo lograron, como la joven sabía que lo harían.

A medida que el clima se aligera en la menor cantidad, cambian de país una vez más.

Pasan enero en Eslovaquia, observando cómo va y viene el frío mes blanco.

Y es en Hungría dónde febrero despierta en el horizonte y, antes de que Svet lo sepa, el día llega tan silencioso y suave como la propia niña en flor.

—¿Hey, Svet?

Una mano suavemente sacude su hombro, Svetlana mira con un solo ojo abierto para ver la cara de su padre a unos centímetros de la suya. Bucky le ofrece una pequeña sonrisa y ella apenas logra devolverla a través de su somnolencia. Su cabello ha crecido más de una pulgada por encima de su cuello, y se han dado por vencidos incluso de intentar cortarlo a raíz por el último desastre. Él lleva su única chaqueta y su mano de metal cubierta con el guante negro, lo que significa que debe haber salido del departamento antes de despertarla esta mañana.

Lo cual es extraño, por decir lo menos.

Bucky nunca deja a Svetlana sola, ni siquiera por los ratos más pequeños. Cuando va al mercado a comprar o encuentra un trabajillo cerca, siempre le pide que lo siga, y ella se compromete a no abandonar su línea de visión por miedo a preocuparlo otra vez. Incluso cuando estuvo enferma hace unos meses, él había insistido en llevarla. Había sostenido su temblorosa y febril forma contra su pecho mientras se movía a través de los ghettos, intentando encontrar a alguien que pudiera venderles cualquier tipo de medicina. No es que alguien pueda o deba culparlo, pero es muy terco a su manera.

Entonces, que él la haya dejado sola sin razón aparente esta mañana es ciertamente algo que exige alguna explicación.

Y, además de eso, por primera vez en mucho tiempo, los ojos oceánicos de Bucky no se ven peligrosos ni atormentados, sino... ¿emocionados? Puede parecer aliviado, divertido e incluso muy raramente feliz, pero emocionado aún no es algo que haya visto. Con una expresión como esa en su mirada, Svet tiene que abrir ambos ojos para verlo mejor.

—¿Qué pasa? —sin embargo, todavía no puede resistir un bostezo mientras pregunta.

—Ven —es todo lo que dice antes de apartarse.

Ella gime, agarrando su mano y tirando de ella.

—Papa.

—Vstavay. Despierta, Sveta —se pone de pie y regresa a la pequeña cocina que tienen en el departamento en el que se encuentran. Despierta.

—Pero me gusta dormir —protesta Svet, enterrando la mitad de su rostro en la mochila mientras se asegura de vigilar a su padre.

—Lo sé, pero tengo una sorpresa para ti.

Eso ciertamente eleva su interés.

—¡Oh! —ella se desliza del delgado colchón—. ¿Una sorpresa?

Bucky se encoge de hombros casualmente.

—¿Cuál es? —apresuradamente llega a su lado, mirándolo con curiosidad.

RESURRECTION OVERTURE ▹ barnes-romanoff (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora