Única parte

275 19 2
                                    




—¡Ahh!

Introdujo un tercer dedo a la vez que besaba y mordía su espalda, entrando y saliendo de manera rápida y constante; un momento después, tomando las caderas de Harry y elevándolas para que este dejara su culo en alto, decidió probarlo directamente. Mordió sus nalgas al mismo tiempo en que las apretaba, ganándose gemidos altos del rizado y, separándolas, sacó la lengua para lamer desde el perineo hasta su rosada entrada, formando círculos al rededor de ésta, saboreando en su boca el gusto salado que desprendía.

Harry jadeó al sentir su entrada invadida por una húmeda lengua, jugueteando de lado a lado mientras entraba y salía a su gusto, provocando cosquillas y llamaradas de placer asentándose en su pelvis. Quería más. La sensación de vacío y la necesidad iban en aumento. Sin vergüenza alguna comenzó a mover sus caderas en busca de más contacto, Louis captó el mensaje y rio contra su entrada, haciendo que rodara los ojos por la sensación placentera que la acción había provocado.

El ojiazul se separó, admirando la vista que tenía delante: la cabeza de Harry se encontraba entre sus brazos aferrados a la sábana, dando un aspecto firme a los músculos de su espalda mientras que la curvatura de la parte inferior de ésta se alzaba, exponiendo su intimidad que brillaba por su saliva escurriendo hasta sus testículos, siendo sostenida por un par de piernas blancas y fuertes. Sin poder evitarlo, Louis comenzó a masturbarse, esparciendo el líquido preseminal a lo largo de su miembro.

—Te quiero dentro de mí— dijo Harry, volteando su rostro de mejillas rosadas y labios hinchados—. Ahora.

Louis casi se ahoga con su propia saliva al oír su voz ronca nublada por la excitación. El rizado separó un poco más las piernas, mirando directamente al castaño que había dejado de acariciarse para mirarlo de regreso con suma atención, invitándolo a entrar en él; se colocó entre sus piernas, alineando su miembro en la entrada del otro para introducirse de manera lenta, llegando hasta donde su longitud lo permitiera. Esperó unos segundos disfrutando de lo estrecho que Harry es, permitiéndose sentir los espasmos que ocasionaba su intromisión, comenzando a embestir a un ritmo lento pero brusco, creando un sonido sordo cada vez que chocaba piel con piel.

Con una mano tomó las caderas de Harry y con la otra azotó su nalga izquierda que, rápidamente, adquirió un tono rosado. "Más...", Louis repitió la acción cinco veces hasta que la forma de su palma resaltaba roja sobre la blanca piel, acariciando y dejando una sensación de ardor que hizo a Harry apretar la mandíbula y cerrar los ojos con fuerza. Las embestidas eran constantes y sus piernas comenzaban a doler; sin poder más, se dejó caer sobre la cama, liberándose del miembro de Louis quien, al instante, pidió que rodara sobre sí mismo hasta quedar sobre su espalda.

Tomó las piernas de Harry, llevándolas hacia su pecho al tiempo que entraba nuevamente en él, inclinándose para besarlo con desespero, explorando la boca ajena con su lengua que se encontró con la del ojiverde, enrollándose una con la otra. Louis arremetía profundo, tocando de tanto en tanto la próstata de Harry y, cuando esto pasaba, él no hacía más que gimotear y cerrar los ojos con fuerza; entrelazaron las manos por encima de sus cabezas para morder y lamer el cuello del otro, dejando marcas rojas y moradas, expresando todo el placer que sentían a través de gemidos y jadeos constantes.

El ritmo que llevaban cambió. Ya no era lento y profundo, ahora era más constante, incluso rápido, con Louis entrando y saliendo completamente de Harry, golpeando piel con piel, estimulando con cada embestida haciendo que el rizado rodara los ojos y apretara la mandíbula mientras que Louis, por su parte, respiraba con dificultad siendo consciente de cada parte de su cuerpo, sintiendo cómo las gotas de sudor de su frente resbalaban libres hasta las cuencas de sus clavículas. Ambos se encontraban agotados, sin poder respirar, llegando al límite de su excitación; un escalofrío ascendiendo desde la punta de los dedos de los pies hasta la pelvis de Harry lo hizo temblar, obligándolo a quedarse quieto para liberarse sobre su propio pecho y el de Louis: gritando su nombre. Poco después, mientras Harry continuaba en la nube de su orgasmo, Louis se corrió dentro de él al tiempo que gemía sobre sus labios ya hinchados y rojos.

MiéntemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora