Entramos a la Universidad, tú a estudiar medicina y yo contabilidad. Unos sanan y los otros hacen heridas, o eso dicen.
El tiempo pasaba y no avanzábamos mucho.
Nos empezamos a separar y la Universidad terminó por romperlo todo.
Te fuiste a la capital mientras yo me quedé en el mismo lugar de siempre estudiando una carrera fácil y que me diera cierta estabilidad. Tú por tu parte siempre pensaste en grande y bueno, lo hiciste en grande.
Me constate que era difícil, mas no imposible y que estando bien organizado podrías hacer todo de buena manera. Todo aquello que me contabas, tus exámenes de diez páginas con tantas preguntas que no sabías qué poner y aún así sacabas nueves en casi todo, eso era lo que utilizaba como motivación para dar el mismo empeño y esfuerzo que tú.
No quería defraudarte, así que dormía en clases y trasnochaba en casa con tal de estudiar toda esas horas y aprobar las materias. Lo hice, el primer año fue duro para ambos, para alguno más que otro (es diferente ser listo y estudiar lo que te gusta a hacer lo que puedes y estudiar lo que puedes, así que la presión era alta, pero la agradecía) y logramos sobrevivir a nuestro primer año de carrera.
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La Rutina del Girasol
RomanceUn día cualquiera de navidad, mientras la rutina lo sumía en la televisión, tocaron a su puerta, y desde ese momento el niño al que le interesaba solamente pasar el día a día, encontró una nueva obsesión. Pasaban los años, y casi tan religiosamente...